Cualquier villa, con proyección universal como es el caso de Olba, debe tener cuando menos varios lugares donde la Intendencia Básica del visitante esté resuelta.
Existen dos restaurantes: EL CHICUTO Y EL CALLEJÓN, de plena garantía que pueden improvisar cualquier comida a base de platos fríos: como pueden ser embutidos de la zona (longaniza o jamón) y platos calientes: como algunos que se anuncian en nuestra gastronomía, léase FRIDURA; huevos fritos, costillas de cordero, panceta, aderezados con patatas fritas como guarnición.
Los dos restaurantes están situados en La cuesta de Hilario, una travesía de la calle Plano de Blas, que sale de la Plaza del Ayuntamiento, junto a la puerta de la Casa Consistorial, no tiene pérdida. Si ni por esas lo encontrara puede preguntar a cualquier ciudadano residente o residente temporal. A los dos restaurantes les separan apenas cuatro metros.
Estos dos restaurantes ofrecen también suculentos platos de una mayor elaboración (siempre por encargo), como pueden ser algunas verduras cocidas, diferentes caldos o paellas de extraordinario paladar.
En el primero de ellos (EL CHICUTO) los domingos del verano (agosto) pueden adquirirse pollos a l’ast, como en cualquier capital de provincia o pueblo de mayor densidad de población, también por encargo. En su haber está el buen hacer de Lola, la dueña y cocinera que se ha especializado en paellas para grupos con un extraordinario resultado.
En EL CALLEJÓN, su dueña Encarna, se ha especializado en la elaboración de tapas frías (combinaciones varias de aceitunas con productos conservados en vinagre: pepinillos, cebollitas, etc) y tapas calientes (normalmente callos y caracoles, extraordinarios por cierto).
Visto que ya hemos comido y también cenado, deberemos asegurarnos que podemos dormir y para ello está EL ALBERGUE DEL MAESTRO en la calle del Cantón. Una instalación moderna adaptada para grupos y familias. Quiere decir que tiene habitaciones de cuatro y de más si hace falta. También dispone de comedor para los que pagan pensión completa. En invierno puede uno disfrutar de su cocina-hogar instalada en la sala de estar. El Albergue se ha convertido en un punto de referencia más en la oferta gastronómica. Tienen varios menús a unos precios asequibles. Dada la demanda en los bares-restaurantes de Encarna y Lola, este Albergue del 2002, puede ser una buena opción.
Aseguradas las dos principales necesidades vitales de un visitante (comer y dormir), el pueblo ofrece entre sus atractivos las noches de Olba. Para ello se ha creado una zona de ocio nocturno donde se reúnen jóvenes, entrados en años que se niegan a dejar se ser jóvenes y verdaderos maduritos con vocación de veinteañeros perpetuos. Conocida como “A copas me convidas” allí se concentran los locales de moda en el municipio. Para jóvenes de menos de 35 y alguna incursión de edad superior (elementos incontrolados) está EL CHICUTO, y para jóvenes de más de 35 con ansias de seguir vivos en el mundo de la juerga está EL CALLEJÓN, coinciden como pueden apreciar con el nombre de los restaurantes. Pero es que la rápida actuación de dos personajes entrañables, como son Andrés y Amador consiguen que estos locales sean restaurantes, bares tradicionales de pueblo y bares de copas en un periquete. La pericia puede elevar todavía más el sentido de sus conquistas materiales.
En EL CHICUTO, la especialidad es la cerveza (producto de amplio consumo entre la juventud) y los combinados varios, ya sea en vaso de cristal o de plástico y en su modalidad individual o colectiva (1 litro). Tanto es así, que en ocasiones, puede coincidirse con alguna de las horas de la cerveza, instauradas por Andrés, dueño, barman y animador del local, donde se puede beber cerveza gratuita. Para coincidir debes estar en Fiestas navideñas, Semana Santa, algún puente largo o similar sobre las cinco de la mañana.
En EL CALLEJÓN, la especialidad son los combinados nocturnos, especialmente el CAMPANO preparado con una dedicación especial tanto por Amador, como por Encarna. En la actualidad la combinación de gin GIRÓ, tónica, limón cortado a trozos pequeños, más una gotas de limón exprimido al momento, cuatro cubitos de agua de Olba y servido en copa de boca muy ancha, es uno de los monumentos elevados al buen consumidor de copas nocturnas. Es obligado su consumición por cualquier ciudadano que llegue a Olba y quiera llevarse una visión global de lo que es esta Muy Ilustre y Leal Villa.
Los dos bares permanecen abiertos hasta que clarea el día, siempre en las fechas anteriormente señaladas y en el mes de agosto.
La creciente fama de Olba como lugar de buena acogida y de mejor diversión origina, a veces, que las casas estén llenas o que el Albergue coloque el completo en su puerta. También puede darse el caso de que en la pareja, a uno u otro, o a los dos juntos, les gusten los hotelitos con “encanto”, pues incluso eso ofrece la zona. No la Ilustre Villa de Olba, limitada al Albergue, pero si a unos 10 kilómetros aproximadamente, en el pueblo de Rubielos de Mora; donde cada piedra contiene una leyenda y cada casa muchas piedras.
Allí el buen amigo Manolo y su mujer, han empeñado hacienda y honor en darnos placer a la vista y al paladar. De una casa vieja se inventaron un hotel: “Los Leones”. Palacio solariego de grandes señores, sirve hoy de aposento sencillo, pero elegante del viajante o de los enamorados. Respetando su fisonomía, han recogido incluso los gustos del fantasma que todo castillo tiene, y al final se ha quedado en caserón de ambiente familiar que es el secreto de un buen estar y un mejor dormir.
Teléfono: 978 804 477. e-mail: hotelleones@gudar.com
A diez mil la doble y seis mil la sencilla, uno puede gozar del idioma del silencio en invierno y de la lengua del bullicio festivalero en el verano. Habitación con vistas al embolado, desayunas por casi mil pesetas y comes un elaborado menú por quinientos duros. En euros, sacar la calculadora. También hay que señalar una atractiva carta que mezcla lo moderno (Escuela de Hostelería dixit) con lo tradicional, buena bodega y un precio asequible, entre tres y cinco mil del ala. La relación calidad precio (que es lo que vale) extraordinaria.
Valgan estos dos botones como muestra de la belleza externa e interna de estos bravos “leones”. Un fin de semana al fuego de la chimenea después de pasear por los alrededores bien merece un pequeño dispendio.