Sobre las doce de la mañana cargadas las maletas en la goleta. Presentación de la tripulación, un capitán. Un segundo que hace las veces de cocinero y dos grumetes que están a todas…
Instalados en los camarotes y después de pasar revista a las instalaciones. Mesa de proa y de popa, comedor interior, etc zarpamos hasta una pequeña cala a poco más de 300 metros del puerto. A la espera que amaine el viento se nos hace la hora de comer. Excelente comida con toda clase de verduras, patatas bien condimentadas. Ensaladas de todas clases y unas pequeñas hamburguesas. Regadas con el vino que habíamos comprado en el Dutty Free del aeropuerto de Estambul.
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Tarde de relax, alguien se baña al grito de el agua está a 23 grados…y tras un largo espacio de reflexión zarpamos rumbo a otra cala para pasar la noche. Durante la travesía el capitán ordena desplegar velas. Navegamos sin motor hasta la llegada a la bahía donde buscamos refugio del viento y pasaremos la noche. Cena y “fuego” de grupo. La primera experiencia fantástica.
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