Dejamos definitivamente Cervera de Pisuerga y la Casa Goyetes y nos dirigimos por la C-627 en dirección a Palencia. A pocos, unos tres kilómetros de Olmos de Ojeda, donde visitamos Santa Eufemia, encontramos Moarves de Ojeda y al lado mismo de la carretera la importante, yo diría que imprescindible de visitar, iglesia parroquial de San Juan bautista. El topónimo parece que hace referencia al proceso repoblador llevado a cabo por grupos de origen mozárabe. La parroquial de San Juan Bautista fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1931. Se trata de una de las iglesias más conocidas de la provincia a la que han prestado especial atención los eruditos y catalogadores de arte medieval.
En el exterior se nos muestra como una construcción realizada en excelente sillería arenisca de tonalidad rojiza. Su mayor interés radica en su fachada meridional, una de las más bellas del románico castellano, donde se detecta la actividad de dos maestros distintos. Uno de estos artistas labró los capiteles de la portada de ingreso, que se abre en la parte inferior formada por cinco arquivoltas de medio punto que descansan sobre una rica colección de capiteles historiados, y otro fue el artífice del friso superior, datado en torno al año 1185 y que está compuesto por la figura del Pantocrátor rodeado del Tetramorfos y flanqueado por el colegio apostólico dispuesto bajo arquerías polilobuladas y portando libros o filacterias identificativas.
La puerta está formada por cinco arquivoltas. En los capiteles de la puerta podemos observar representaciones de: músicos, danzarinas, Sansón desquijarando al león y una pareja de jóvenes abrazados, capiteles de acantos intercalados entre otros tres con parejas de figuras humanas en distintas actitudes: personajes afrontados con escudos y espadas, dos hombres luchando con un león y dos más leyendo un libro. La iconografía de estos capiteles parece íntimamente relacionada con lo pecaminoso y la lucha contra las fuerzas del mal.
Soportando el friso encontramos dos ménsulas figuradas: una con un guerrero alanceando a un monstruo fantástico y otra con un personaje de rasgos negroides. A cada lado de la portada hay una ventana con capiteles de acantos y grifos afrontados.
SAN ANDRÉS DE ARROYO
Desde Moarves, desandamos unos dos kilómetros por la C-627, pero esta vez en dirección a Cervera y tomamos un desvío, que no es otra q que la carretera que nos lleva a Alar del rey, a poco más de tres kilómetros está San Andrés de Arroyo. Enclavado en un bello paraje dentro del valle de la Ojeda, a tan sólo ocho Km.. al oeste de Alar del Rey, encontramos el monasterio femenino de San Andrés de Arroyo, uno de los conjuntos monumentales más importantes de la última etapa del románico palentino. Por otra parte, lo conservado del conjunto permite afirmar que nos encontramos ante un ejemplo paradigmático de monasterio cisterciense, el único que con estas características tan definidas podemos hallar en la provincia de Palencia.El 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico lo que permitió que años después, en 1958, la Dirección General de Bellas Artes procediese a una restauración de gran parte del conjunto. Actualmente cuenta con una de las comunidades de monjas cistercienses más numerosa de España. La iglesia consta de de planta de cruz latina con una sola nave, crucero y cabecera triple formada por un ábside central poligonal y dos laterales cuadrados.
Sin duda, lo más espectacular del monasterio es su magnífico claustro, uno de los más interesantes del tardo románico español. Solamente el lado oriental rompe con la armonía del conjunto ya que fue reconstruido en el siglo XVI cubriéndose con bóvedas de crucería para soportar el peso de una galería superior. Los lados norte y sur están constituidos por dieciséis arcadas sobre columnas pareadas, mientras que en el lado occidental se distribuyen diecinueve.
Los capiteles pareados se visten de hojas alargadas muy carnosas e incurvadas en los extremos superiores, albergando a veces cogollos o bolas. Entre la gran variedad existente se pueden identificar composiciones de entrelazo, bayas, o la típica forma de cáliz floral. En otras ocasiones las esquinas del cuerpo superior de la cesta adoptan forma de pétalos con un desarrollo en espiral y un acusado trabajo de calado.
Los principios constructivos están íntimamente ligados a un ideario decorativo en el que prima la ausencia de figuración. Sin embargo, sorprende la minuciosidad con que ha sido trabajada la ornamentación vegetal que alcanza resultados tan sobresalientes que ponen en duda el rigorismo de los principios estéticos cistercienses.
SAN JUAN BAUTISTA DE SANTIBAÑEZ DE ECLA
Frente al Monasterio de San Andrés de Arroyo nace una pequeña carretera que nos lleva a Santibañez de Ecla, apenas cuatro casas y una iglesia románica datada en el 1319, lo que permite pensar que el estilo románico perduró en el norte palentino más allá de lo razonable. San Juan Bautista de Santibañez de Ecla consta de una sola nave con portada de medio punto. Tiene cabecera cuadrada y torre defensiva de dos cuerpos en el muro.
SANTOS JUSTO Y PASTOR-OLLEROS DE PISUERGA
La iglesia rupestre de los Santos Justo y Pastor en Olleros de Pisuerga se encuentra excavada en un promontorio de naturaleza arenisca. Alrededor de la iglesia y en la misma dirección se extiende una necrópolis medieval de tumbas antropomorfas excavadas en roca. La planta del edificio, presenta algunas irregularidades debidas, a las exigencias topográficas.
La iglesia posee una pequeña espadaña sin ningún tipo de decoración y una sola portada de medio punto. La clave de arco presenta un escudo esculpido con una cruz y los símbolos de la Pasión. Parece ser que la construcción primitiva correspondería a la actual sacristía, podría ser del siglo VI, donde está la puerta de acceso (hoy en día cegada) desde el exterior, si bien el grueso de la iglesia parece pertenecer a los siglos VIII-IX.
La planta de la ermita consta de dos naves, con sus correspondientes capillas absidales, abriéndose a la derecha una estrecha galería, hoy sacristía y a la izquierda la que fue capilla principal con su altar primitivo. Al lado se ubica otra capilla descubierta en 1931.
Las modificaciones se hicieron en el siglo X y algunas en el XII de acuerdo con la arquitectura románica.
Alguien nos avisa de que cerca de Olleros y de Mave hay una ermita rupestre excavada en la montaña. Unos 200 metros antes de llegar a Villacibio, a la derecha viniendo de Olleros, hay una pista, en mal estado, es preferible ir andando (preguntar en el pueblo) que nos conduce hasta una ermita San Pelayo del siglo X y que como otras que debieron existir en la zona sirvieron de recogimiento a muchos ermitaños.
Vallan estas imágenes como muestra:
El cimborio se apea en arcos de refuerzo y sobre estos, en el lado sur, se observan cinco capiteles con temas como Daniel en el foso de los leones, Adán y Eva flanqueando el árbol y animales fantásticos afrontados que recuerdan similares motivos en la cabecera de Cozuelos, Frómista y Santillana del Mar. En las trompas del cimborio se ven relieves con los símbolos de los evangelistas.
SANTA MARÍA LA REAL – AGUILAR DEL CAMPO
La iglesia de Santa María está documentada históricamente desde el siglo XI. Las donaciones de los poderosos de la comarca se suceden en esa época de forma continua. A mediados del siglo XII es un Monasterio de boyante economía, sobre el que ejercen su patronato algunas importantes familias de la nobleza feudal.
En 1169 el rey Alfonso VIII entrega el “lugar llamado Santa María de Aguilar, con sus dominios, fuentes, molinos y todo lo que le pertenece” a la orden de los premostratenses. Los monjes que ocupaban el Monasterio no se resignan al expolio y plantean sucesivas demandas ante la autoridad eclesiástica. Para su desgracia el asunto quedó zanjado a favor de los mostenses en 1173 por una bula del cardenal Jacinto, legado papal, que ponía el Monasterio bajo la directa protección real.
Entre momentos de esplendor y profundas crisis, la Edad Media es la época dorada de Santa María. Sus posesiones son abundantes y las rentas que producen permiten mantener un importante edificio, aunque de vez en cuando la tranquilidad se ve duramente alterada.
El siglo XIV es tiempo de catástrofes. En 1323 los propios monjes se sublevan contra su abad, transgrediendo de nuevo todo voto de obediencia y en complicidad con varios cientos de hombres de la cercana villa de Aguilar saquean las estancias del Abad, arrasando después tierras y dependencias del Monasterio.
Por Decreto Ministerial del 11 de Octubre de 1835, el Monasterio de Santa María La Real de Aguilar de Campoo desaparece como instituto eclesiástico. A partir de esa fecha se produce el abandono y la ruina del edificio.
Con el proceso de desamortización las tierras dependientes del Monasterio y las dos hospederías pasaron a manos particulares, pero no así el propio cenobio que, no hallando comprador, fue víctima de una rápida ruina a pesar de haber sido declarado Monumento Nacional por Real Decreto de 12 Junio de 1866.
Así, en 1871 se arrancan la gran mayoría de los capiteles del claustro y alguno de la iglesia, con destino al Museo Arqueológico Nacional -uno de ellos pasaría en 1932 al Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard-. Cuando en 1909 Lampérez realiza el primer estudio de cierta entidad sobre el edificio su estado es lamentable: “bóvedas hundidas, sepulcros abiertos, fragmentos esparcidos; (…) abandono y profanación; tal es lo que se ve allí”.
El primer intento de recuperación del Monasterio data de tiempos de la Segunda República cuando se restaura el destrozado tejado de la iglesia, pero estos proyectos se verán truncados poco después. Durante la Guerra Civil se instala aquí un improvisado cuartel, cuyos soldados dejarían huella imborrable del paso de sus fusiles en algunos de los muros del edificio.
El claustro es el elemento arquitectónico central de cualquier monasterio alrededor del que se organiza todo el edificio. A través de él se tiene acceso a la mayor parte de las salas de la planta baja.
Es el claustro lugar de instrucción y de contemplación. En su ala norte y adosado a la iglesia había un banco donde los monjes leían y trabajaban cerca del “armarium”, biblioteca del monasterio, al que se podía acceder desde el mismo claustro. En el siglo XIII los premostratenses cubren el claustro con bóvedas de piedra que sustituyen a la antigua cubierta de madera.
La Iglesia, situada al norte del claustro, con los ábsides orientados al este según el esquema tradicional. Su planta es basilical de tres naves con ábside central; de sus antiguos absidiolas del siglo XIII sólo se conserva el situado al sur, el de la epístola.
Sala capitular.
Fue rehecha por los premostratenses en 1209. Se encuentra cerca del templo, para de esta forma facilitar el paso de la comunidad, cada día, después de la prima. Su escasa altura se explica por tener los dormitorios en la planta superior, sus finalidades eran diversas. Fundamentalmente era el lugar de reunión de la comunidad, el capítulo, donde se trataban los asuntos de interés general y las elecciones de abad, según la regla de la orden. Se utilizaba también como panteón de abades y personajes ilustres, algunas de cuyas lápidas aún se pueden ver.
La sala ha sufrido numerosas modificaciones, como la apertura de los dos arcos al locutorio o la escalera realizada en el siglo XVIII, que partiendo del centro de la Sala y cruzando el arco de la pared este, subía hacia los dormitorios de la planta alta. Esta escalera reducía notablemente el espacio disponible, perdiendo así su carácter de lugar de reunión.
Capilla de Santa María: La función de este recinto se supone relacionada con los preparativos funerarios; desde aquí y en procesión se accedía por la puerta lateral al camposanto, acompañando al religioso difunto una vez concluida la ceremonia. Con la ampliación de la sacristía pasó a ser la capilla privada del abad.
La Iglesia es el espacio donde los premostratenses actuaron con mayor empeño. Aquí se producía el contacto más íntimo entre el monje y la divinidad. Los fieles accedían al templo a través de la puerta abierta a los pies, bajo la gran espadaña, mientras la comunidad lo hacía directamente desde el claustro. Existió un coro elevado del siglo XVI que fue desmontado en la restauración de la década de los años sesenta
SAN MARTÍN OBISPO DE MATALBANIEGA
Abandonamos Aguilar siguiendo la carretera hacia Cervera de Pisuerga, pero a unos cuatro kilómetros tomamos un desvío que nos llevará a Matalbaniega y de regreso a Corvio, donde tendremos oportunidad de visitar dos exponentes más del románico de la montaña palentina.
En Matalbaniega la Iglesia de San Martín Obispo. La iglesia de San Martín consta de una sola nave de considerable altura, ábside semicircular con tramo recto presbiteral y torre de planta cuadrada a los pies de época posmedieval. Conserva dos portadas, una abierta en el muro norte por donde se entra actualmente al templo, y otra cegada en el lado meridional.
La puerta septentrional, algo avanzada respecto al muro, está formada por arco de medio punto y arquivoltas de baquetón y medias cañas con bolas y ajedrezados. Apoyan sobre dos columnas a cada lado con cimacios de billetes y capiteles figurados enormemente deteriorados. La del lado sur consta de tres arquivoltas, dos lisas y la central con moldura rematada por bandas de bolas segmentadas. El capitel izquierdo es de carácter animal y el derecho de tipo vegetal. Los cimacios presentan motivos vegetales similares a los del alero de la nave.
Lo más característico es la impresionante colección de canecillos que coronan el alero, unos setenta aproximadamente, todos ellos decorados con motivos muy diversos, desde formas geométricas hasta figuras animalísticas, músicos, clérigos, alguno de carácter fálico, etc. En el interior destaca la decoración del arco triunfal.
SANTA JULIANA DE CORVIO
En la iglesia de Santa Juliana de Corvio, la torre campanario sustituye a la tradicional espadaña de la zona.
Este es un edificio de transición del siglo XIII que tiende al estilo gótico, aunque su ejecución arquitectónica es románica. Llamativo es el ábside cuadrado y con un óculo vigilante que aporta un aire renovador al conjunto. Tiene planta de una nave y pórtico gótico con archivoltas y roscas agudas. Los capiteles tienen una sencilla decoración con motivos vegetales.
SAN ESTEBAN DE LOMILLA
De nuevo en la carretera nos dirigimos ya hacia el final del día en Santa María de Mave donde pernoctaremos, pero como el día es largo nos permite visitar la parroquial de San Esteban en la localidad de Lomilla a unos 5 kilómetros de Aguilar de Campoo en la carretera de Herrera de Pisuerga. La iglesia parroquial de San Esteban, merece ser visitada por dos razones una de ellas el ser otro de los edificios que conforman el patrimonio románico del entorno. En su exterior destaca la portada de medio punto con arquivoltas lisas, en el ábside los numerosos canecillos figurados y geométricos. En el interior la nave se cubre con bóveda de medio cañón, arco triunfal apoyado sobre columnas con capiteles lisos.