SANTO ANTAO 3

El error de dormir en Paul la segunda noche nos hace plantear un día diferente para hoy…

Son tres los objetivos: Cruzinha de Garça, recorriendo la Ribera por Coculi hasta Cha de Igreja y allí emprender un recorrido a pie por el camino de Fontainhas. La propia Fontainhas desde Ponta do Sol y esta última ciudad.

Desde Paul deshacemos camino hasta Ribera Grande y desde allí hasta nuestro primer objetivo. Riqueza en verde puede definirse este recorrido. Vegetación, agua y edificaciones con mayor fortaleza. Primero Coculi, una ciudad copia de las demás de estas Riberas. Carretera empinada para vencer el final de la Ribera y se abre un nuevo paisaje de casas diseminadas por laderas imposibles de vencer. La misma pregunta: ¿quién vive y trabaja esa tierra?…Pues existen personas que sube y bajan las laderas.

Sin solución de continuidad llegamos a Cha da Igreja. Un pueblo agrícola creado en torno a una Iglesia.

Desde allí empieza a vislumbrarse la costa…seguimos y de pronto un paisaje que sorprende por su belleza. Vuelve la aridez de los restos volcánicos pero enfrente una pequeña localidad pesquera con todos los aditamentos que reúne todo lo bonito de una costa y unas casas de subsistencia. Unas barcas arremolinadas en un pequeño puerto y gentes de pesca que hoy no han salido porque la mar estaba brava. Imprescindible en esta visita.

Desde allí seguimos hasta una playa y empezamos a andar por un camino de ronda que bordea la costa y donde te encuentras con lugareños que viene de hacer sus quehaceres. Casi todos dedicados al mar.

Nos quedamos a comer de lo nuestro en una playa al abrigo de los vientos y después regreso por donde hemos venido hasta Ribera Grande y desde allí a Ponta do Sol.

Desde este punto intermedio sale una carretera, bueno camino rural, hasta Fontainhas. Bello, peligroso, hay quen hacerlo en 4×4 con reductora y esperando no encontrarte a nadie de frente… al final del camino Fontainhas aparece como un pueblo suspendido en la nada y frente al mar. Nada especial que responda a una necesidad de ser visitado, pero sólo la experiencia de llegar merece la pena. Eso si, conduzca con mucho tiento y que tenga la suerte de no encontrarse a nadie de frente.

Vuelta con la misma congoja hasta Punta do Sol. Localidad con vocación de punto turístico. Un puerto de gran belleza. Un aeropuerto en desuso. Allí una fiesta popular nos muestra una variedad de productos artesanales, combinado con oficios de la zona…tiene su gracia. Además las olas invitan a practicar un surf suigeneris…

Cuando la tarde empieza a caer es recomendable poner rumbo a donde reservamos para dormir…Casa Covaquinho a doce kms de Paul. Se llega atravesando na ribera desde Paul que casi comunica con el cráter. El camino es espectacular porque refleja, como otras riberas, todo un vergel escondido. Pero no es fácil por cuanto exige potencia de coche para superar algunas curvas muy exigentes. Incluso al final, ya casi en la localidad donde está el hotel, final de la carretera hubo que poner reductora.

El alojamiento, más semejante a un break & bresfat que a un hotel convencional ofrece unas instalaciones con mucho gusto, integradas en el paisaje y a nivel europeo. El precio es muy razonable 50 euros la habitación doble. Hay que añadir la tasa turística, 2 euros persona y noche.

Ofrece un servicio de cena por 13 euros persona muy recomendable. La cachupa que comimos era de las mejores. Vino asequible y buen grogue. Hay que saber donde se va para no decepcionarse del camino. Una vez allí todo es más fácil de entender.
Con el circuito que nosotros hemos escogido hubiera sido mejor hacer dos noches en este hotel.

Añadir que desde Cavoquinho nos dirigimos hacia Porto Novo con el fin de conocer la carretera nueva que acaban de estrenar… Facilita y mucho las comunicaciones de las dos partes importantes de la isla. Tanto es así que la carretera interior, hasta ahora obligatoria quedará para residentes en las poblaciones de la zona y turistas.Antes en Paul tropezamos con la ceremonia de confirmación de algunos feligreses con obispo incluido.

Porto Novo no tiene más que ser un punto de comunicación con Mindelo. Ciudad convencional donde acuden los habitantes de la zona para resolver asuntos propios. Allí está el puerto, los principales bancos del país y oficinas municipales.

Un atractivo más, recomendable eso si, es comer en la Taberna de Giorgio. Al lado de la Cámara Municipal, detrás de la estatua homenaje a la mujer del pescador. El personaje de Giorgio es peculiar. La comida más que aceptable a buen precio. Recomendable el bucio estofado, la langosta y los pescados del día. Con un vino espumante italiano entran bien.

Travesía difícil de nuevo en el Armas para llegar a Mindelo. Sorpresa antes de partir para Praia. Tuvimos oportunidad de observar una fiesta popular denominada “de los mandingas” previa al famoso Carnaval de Sao Vicente. Una expresión de música y baile por las calles de Mindelo.

Hasta aquí el segundo viaje a Cabo Verde…continuará