TOMANDO LOS BAÑOS

TOMANDO LOS BAÑOS

Se presumía un día complicado por el viento y las corrientes de mar abierto. La salida de Datça ha sido a las seis de la mañana en previsión a que a media mañana el viento hiciera desagradable la travesía. Todos o casi todos a cubierta, el segundo Pippo, está curado de espantos de hace dos años. Poco a poco fueron amaneciendo, cafés, infusiones, sin etc. Y con cierta expectación a las maniobras del capitán.

Mientras salíamos de la bahía ningún miedo (que exagerado es el capitán) pero al salir a mar abierto “ya veréis” (dijo con sorna el capitán) y empezó a bailar de un lado para otro…todos quietos, incluso Pippo se durmió…casi tres horas de navegación entre plácida y una parte de revuelto de estómago. Con esas llegamos a una pequeña bahía para el desayuno (joder estaba ya el estómago pegado a las paredes) Satisfecho el apetito, otra vez a navegar hasta un pequeño yacimiento griego de 1500 a.c, Knidos, pero que al llegar observamos que allí había una gran ciudad de la época con todas las construcciones típicas de ella. Una pequeña península con dos puertos naturales que la hacían estratégica en su época. Cuidado se paga nada más bajar de la zodíaco auxiliar. En ese mismo puerto tres barcas de pesca con sus moradores desayunando, suponemos después de la faena (una imagen muy singular) Cumplida la parte cultural del día (tampoco ha habido muchas en este viaje) volvemos a la mar abierta hasta un paraje idílico con unas montañas que albergan una finca de olivos y otras especies. Contrasta este paisaje verde, casi como un vergel, con la fisonomía de la costa árida y casi sin árboles. Parada y fonda…primer baño con el agua a 24,8 grados. Otros se aventuran con el kayac hasta la entrada de la casa. Hoy es día de aquaplan…aperitivo, comida, siesta y vuelta a la “piscina” natural hasta el siguiente aperitivo…previo a la cena. Algunos (seguro que los más inconformistas) deciden irse en la zodiac hasta una playa del enfrente pensando que llegaban al paraíso caribeño (aguas azules, las había. Arenas blancas, sustituidas por piedras pómez y demás inconvenientes) volvieron con cara amarga de haber pasado un mal rato. Los otros (yo por ejemplo) después de la siesta, un baño en las aguas mansas y cálidas al lado de la goleta. Una nueva barbacoa para cenar, esta vez con carne (cordero, ternera y pollo a la turca)… un chablis homenaje a Lola (la segunda botella salió con tapón) Y una larga, larga conversación con el capitán de la  goleta, que nos relató algunas de las muchas anécdotas que suceden en este “cascarón” que lleva más de 20 años surcando estos mares. Como no somos paparazzis no diremos los nombres de los muchos famosos que han cenado en esta misma mesa…Relatos con alma, donde por mucho que queramos todos somos iguales en medio del mar. Confesiones de un capitán que todavía se guarda muchos de los secretos que encierran estas maderas. A la hora de escribir esta crónica…nuestro capitán en la zodiac se escapa hacia…yo no le voy a preguntar dónde.