El final de los finales para los que empezamos en Luarca, Isabel en Navia, Paco en Baamonde y el resto en Santiago. Muxía era la etapa que culminaba este Camino prolongado hasta Fisterra y rezar a la virgen de la barca. Como sucedió ayer, la indulgencia y el km 0 ya estaba en el zurrón de los peregrinos. A partir de ahí unos, los chicos hemos construido una etapa hasta ese cabo que dicen que en dos épocas del año es donde más tarde se pone el sol del continente europeo. Touriñán por más señas, a 5200 kms de Nueva York. Isabel ha seguido el Camino oficial para acabar en Muxía. Los de Touriñán hemos empezado en Lires por la vía del peregrino hasta Frixe, allí desvío y entre carretera, camino entre eucaliptus y pinos hasta el pueblo de Toruiñán. Antes pasamos por O’Castro (aldea) Es ahí donde empiezas a recobrar A Costa da Morte que abandonaste al salir de Fisterra. Olas que rompen contra el acantilado, alguna playa disimulada entre tanta roca y un paisaje entre lusco e fusco (sol y nubes). Vacas pastando, unos cazadores de perdices sin perdices, algún paisano haciendo cosas en casa (es domingo) y 3 kms hasta llegar al faro de Touriñán. Casi final de fiesta después de 20 días de Camino, cuando allá por Luarca nos pusimos en marcha. Fotos de rigor y emprendemos la vuelta a Muxía. Lo primero la visita al Santuario de la Virgen de la Barca…cuya leyenda dice que allí apareció la virgen María a bordo de una barca de piedra y animó al apóstol Santiago a proseguir su misión de llevar la doctrina de Cristo por la Hispania romana… En el lugar se construyó la primera ermita en el siglo XII y luego la devoción de peregrinos y los milagros atribuidos a la virgen agrandó la leyenda hasta la iglesia actual. Un rayo, en 2013 provocó el incendio del techo, hoy reconstruido. Sellado correspondiente a este final de Camino y a comer…Un arroz de marisco, porque pescado no hay en el mercado. El temporal de estos días ha dejado la flota amarrada y no han salido a faenar.
Pero los protagonistas de este final no han sido ni los sellos, ni la comida, ni el cabo de Touriñán. Hoy Vicente, Pope y Tin han elevado sus plegarias y se han encomendado a los dioses y sin más se han introducido en el océano atlántico, supongo que para purificar su cuerpo y (me temo) su alma de los pecados (todos veniales y de poca monta) que atesoran en este Camino. De verlos te entra el frío. Pero como si nada, en perfecto estado de exhibición de sus cuerpos al agua patos…Después de esta “heroicidad” no queda nada más que contarles. Mañana día en Santiago para cumplir con los preceptos del Camino…pero os lo cuento en el último parte…