SEMANA SANTA EN FEBRERO
Nada mejor que pasar uno de los días en Sevilla visitando monumentos…El primero la chocolatería de Virgen de Luján en Los Remedios (monumento nacional dedicado a las porras) De ahí paseíto en vehículo por las vallas del Real de la Feria, mientras ya están instalando la Portada (otro monumento) Luego a repasar el desastre de la Expo 92…Menos desastre porque allí están aparcados la mitad de los coches de Sevilla (parecía un cine al aire libre en la américa del mid west, miles y miles) Entramos en la Cartuja, sin cartujos y sin cerámica, aunque cada uno de nosotros tiene alguna pieza en su casa (qué se le va hacer) Desde ahí, con todos los pronunciamientos a la ruina de Isla Mágica y otros monumentos del 92 echados a perder, nos vamos a Triana. Parquin en el Altozano y a pasar el puente desde Triana a Sevilla y viceversa (que no se diga). El mercado de Eiffel cerrado hasta las doce (se levantan tarde, digo yo) Nada interesante. Cruzado el puente llegamos a la Capilla de Santa Isabel y el Mercado de Triana en plena ebullición…frutas, verduras, chacinas, jamón del bueno, pescados capitales que alegran la vista…luego comerlos llena la panza. La primera visita eclesiástica empieza en la Grande, con sus gambas de Huelva, sus camarones (de dudosa procedencia, me dicen) Hay que empezar bien la peregrinación. Rápidamente hasta la Estrella (está al lado) recogimiento frente a uno de los pasos emblemáticos de la Semana Santa sevillana. Reserva en la Blanca Paloma para comer y acto seguido caminito de la Esperanza y el Cristo de las tres caídas…huele a madrugá de jueves santo…devoción entre los feligreses allí concentrados. Buscamos la iglesia de Santa Ana, por aquello de su majestuosidad en el siglo XII. Arte gótico-mudéjar con la evolución lógica…estaban cerrando y no era momento de retrasar la hora de la comida de los empleados…
A comer nosotros en la Blanca Paloma. No podía fallar y no lo ha hecho. Todo superior (hasta la melva canutera) de los segundos hasta los postres. A descansar de tanto ajetreo y esperar a que habrán en el Cachorro…unos al cine a bordo del Ferrari recién estrenado. Otros más modestos y con ganas de viaje, nos hemos acercado al Palmar de Troya donde mora la secta de Clemente y Alonso…hoy ya con el papa Pedro III…la historia en internet. Allí nos han abierto las puertas para que pudiéramos contemplar la suntuosidad de una basílica, que más parece un vaticano en medio de un páramo donde dicen que se apareció la virgen en el 68. Esta “iglesia” de la santa faz reúne a peregrinos y fieles de todo el mundo creyentes de las apariciones marianas y con un sentido de la fe que raya la disciplina tiránica de la religión.
Dejamos la “otra” y llegamos a la Iglesia del Cristo de la Expiración, conocido como el “cachorro” otro de los platos fuertes de la madrugá. Impresionante imagen. Dicen que el autor Francisco Ruiz Gijón allá en el siglo XVII escogió un gitano agonizante como modelo. La trágica historia de este hombre, víctima de los celos, populariza esta imagen del cristo también agonizante. Los trianeros la primera vez que salió la talla reconocieron a “el cachorro” en ella. Tal era el parecido. De ahí su “apodo” La traca final una cena de tapeo en Casa Román en los venerables de la Santa Cruz. De lujo…la mejor opción de estos días (sin desmerecer la Blanca Paloma. Un acierto pleno para acabar una noche de semana santa en febrero.