TERRASSOLA

Duración: 1 día (Larguito. Iniciar la Ruta a las 10,00 horas y acabar sobre las 18,30)
Lugar de Origen: Barcelona (Catalunya-España)
Lugar de Destino: Castillo de Subirats (Alt Penedés-Barcelona)
Paradas intermedias: Terrassola (Torrelavit)-Sant Pere Sacarrera-Sant Martí Sarroca-Sant Miquel d’Olerdola-Moja-Sant Sebastià de Gorbs
Mas o menos unos cincuenta minutos de viaje hasta el primer destino.
Tomamos la A-7 hasta Sant Sadurní d’Anoia (salida 27 de la autopista). Desde ese punto nos dirigiremos por la BP-2151 (dirección Sant Pere de Riudebitlles) hasta el desvío a Torrelavid, una vez en este municipio seguimos hasta Terrassola, está pegado uno con otro, incluso comparten escuelas, médico, etc, vamos es como Barcelona y L’Hospitalet de Llobregat. Buscamos la iglesia y en una pequeña plaza encontramos Sant Marçal de Terrassola una iglesia consagrada entre el 1043 y el 1053. Un dato curioso esta nave basilical encabezada por tres ábsides sirvió como almacén de grano. Podría haber sido de uva, pero la realidad del momento debió imponerse.
Es sin duda uno de los mejores ejemplares del románico catalán. Encabezada, como hemos dicho por tres ábsides iguales cada uno. El central tiene tres ventanas y una en el centro los otros dos. En el exterior los ábsides presentan una decoración lombarda. Con tres series de triples arco acciones ciegas. La puerta de entrada, situada al oeste, está coronada por un arco de medio punto. En el interior destaca la cúpula del cimborio, sostenidas por arcos de triunfales  y laterales. El descubrimiento de diez tumbas antropomorfas documentadas del siglo X y XI supone que pudo existir un templo anterior al que hoy contemplamos.





Dejamos estos dos municipios y por la BP-2151, seguimos hasta Sant Pere de Riudebitlles, pasamos el pueblo hasta el cruce con la C-15 (Vilafranca-Igualada) y seguimos por esta última vía hasta la salida a Canaletes, tomamos la BV-2304 ha la izquierda (dejar Canaletes a la derecha) y en el punto kilométrico 3 (hay que fijarse bien) un desvío a la derecha después de unas casas nos permite ver en el fondo una casa agrícola con palmeras y a su lado la Iglesia de Santa Margarita de Agulladolç. Una auténtica joya.
Se tiene conocimiento de ella a finales del siglo XIII, concretamente en el 1299. Pero se trata de un edificio del siglo XI. Es de una nave cubierta con vuelta de cañón de medio punto. El ábside de la cabecera es de planta parabólica y tiene tres ventanas. El campanario de espadaña fue, seguramente añadido en siglos posteriores, pero la puerta original orientada al sur y está acabada por un arco de medio punto.


Seguimos la BV-2304 hasta el cruce con la C-244. Seguimos a la derecha dirección a Igualada. A un kilómetro escaso, después de una fuente está el núcleo de Sant Pere Sacarrera y en su interior la iglesia consagrada a San Pedro que hace funciones parroquiales.
Se trata de un edificio, probablemente del siglo XI, ya se menciona en un documento del 1031.
De una sola nave acabada en un ábside con decoración lombarda, la puerta actual es de la época en la que se añadió la sacristía y el campanario. Pero debajo de éste se observa una puerta acabada en un arco de medio punto que podría ser la original.
Regresamos a la C-15 y nos dirigimos a Vilafranca del Penedés (por extraño que parezca, este es el camino más rápido) desde allí (está bien indicado) por la BP-2121 hasta Sant Martí Sarroca (unos 9 kilómetros).
Al llegar al centro del núcleo urbano, a la izquierda está el desvío hacia la Zona Monumental, que se observa a medida que nos acercábamos al pueblo. Sobre un montículo se encuentran el Castillo y la Iglesia consagrada a Santa María.
El templo que hoy observamos es una mezcla de las diferentes restauraciones que ha sufrido. La primitiva iglesia, del 1060, según documentación, fue derruida y  en el siglo XII sobre ella se construyó el templo del que hoy quedan importantes elementos.
La iglesia es de una sola nave, acabada en un ábside semicircular y un crucero integrado por dos absidiolas rectangulares como si fueran los brazos de la cruz.
Del primer edificio queda la base de un campanario en el muro sur de la iglesia, pero en este caso hay que destacar la puerta del siglo XII que se encuentra en la fachada norte del conjunto. Acabada en arco de medio punto queda enmarcada por tres arquivoltas lisas. Esta puerta se construyó antes del edificio que nos ha llegado. Las investigaciones arqueológicas nos dicen que esta puerta se añadió a finales del XII al edificio primitivo del siglo XI.
A destacar también en el conjunto el ábside central y está cubierto con vuelta de cuarto de esfera. Está decorado por siete arco aciones que tienen la misma disposición en el interior que en el exterior.
Es un edificio representativo de lo que sería el tardo románico en Cataluña, como lo indican algunos de los elementos escultórico que hoy se conservan en diferentes Museos.
En los capiteles de las diferentes columnas que existen en los elementos románicos del conjunto predomina la temática vegetal y por lo estudiado los escultores pertenecen a una escuela que incluye Sant Miquel de Camarasa (Noguera) y  los claustros Sant Benet de Bages y Sant Pere de Puelles (Barcelonés)



Regresamos a Vilafranca y por la misma ronda que fuimos, sin pisar el centro de la ciudad buscamos la carretera C-244 hacia Vilanova (atentos a los indicadores que es fácil perderse en una de las muchas rotondas que hay en esta circunvalación). Dirigidos a la localidad costera el primer  núcleo es Sant Miquel d’Olerdolà, pero lo dejamos a la derecha hasta un nuevo desvío que indica claramente al Castillo y las ruinas ibero-romanas-románicas-medievales. Allí una carretera, de 3 kilómetros,  perfectamente asfaltada nos conduce hasta la entrada de este recinto histórico, ya que fue utilizado por diferentes civilizaciones, desde el siglo IV a C hasta finales del siglo XV.
Previo pago de 300 pesetas, nos adentramos por lo que eran los poblados íberos y romanos hasta la iglesia de Sant Miquel. El actual edificio es el resultado de modificaciones de una iglesia original datada en el siglo X y de la que se conserva una parte del ábside al que se accede por un estrecho pasillito de la nave del edificio del siglo XII. Esta es una nave rectangular cubierta por una vuelta de cañón de perfil semicircular y reforzada por dos arcos torales. El ábside que la encabeza es rectangular y muy profundo. Hay que referenciar aquí la ventana que existe sobre la puerta de entrada de este templo.
La parte de ábside de la iglesia prerrománica que se conserva tiene una puerta de salida culminada por un arco de herradura, característico de este tipo de construcciones. También refuerzan la teoría de la existencia de este edificio las cinco tumbas antropomórficas encontradas en el sur de l muro y que están datadas de esa época.



Dejamos este conjunto monumental y retornamos a Vilafranca, pero a pocos metros del cruce con la C-244 hay un desvío a la derecha hacia el Sant Sepulcre, una de las cuatro iglesias románicas de planta circular que hay en Cataluña. Está en una propiedad privada, de ahí sus dificultades para visitarla. Pedir la llave en una casa de labranza que hay cien metros mas allá.
Datada en el Siglo XI, está cubierta por una cúpula semiesférica. Además del ábside correspondiente, en el interior tiene una pequeña abertura que da a una capilla poligonal que se añadió posteriormente. Tiene varia fornículas en su interior, concretamente en el ábside tres descubiertas por banda y una en el centro aunque se sabe que existen dos más.
Esta pequeña iglesia posee una colección importante de pinturas murales que cubrían la totalidad de los muros y que en la actualidad no se pueden ver por el rebozado moderno que se ha hecho. Se adivinan en las columnas de las fornículas algunas pinturas que representan personajes y escenas de la vida de la época. Este tipo de decoración son comunes a otras iglesias románicas como Sant Joan de Boí, Santa Maria de Terrassa o Sant Pere de la Seu d’Urgell.



Con cierta tristeza por el estado de las pinturas murales del Santo Sepulcro y recordando a las instituciones (Diputación y Generalitat) de la obligación moral de cuidar y poner al alcance de todos el patrimonio artístico de Cataluña. Volvemos a la C-244 y buscamos la  carretera BV-2119 que nos llevará hasta Moja, un pequeño núcleo a dos kilómetros de Vilafranca y que encierra un verdadero tesoro del románico catalán.
Son dos iglesias juntas, la primera documentada a finales del siglo XI estaba dedicada a Sant Cugat, aunque en el siglo XV ya tenía como copatrón a San Jaime y en el siglo XIX se construye un edificio mayor que alberga la iglesia parroquial consagrada ya a San Jaime.
La iglesia románica podría ser del siglo XII, aunque conserva todo el estilo arquitectónico del XI.
Es una iglesia de una sola nave encabezada por un ábside semicircular y que en el siglo XIII se le añadieron dos capillas laterales a modo de crucero.
El exterior del ábside tiene una decoración lombarda, con un friso integrado por cinco series de dobles arcos ciegos. Uno de los elementos más destacados es el campanario de torre y planta cuadrada que se levanta sobre el crucero y que se cierra con un techo piramidal completamente liso.



Retomamos el camino hacia Vilafranca y en la primera rotonda ya buscamos la N-340 dirección a Barcelona. A unos dos kilómetros (tal vez algo más) hay un desvío a la izquierda con dirección a Sant Cugat Sesgarrigues, la carretera BV-2429, pues pasado este municipio llegamos a Sant Sebastià dels Gorgs que es término de Avinyonet.
Monasterio desde el 1030 pasó diferentes vicisitudes, todas relacionadas con la situación económica del momento hasta que en el 1409, deja los dominios de San Víctor de Marsella y pasa a depender de la abadía de Montserrat y es entonces cuando se acaba la vida comunitaria.
El conjunto monástico del siglo XI ha sufrido reformas y variaciones constantes, hoy consta de la iglesia, el claustro (no tenemos constancia gráfica debido a que estaba cerrado a cal y canto) y unas casas modernas que debieron sustituir a las dependencias monacales.
La iglesia es un edificio salido de las reformas realizadas a finales del siglo XIV, concretamente en el 1380.
La puerta del siglo XII, donde hay un tímpano dedicado a la Maiestas Domini con dos ángeles a los lados;  y el campanario probablemente del XI, son elementos románicos que todavía se conservan al igual que el claustro una de las construcciones más representativas del siglo XI en el arte religioso catalán.



Volvemos a la N-340 y buscamos un desvío a la izquierda dirección Sant Sadurní d’Anoia, concretamente la BP-2427 y a unos cuatro kilómetros encontramos la pedanía de Els Casots y a mano derecha hay un camino asfaltado que nos lleva hasta el Castillo de Subirats y la iglesia dedicada a San Pedro, hoy santuario de la Virgen de la Fontsanta. Allí viven dos hermanas que cuidan de este privilegiado lugar.
El castillo está documentado en el 917 como domicilio de la familia de los Vizcondes de Barcelona.
La iglesia, consagrada a San Pedro ya se documenta en el 1030 y aunque podría ser anterior a esa fecha hay que señalar que fue reformada entre el siglo XI y el XIII. Es de una sola nave cubierta con vuelta de cañón, reforzada por dos arcos torales. El ábside es semicircular, que se aprecia perfectamente en el interior pero no en el exterior, ya que parece rectangular.



Llegados a este punto, o quizás en uno intermedio, antes de ir a Sant Sebastià dels Gorgs sería un buen momento nos desplazamos hasta Sant Pau de l’Ordal y allí preguntamos por el restaurante “Cal Pere del Maset” donde previamente habremos reservado para comer. Este restaurante está regentado por Anna y Joan un matrimonio que combinan perfectamente la cocina y la atención al público.
Pero entremos en materia: La carta está bien surtida en todo lo que es derivados de la cocina catalana. Las brasas  son especialmente atractivas, aunque no hay que desdeñar nunca un buen guiso de la Anna.
Carne o pescado son de excelente calidad. En los segundos veremos un cochinillo al estilo castellano francamente apetitoso. Pero hoy les recomendaremos los siguiente: Jamón de Joselito (Guijuelo) todo un tratado en el mundo del jamón. Caña de lomo de la misma procedencia. Foie hecho en casa, una pura delicia para el paladar. Y si es la época unas alcachofas asadas y servidas para comer, un manjar. Ahora si estás preparado pide unas almejas, de Carril por supuesto,  guisadas con alcachofas, uno de esos platos que recordarás mucho tiempo.  De segundo una carne o pescado, pero aquí recomendamos un Confit de Pato realmente bueno.
En cuanto a la bodega bien nutrida en variedades del Penedés y algún que otro Rioja o Ribera del Duero, exquisito un joven: Valdubón, a buen precio. Pero ir a “cal Pere del Maset” es entrar en el paraíso de los buenos cavas, tienes de todo: Gramona, Recaredo, Mestre y por supuesto la amplia variedad de Freixenet y Segura Viudas, incluido el Champagne Henry Abbelé. Para esta ocasión recomendamos un cava, Torre de Galimany, con 12,5 grados y que acompaña perfectamente cualquier entrante o plato de pescado o carne. El precio final del ágape no bajará de las cinco mil por barba, pero saldremos satisfechos por cuanto habrá valido la pena, porque la relación calidad-precio es de lo mejor que uno puede encontrar en el mundo de la restauración. El precio varía según los productos, se puede comer más barato, pero también más caro. Si es un día de cada día llamen y pregunten por el “Suquet de pescado” realmente espectacular, vale la pena desplazarse.
Reservar, más en sábado o domingo, es imprescindible, teléfono 938993028.