ETAPA 17 EL SHERPA

La etapa de hoy entre Brugos de Fesnar (lugar donde pernoctamos) y La Magdalena tiene dos elementos comunes. El primero, que refleja el titular, es la conversión de uno de los AV, Bastien por más señas (joven francés)en sherpa de André (más conocido por “Franchutis”) Desde el primer minuto del recorrido, Bastien se ha pegado a André a modo de velador de su causa y así hasta La Magdalena. Momentos de cierta dificultad en alguna cuesta que otra. Hay que decir que la que sale de Olleros y llega a la conexión con la CL-626 (de ella hablaremos más tarde) unos 3 kms y medio, tiene su miga y es de sudor (gastando tocino, en argot Camino) y control de resuello y pulsaciones en alguna ocasión. En este pueblo se da la circunstancia de: “lo que sube, baja y al revés. No se si las fuerzas telúricas, que dicen aquí, juegan un papel importante en este tema. Lo cierto es que con un coche en punto muerto a pocos metros de su iglesia, con la sensación óptica de que estamos en una subida, el vehículo comienza a bajar hasta la propia Iglesia. Al revés lo mismo, empieza subir, mientras tu crees que estás en una bajada. La historia habla de que en tiempos medievales unos ladrones dejaron su carro mientras robaban en la iglesia y este apareció a las puertas de dicho monumento frustrando el robo. Leyenda urbana o no…pasen y compruébenlo. Volviendo al Sherpa Bastien…los cuidados han llegado a tal extremo que después de esfuerzo suplementario le facilitaba su botella de agua para reponer cualquier viso de dehidratación…ver para creer.

La crónica, no sería crónica del día si no hablamos de La Robla, un lugar importante en este Camino. Primero porque en el mundo del peregrinaje a Santiago es punto de encuentro con el Camino de El Salvador, que acaba en Oviedo en la catedral dedicada a El Salvador…dice una canción medieval francesa de los peregrinos a Compostela “quien va Santiago y no al Salvador visita al criado y olvida al Señor”. Luego su tradición industrial y minera. Aquí se crea el tren Hullero, precursor del hoy FEVE, allá por el 1894, que con 335 kms de vía la une a Bilbao. Hoy impresionan sus cementeras (las fotos son elocuentes) y la térmica, aunque nos han dicho que está de baja y que podría desmantelarse en un futuro próximo. Su economía está basada en estas importantes industrias, tras la reconversión del carbón.

Otra circunstancia que debemos incluir en el resumen de esta etapa es el paso por una serie de localidades con el nombre común de Alba. En principio y tras ver una calle dedicada a los “duques”, pensamos que había alguna vinculación. Preguntado un paisano nos ha confirmado que no. Alba era un concello que agrupaba a toda esta zona, vinculada al monasterio de Covadonga. Será así…la reconquista dio para mucho y esto podría haber sido Asturias en aquellos tiempos.

La segunda cosa en común de esta etapa es la presencia de la CL-626. Similar a la CA-730 de Cantabria. Asfalto que se convierte en icono de etapas que mejor deberían transcurrir por monte y te obligan a capear coches mientras caminas. Aunque dicen que el Hullero se construyó por las vías de los peregrinos (de entonces) las comunicaciones por carretera son normales en cualquier Camino, aunque fastidien.

Hoy se ha unido a nuestra fauna una ardilla perdida entre árboles comunes de nuestro paisaje, un roble en esta ocasión.

Comida en el Hotel Santa Lucía de La Magdalena (final de etapa). Copiosa, bien elaborada y menú de km 0. Mañana más que hoy ha sido corto el caminar, pero largo el relato.