ETAPA 12 SANTA CRUZ DE LA SIERRA-TRUJILLO

LA MAGIA DE LA DEHESA

Antes de desarrollar cómo y qué hemos visto en esta etapa hasta Trujillo, hay que hablar de la señalización (mejor de la no señalización) de esta variante del Camino Mozárabe por Trujillo y Plasencia, dos ciudades de un valor histórico y arquitectónico (entre los siglos XIII y XVI) espectacular. En sus primeras etapas todavía se deja ver alguna flecha amarilla, especialmente desde Rena hasta Campo Lugar…pero hoy entre Santa Cruz de la Sierra y Trujillo, una y difuminada. El tramo de unos 18 kms es especialmente complicado porque atraviesa una sierra y transcurre entre Dehesas que dificulta y mucho la orientación. Si los distintos municipios por donde pasa este trozo de Camino quieren consolidarlo como una atracción más deberían tomar cartas en el asunto y procurar por el “Peregrino” que se deja una pasta. Menos mal que Google y las indicaciones de Mundicamino te salvan la papeleta.

Dicho esto, vayamos a lo “serio”…Desde Santa Cruz de la Sierra se inicia una de las etapas más bonitas hasta ahora de nuestro particular Camino, comparable al paso de la Sierra de El Torcal en Antequera. Nada más salir de Santa Cruz empiezan las dehesas; fincas donde se combinan el verde de la hierba después de la lluvia con encinas o alcornoques, la jara (sonido gutural y raro en franchutis) y la piedra, cuando la hay. Delimitadas por unos muros de piedra que a lo mejor (por decir algo) tienen más de mil años. En ellas pastorean desde equinos, bovinos, vacuno y cerdos (cuando se ven) Especialmente adecuadas para la cría de la raza brava en España. Aquí hemos ido viendo vacas, caballos…el rebuzno de un burro a lo lejos, ovejas y después de unos kms hemos “topado” con una vacada brava donde habían unas cuarenta vacas, algunos becerros en periodo de lactancia y el semental mirándonos de forma amenazadora. Hasta ese punto, unos 6 kms de andadura (en un para y arranca por lo de las fotos) no hacía frío y el viento que habíamos dejado en Trujillo antes de buscar Santa Cruz en una mañana gélida se había esfumado aunque las nubes denotaban que tendríamos aire en el momento menos pensado. Y así ha sido, pasada la bodega Habla (aquí muy conocida y que produce los vinos Habla del Silencio, de amplia proyección en el sector) y el puente sobre el río(por llamarle algo, aunque si no hay puente te mojas) Magasca, justo cuando empieza la subida final, el aire (frío) ha hecho su aparición y no nos ha dejado hasta la Plaza Mayor de Trujillo (la sensación térmica era de 2 grados) La presencia de animales, aunque sean vacas de cría siempre es un atractivo más y hoy las escenas se sucedían entre un linde y otro de las dehesas…hasta su momento tierno en el que hemos podido captar como el becerro se amamantaba de la madre…Luego Trujillo, la patria de Francisco Pizarro, conquistador de Perú…una ciudad monumental alrededor de su Plaza Mayor. Si no la conocen no dejen de venir y ver todo lo que ofrece, desde su Castillo, su Plaza Mayor, las iglesias de San Martín, San Francisco o Santa María la Mayor, conventos varios…la casa museo de Pizarro y un sin fin de casas y casonas de entre los siglos XIII y XVI principalmente. Además de una gastronomía a la extremeña muy consolidada. Hoy por indicaciones varias (hasta del boticario) hemos comido en El Corral del Rey…acierto total. Unas de las mejores migas extremeñas que he probado y un arroz de rabo de vaca con boletus de ensueño. El único problema (todos los restaurantes de por aquí lo tienen) es una carta de vinos poco variada (más bien corta) y muy caros…al final un Vivancos, que es valor seguro a precio, digamos que, razonable. Mañana etapa corta, pero intensa…