HEIDELBERG 2 POR TIERRA, MAR Y AIRE

Las tareas domésticas no pueden esperar y el mantenimiento de la casa rodante exige dedicación, llueva (como esta mañana), haga viento (como esta mañana) o frío (como esta mañana). Antes el desayuno, claro, no sea que todo esto nos pille con el estómago vacío. Resuelta la cuestión con aparente éxito y dejando a “holly” en su lugar (descansen) Nos disponemos para un día de “turisteo” en Heidelberg con luz de día, pero gris y aguado. Tranvía 26 hasta la Plaza Bismarck…bajamos hasta el río Neckar (no repetimos el Portal de l’Ángel) y por la orilla. Contemplamos un paisaje diferente. Lo primero es el puente Theodor y por debajo una serie de aguerridos practicantes del remo a lo tradicional de Oxford…abrigados, lo de pantalones de deporte es para otros. La sensación es que aquí en vez de footing hacen remo los domingos. Primero un edificio singular, luego otro. En la otra orilla unas edificaciones de mucha “categoría”…de las de ahí se puede vivir, con parquecitos, columpios y bancos para admirar el río…se nota que vive gente de posibles.

Siguiendo nuestro camino hacia el puente viejo (primera cita obligada) nos encontramos con la posibilidad de hacer un trayecto en barco fluvial…aunque el anuncio de “desayuno de domingo en el barco” a 54 € por persona…debe ser de gran lujo y evita la comida de la una, digo yo. Estaba lleno. Nosotros, por no ser menos, contratamos un recorrido de 50 minutos, pero con vino caliente y sin tapa (cutres). Calculando el tiempo, bajo una lluvia intermitente, con fotos a más edificios de la orilla, llegamos al Puente Viejo…allí concentración de turistas. La inmensa mayoría chinos, bueno orientales y es que me es difícil saber si son chinos, taiwaneses, coreanos o japoneses (más conocidos por cudeiros) Muchos y cuando digo “muchos” es que eran muchos…todos con guía incluido, también oriental…por no dar el cante.

Fotos de rigor, no podía ser menos. Rápidamente un alto en el camino en nuestro periplo hasta el funicular…un bar llamado “La Casa del Caffe” con esa mezcla entre idiomas. Dentro gente con aspecto universitario, tanto profes como alumnos, parejas de desayuno tras cena…amigas que se cuentan sus cosas…pero todos cortados por el mismo patrón…nosotros de otro patrón (la edad sobre todo) Caffé (siendo purista) con media tapa (no les he contado que había pastelitos de Belén) y a por el segundo escalón. Markplasz, con la iglesia, una bandera de Israel a todo trapo en edificio oficial (contrasta con la mani de “Palestina free” de ayer) y rápidamente al funicular que nos llevará hasta el Castillo (se puede subir andando, marca un 28%, pero no está uno para dispendios en el esfuerzo) Pensar que cada día caminamos unos 10 kms…no es mucho a vuestra edad, a la mía, me da que pensar. Lleno hasta la bandera, grupo de gringos, con alguna incrustación oriental (caramba sí que hay también en USA) más arriba algún hindú con niño incluido y muchos, pero que muchos “chinos” o variados como prefieran. Fotos panorámicas de Heidelberg. Repaso a cuanto cuentan y ves de este Castillo que preside la ciudad. Bajamos por la misma vía (estuve tentado a hacerlo a pie, pero vencí la tentación sin despeinarme) Repaso a la universidad, ayer me quedó pendiente y a buscar el barco fluvial. Aquí completamos aquello de por tierra (tranvía), mar (barco) y aire (funicular) Una tomadura de pelo. Nos cambiaron de barco, perdimos el glamour de los 54 € y nos bebimos una birra (que pagamos) en vez del vino caliente sin tapa (gratis)…”golondrina cubierta” arriba y abajo del río sin más interés que ponerlo en esta crónica…yo solo pensaba que éramos los pícaros del sur los trileros del turismo…a estos alemanes se les ha pegado algo.

Comida en un típico Brauhaus con codillo (pasable) y salchichas de esas blancas. Ensalada de col y una cerveza (aquí son grandes, la pidas como la pidas) Todo esto al lado de un grupo del Maresme…Ah, no había chinos, ni uno. Ni para muestra…De regreso paramos en el café (aquí escrito de manera tradicional) de ayer, por aquello del roibos con tapa…tranvía de regreso y aquí me tienen frente al ordenador. Mañana nos dedicamos a las tareas domésticas (colada) por eso nos trasladamos bien temprano hasta Hamburgo donde estaremos tres días…Hamburgo bien merece detenerse y eso que no es París.