QUINTO DÍA

A las siete menos diez, poco antes de lo que estaba anunciado, la goleta Levent Captain 1 se pone en marcha en dirección a Kalka donde pasaremos el día. Salimos a mar abierto y hoy la travesía se presume tranquila. El mar está calmo y los miembros del grupo con ciertas reticencias a navegar en condiciones poco favorables están tranquilos y recompensados de penitencias anteriores. Después de dos horas llegamos a una pequeña cala donde desayunamos…Como de costumbre y para finalizar una tarta de chocolate con nueces…Luego nos desplazamos hasta la costa frente a Kalka, pero nos quedamos al abrigo en una pequeña bahía de aguas mansas. Relax… hoy es el día dedicado al relax, sin agobios, ni visitas culturales. Solo sol (las chicas al tostadero), los chicos a sus quehaceres profesionales, yo a lo del jubilado y alguna a controlar las consecuencias de su actividad empresarial…es lo que toca. Cuando el calor aprieta, todas al agua, esta vez a 21,2 grados (joder que fría, me digo y me abstengo de mojarme en el mar). Dejemos vía libre a las valientes.

Secarse al sol que más calienta y los chicos a preparar el aperitivo. Como ven todo relax.

A las dos en punto a comer…¿cuál será la sorpresa del día en el lunch?. Aparece tsatsiki (pepino, yogourt y ajo) fresquito para el calor. Luego arroz condimentado y de plato principal una pseudo lasaña pero con berenjena. Sorpresa y otro plato estrella….

Después más relax (bueno siesta) porque el panorama era desolador en cuanto actividad física. El máximo esfuerzo ha sido el encontrar la posición idónea en los múltiples sofás que hay en la goleta…

Nos vamos dice el capitán y en ese momento al grito de yo también quiero un gin tónic se preparan siete más el cubata origen de la revolución de la “tónica a la hora de irse”…Frutos secos, unas patatas y “venga, venga”….

A la lancha en dos turnos y en silencio porque para llegar a buen pùerto había que pasar por unos barcos de la marina turca…fotos no, pero ya habíamos inmortalizado el momento…

Llegamos a Kalka y nos encontramos con otro pueblo dedicado al turismo. En este caso al inglés. Nos informan que aquí el 60% de las casas están ocupadas por hijos de la Gran Bretaña…no me extraña que todos los carteles estén en ese idioma. El pueblo está casi desierto, pocos turistas y comercios, bares y restaurantes esperando el aluvión que no llega.

Los comercios dedicados a las marcas de moda en su faceta de copia e imitación…relojes, bolsos, ropa de pega mezclados con artesanía popular y souvenirs. Una localidad con mucho encanto en su fisonomía a pesar de estar dedicada al turismo.

Alguna compra y unos refrescos a la orillita del mar como corresponde a nuestra condición de guiris.

Regresamos al barco para recuperar el wifi y conectar con el exterior…amigos, familiares y agregados en facebook e instragram son los objetos oscuros del culto del móvil….

A cenar…hoy con velitas románticas…lo habitual…unas verduras de gran factura…un puré de patatas, puro vicio…y carne a la plancha bien de sabor y hechura.

Al final un pelín de aire empezaba a cambiar la vestimenta…”por favor una rebequeta” era lo más comentado. Hasta que alguien descubre la noche, el cielo y las estrellas en el firmamento. Todos a la borda para observar el cielo sin telescopio…y se oye “mirar que luz, debe ser Venus?” “Bocas abiertas ante una visión excepcional” hasta que alguien en su sano juicio dice “bueno, es La Luz del mástil” y ahí se perdió el encanto de un firmamento de excepción.