La concentración de turistas en un mismo lugar de una ciudad nunca es una casualidad. Obedece a un uso y costumbre que explotan los diferentes tour operadores y que al final como el refranero “dónde va Vicente, donde va la gente” Y esta premisa se cumple una y otra vez. Lisboa no es ajena a esta gran verdad y alrededor de la plaza de Filgueira O Rossio como prefieran y después en Camoes se repite una y otra vez. Incluso llegas a fijar algunas caras que te las encontrarás en el mismo sitio (las horas pueden ser diferentes).
Recorrido por la avenida de la Libertade…Allí como en las grandes avenidas de todas las ciudades importantes se citan las primeras marcas a nivel mundial…desde Prada a Armani y pónganles ustedes todos los nombres comerciales que se les ocurran, están. Llegas a Filgueira y no sabes si continuar por la zona comercial hasta Camoes o subir por el elevador de Santa Justa hasta las ruinas do Carmo. Pues andando por otra vía comercial donde también están todas. Aquí mucha gente local se mezcla con turistas clásicos. Tiendas modernas con sabor a ayer ocupan las casas antiguas (después del gran incendio del 88) en Chiado.
Primera parada en A Brasileira, que en un día lluvioso estaba abarrotada. Un cafe, foto con Pessoa y camino de la Taberna da Rua das Flores para apuntarse a la cena. Vengan ustedes sobre las siete y media (respuesta educada y con ciertos tintes de reserva). Aprovechando la circunstancia nos subimos al 28, por hacer tiempo de una forma enriquecedora y turismo aunque sea de noche. Experiencia muy bien conseguida.
Ya es la hora y paramos de nuevo en Praça Camoes…camino de la rua das flores donde esta la taberna del mismo nombre y donde cenaremos.
No había sorpresa, la últimas veces que hemos venido a Lisboa hemos cenado allí y siempre con un resultado extraordinario…pues hoy también.
Hasta aquí la primera de las tardes por Lisboa, mañana lo típìco, Belen y El Barrio de Alcántara, pero eso mañana.