Se trataba de encontrar pequeñas joyas en el Chianti. Fuera de los circuitos turísticos o de las grandes aglomeraciones como Greve , Radda o Casstellina in Chianti. La primera parada ha sido Barberino Val d’Elsa con un centro histórico formado por casas en piedra bien conservadas. Da gusto ver estas localidades como han mantenido ese atractivo sin ser cartón piedra como en otros lugares.
De ahí siguiendo los consejos de los lugareños directamente a Linari y ahí decepción. El Borgo o centro histórico está en manos privadas (son dos viviendas tras un arco). Y no hemos podido pasar. El Castillo está en reconstrucción y la otra parte del pueblo no se habla con los de arriba. “Vergonzante” nos decía una paisana junto a la iglesia (cerrada) que trasvasaba aceite a unas botellas por aquello del poso.
Con este medio fracaso nos vamos a Sant Appiano allí la iglesia mantiene un abside de su fase románica del siglo XI. La verdad es que carente de interés. Aunque en la fachada principal existen una serie de columnas como si fueran de una iglesia anterior o inacabada. Algún capitel tiene su interés.
Dejamos estos dos núcleos para ir hacia San Donato. Una parada técnica para fotografiar el exterior de su iglesia (estaba cerrada). En un próximo viaje esta localidad merece una parada mayor.
Rapidamente porque se nos echaba la hora de comer hasta Panzano in Chianti. Ya habíamos pasado para ir a Greve. Pero nunca nos llamó excesivamente la atención. Un error. Después de pasear por sus calles y ver su iglesia (sólo tiene interés el exterior) descubrimos en su parte oculta a la carretera un paisaje de ensueño donde se representan todos los elementos del Chianti (viñas, olivos, trigo y bodegas en piedra). Nos escapamos hasta una de ellas La Bocce con el fin de ver su conjunto monumental. Espectacular.
Comer en Cantinetta Sassolini. Excelente. Productos de Toscana, Cocina de Toscana y precio de Toscana. Primero una berenjena a la parmesana, Luego espaguetis con salsa de tomate (como no) y panceta. De segundo unos escalopines de ternera con una salsa de tomate (como es lógico) bien combinada con ajo (suave) y basílico. Todo extraordinario. De postre para acabarnos el vino (Chianti Clásico) una variedad de pecorinos. Estamos en el sitio.
Después de comer salimos hacia Volpaia (la sorpresa de la jornada). A poco más de 5 kms de Radda in Chianti está esta localidad, pequeña, pero con una belleza muy singular. Vale todo. Calles, rincones, terrazas, monumentos y así todo el pueblo. Visita obligada.
Allí una señal decía Panzano, donde deberíamos pasar para ir hasta Montefiorelle a un km de Greve y última de las visitas programadas. Pues hemos seguido la señal y nos ha conducido a una carretera de montaña (tierra y gravilla) de un paisaje muy particular. Vamos de pararse a cada curva y foto. No es fácil seguirla, porque con u coche convencional la tentación de volver al asfalto es mucha. Pero con un 4×4 hay que seguir y descubrir esa belleza.
De allí a Montefiorelle o lo que es lo mismo un pueblo de una sola calle sobre Greve in Chianti que enseña toda la antigüedad de sus casas. Recorrerlo es cuestión de quince minutos, pero vale la pena subir.
Un día de descubrir un Chianti diferente.