ETAPA 7 VERDE QUE TE QUIERO VERDE

“VERDE QUE TE QUIERO VERDE”

“Verde que te quiero verde” escribió Federico en su Romancero Gitano, como si hubiera adivinado que la vocación transumante de ese pueblo los llevaría a contemplar la campiña de Córdoba un 15 de enero después de estar lloviendo casi toda la noche.

Antes la “negra noche” nos acompaña desde los primeros pasos en Santa Cruz camino de Córdoba la mora…rompe la oscuridad La Luz tenue de algunas bombillas en las farolas que cubren la calle…la niebla matinal difumina esa luz y todavía hace más angustiosa la salida de los cuatro caminantes hacia Córdoba…(no se ve a cincuenta metros y lo de  antes, se adivina). Una carretera “mal asfaltada” cubre los primeros seis kms…después comienza una lucha “in extremis” por andar, guardar el equilibrio, sacudirse los kilos de barro que se acumulan en botas y palos, superar obstáculos en formas de charcos piscinas y arenas movedizas que dan con dos de nosotros en el suelo…André, que además cree en esto de la “religiosidad del Camino” lo interpreta como la”caída hacia el Gólgota” y va a tener razón porque la última subida se asemeja mucho a lo que hemos visto en películas como Ben-Hur, que la echan en la tele navidades y Semana Santa.

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Al llegar al indicador de “Córdoba 13,2 kms” ya empieza un camino compactado que pasa por el Cortijo de Juan Gil (coño como el vino, póngame una copita de El Nido por favor). Y ahí si que entre las pocas nieblas que el sol no ha diluido y el viento frío no se han llevado aparece ese “verde que te quiero verde” de un trigo incipiente que le da ese aspecto de alfombra por donde pisan los elegidos (en este caso no es roja). Siguiendo unos mojones en blanco y amarillo chillón primero el 11 y acabas en el uno vas quemando una etapa que empezó siendo de 24 kms y termina en el Hotel Maestre en la calle San Fernando (casco antiguo) en 27,2 kms de penitencia. No he hecho mención al mojón 6, cuando en el horizonte aparece Córdoba porque su visión cenital (bueno desde lo alto) no es tan espectacular como esperaba.

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Comida frugal, reservándonos para Bodegas Campos…sin siesta porque la Mezquita cierra a las seis y no es cuestión de llegar tarde…Una sola palabra define este monumento musulmán y cristiano (con vestigios romanos): Impresionante. Lo demás vengan a verlo o por las fotos. Puente romano, la plaza del potro…el museo de Julio Romero de Torres enfrente y eso si homenaje a quien se vuelve después de una semana entre “sacrificio y placer” en Bodegas Campos…Fino “Los Amigos” y lo típico…si lo quieren saber acudan, coman, beban y paguen…(el rabo de toro deshuesado con meloso de patata estaba de vicio).

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La crónica es mañanera porque el cansancio y otras especies me impidió continuar con el escrito…Ahora a prepararse para subir al Cerro Muriano…esta  noche os lo explico….