Y LLEGÓ LA LLUVIA
Entre L’Agudiña y Campobecerros el paisaje de este Camino Sanabrés cambia esencialmente y pasamos de los carballos (de las tres últimas etapas) al brezo. A ese monte de arbusto, con algún pino escapado de la forestación de Icona. Y a lo lejos vas observando el pantano das Portas y las obras del AVE, que por aquí se hacen más intensas, ya que alcanzan la espectacularidad del desmonte y los túneles.
Todo eso se lo explicábamos el franchutis y yo a Vicente y Pope para que fueran asentándolo en su imaginación porque de verlo, hoy, ha sido casi imposible. A la noche cerrada bajo el manto de un orballo que calaba los guantes…le ha seguido la niebla meona que no te dejaba ver a unos 20 metros de distancia. Con esas condiciones nos hemos pasado prácticamente los primeros cuatro kms de la etapa hasta que ha empezado a clarear (el sol, ni estaba, ni se le esperaba, aunque, sobre las once ha hecho un tímido intento de decir “aquí estoy”. Un espejismo) Encender la Luz de la mañana no ha significado una mejora en la claridad de lo que veíamos. El brezo se distinguía a esos escasos 20 metros y del pantano ni siquiera cuando hemos culminado el Porto do Espiño.
Nuestra atención prioritaria se concentraba en caminar (llegar lo antes posible) y hacer visible nuestra presencia a los escaso vehículos que pasaban por esa carretera (esa es otra, casi todos la etapa ha sido por asfalto) Ya cerca de la Venda de Teresa hemos empezado a distinguir algo más el paisaje, pero de ver allí abajo Agudiña nada de nada. A poco de eso un desvío nuevo por las obras del AVE nos ha intranquilizado algo, no había ni una sola flecha amarilla que nos hiciera pensar que ese era el Camino correcto. Menos mal que los GPS funcionan y sabíamos que nos devolvería a la carretera (aquí si pedíamos asfalto) Finalmente la niebla se iba hacia abajo y por poco tiempo nos ha permitido ver y hacer alguna foto del embalse y del paisaje que nos rodeaba. A todo esto la lluvia se mantenía imperturbable a nuestros deseos y seguía ahí (con mayor o menor intensidad) Pasada la Venda de Capela, un tramo de camino al uso (tierra básicamente) para seguir ascendiendo y reencontrarnos con la carretera y ahora si una bonita imagen del pantano das Portas. A nuestra izquierda las laderas de estas montañas que forman un manto verde (agrisado por las nubes) diferente a lo visto hasta ahora. Cuando ya avistábamos Campobecerros al fondo de un valle con río incluido, topamos con el desvío por camino hacía esa población. Arreciaba la lluvia y conocedores de las dificultades que entrañaba la bajada en esas condiciones (es un descenso casi en vertical por una zona de piedras de pizarra) hemos optado por seguir por carretera, unos 2 kms añadidos, por la seguridad personal (no hemos venido a ser héroes, sino a llegar a Santiago). Todo este tramo bajo una lluvia pertinaz, cada vez más fuerte que nos ha dejado empapados. Descanso en el Bar de Rosario, algunos, como el franchutis al calor de la estufa, por si la espera podía secar sus botas (iluso). Mañana dicen que las condiciones empeoran…son cosas del Camino. ¿Ustedes se imaginan una Galicia sin lluvia?(a mi estos días me gustaría)