Posteriormente se añadieron capillas laterales y la cubierta fue sobrealzada. Durante el siglo XVIII desapareció el ábside, se cubrió el campanario con un tejado piramidal y se cambió la orientación del templo. La construcción del embalse entre los años 1949 y 1962 hizo que el culto se trasladara a otro lugar y el templo y el pueblo quedaran escondidos bajo las aguas
El Municipio tiene un especial interés por ser un lugar tranquilo, con construcciones típicas de esta zona de Las Guillerias. Su iglesia consagrada a Santa Maria conserva algún elemento románico, como el ábside. Como observarán en las fotos, se destacan los arcos ciegos de su decoración exterior. Seguimos viaje, podemos continuar por la N-141d, y a la altura de Folgueroles ascender (100metros) hasta Sant Julià de Vilatorta. Núcleo urbano dedicado al descanso del Fin de Semana, o así lo demuestra su fisonomía. Allí encontraremos otra iglesia muy reformada, pero que por suerte conserva una parte del ábside semicircular de la Iglesia primitiva. Construida en el siglo XI, las reformas que ha sufrido como Iglesia parroquial no han permitido conservar casi nada de su aspecto original. Se conoce des del 899. En el 927 aparece como parroquia y durante el mismo siglo fue mencionada como basílica. Fue ampliada durante el siglo XII y modificada durante los siglos XV, XVII, XIX y XX.Encima del ábside hay el comunidor de planta cuadrada y dos pisos.
En el muro sur hay la antigua puerta de entrada que comunica con la rectoría y queda interrumpida por el campanario de torre del lado oeste.
El gran caserón está situado en el punto más alto del gótico y las construcciones de su alrededor son posteriores. La muralla más bien conservada es la de la parte sur y es aquí donde se encuentra la puerta de la entrada. El ábside de la capilla había estado aprovechada para hacer una torre de defensa. La capilla es una construcción de una sola nave de planta rectangular encabezada por un ábside semicircular.
Todo está construido con piedra autóctona de Las Guillerias, de un color rojo vivo, como provinente de la herrumbre.
El caserón fue residencia de los señores del castillo de Taradell y posteriormente pasó a ser una granja. Está documentado des del año 966. Después de los señores de Taradell fue residencia de los de Santa Eugenia de Berga, más tarde de los Torroella. Des del siglo XIII hasta el XV fue residencia de los Vilademany, después la familia Espinzella se instalaron y finalmente acabó en manos de los administradores de la iglesia de la Pietat de Vic que en el siglo XVII lo compraron y conservaron hasta el siglo XIX. La capilla que estaba dedicada a Sant Miquel está documentada des del 1181.
El hecho de que sea propiedad particular impidió que visitáramos su interior donde está la capilla.
Seguimos por la GI-543 y luego por la GI-520 hasta Seva, otro núcleo de población mezcla de lo medieval en su interior y lo contemporáneo en sus alrededores. Su iglesia consagrada a la Virgen María, documentada en el año 952, se construyó un nuevo edificio a finales del siglo XI y principios del XII. Las diferentes reformas, especialmente en los siglos XVII y XVIII cambiaron en parte su fisonomía.
La estructura del templo es de planta en forma de cruz y el elemento mejor conservado de la iglesia originaria del siglo XII es el campanario. De planta cuadrada tiene una alzada de 26,50 metros, seis pisos. Destaca porque no tiene ninguna de las decoraciones que caracterizan a los elementos decorativos lombardos. En su interior los muros se van estrechando a medida que se asciende. Los dos primeros pisos no tiene ventanas al sur, ya que está adosado a la nave del templo. El resto tienen ventanas a los cuatro vientos.
Los capiteles y las bases de las columnas de las ventanas están esculpidas con decoraciones geométricas.
Esas poblaciones merecen una visita también por su conjunto arquitectónico, especialmente en su núcleo antiguo, que conserva parte de su belleza tradicional, sirva este ejemplo.
En el mismo núcleo de Seva sale la carretera que nos lleva a El Brull, nada más tres kilómetros y un nuevo monumento que relatar, en esta ocasión dedicada a San Martín.
Edificio románico, del cual se conserva mejor el exterior que el interior.
Tiene un ábside semicircular decorado a base de ventanas ciegas, distribuidas en series de tres. Las lacenas que la decoran son barrocas.
Tiene un ojo de buey. Los absidiolas se substituyeron en el siglo XVI por capillas de planta cuadrada que son las que pueden verse actualmente.
Como pasa con el castillo, la iglesia perteneció primero a los vizcondes de Osona Cardona, y después al obispado de Vic.
Está documentada des del siglo XI.
Desde Seva, regresamos hacia Vic hasta llegar a Taradell, donde nos espera el campanario de si iglesia de Sant Genís, una de las joyas románicas de la comarca de Osona.
Es una construcción del siglo XI que muestra las influencias lombardas que la catedral de Vic ejerció en la comarca. Es un campanario de planta cuadrada hecho de sillares pequeños y muy regulares y tiene cinco pisos ornamentados por un friso de dientes de sierra. A medida que aumenta el piso también aumentan las ventanas, en el primer piso comienza con lacenas en serie de tres, en el segundo piso tiene una ventana de medio punto, en el tercer piso una ventana de doble arcada, en el cuarto piso hay una ventana trifoliada y en el último nivel fue añadido otro, así que no se pueden distinguir el uno del otro. A comienzos del siglo XX se le añadió un piso después de un incendio. Entre los años 1949 y 50, el arquitecto Puig y Cadafalch restauró este nuevo piso y le dio un aspecto neorrománico y colocó un reloj en cada cara.
La antigua iglesia era mencionada el año 950.
El edificio primitivo fue substituido por el actual que fue consagrado el año 1076. Durante los siglos XV y XVI se hicieron obras de reparación y reforma. El año 1654 fue saqueada por las tropas francesas y un siglo después se puso la primera piedra del nuevo edificio, el cual añadió un piso mas.
En el mismo Taradell buscamos la Urbanización La Roca y allí, en medio de construcciones actuales, casitas de dos pisos con jardín. Encontramos la ermita de Sant Quirze de Subiradells, una capilla de una sola nave rectangular, encabezada por un ábside semicircular, que no tiene ornamentación. En la fachada sur hay la puerta de entrada tapiada ya que se suprimió la que se hizo en el siglo XVII.
Documentada des del 989, fue reedificada durante el siglo XI y modificada durante el siglo XVII. El año 1936 dejó de tener culto al ser profanada, pero actualmente ya tiene. Sus propietarios la cedieron al ayuntamiento de Taradell.
Finalizado el recorrido, los viajeros sentirán curiosidad por saber en que punto hay que hacer un alto en el camino para el yantar. La zona es rica en lugares donde saciar el apetito, a pesar de que la primera ruta por esta comarca no fue especialmente satisfactoria. Además de los ricos productos del cerdo, bien elaborados por los profesionales de La Plana, además digo, son recomendables las carnes y los guisotes (Escudella y carn d’olla, judías pintas o blancas, etc).
Llegados a este punto escogimos Espinelves, por aquello de que su principal industria es “acoger a los del fin de semana” y por tanto hay que darles bien de comer. Allí uno tiene un amplio abanico de posibilidades: Can Bayes. La Rovira. Ca L’Angelina. Pero al final nos decidimos por Can Celestino, habíamos oído decir que por 1.500 pesetas nos daba de comer con amplitud, y con una calidad acorde al precio, pero con productos preparado amorosamente en su cocina y horno. Y sabiendo donde íbamos (hay que ser conscientes de la realidad), nos preparamos para la prueba de fuego. Como entrantes: Ensalada, normal y embutidos con un pan tostado muy bueno, pasable. Después Escudella (le sale el sabor a la col) y al poco la Carn d’Olla, discreta, mucha pilota y butifarra negra, no me extraña que le salga sabor a col. Acabada esa degustación llegan Pintas con panceta, no está nada mal; y unos Macarrones con atún ciertamente apetitosos. De carne tres platos: Pollo, que quieren que les diga: recalentado. Rustido con setas, normal, como otros y unas Albóndigas con guisantes (jardinera), pasables, solo pasables. Ya están los ocho platos. A veces dicen las malas lenguas varían algunos y te ponen bacalao con uvas pansas o pato con peras. Es cuestión de probarlo. De postre, Crema catalana, como no y Coca de la casa, está buena, vale la pena. La bodega inexistente, con un menú de estas características y precio, vino de la casa (peleón) aderezado con gaseosa, es un consejo.
La experiencia para una vez no está mal, pero repetir sería una crueldad para con las bellezas del románico que merecen un mejor trato a la hora de comer. Ya lo saben CAN CELESTINO Teléfono 938849285.