El peregrino agradece siempre caminar por suelos de tierra, la hierba de los prados, incluso por senderos de pista forestal o carriles de concentración parcelaria. No nos importa algún barro que otro o los excrementos de animales domesticados…Forma parte de este u otro Camino. Pero no duden que la montaña a veces se convierte en un enemigo natural. La etapa entre Puente Almuhey y Cistierna no es para nada un placentero paseo de más de 23 kms. Paisaje espectacular donde se conjugan los colores del otoño, ya entrado, el verde de los prados donde pacen caballos (para más señas) bosques de carballos centenarios o las muchas plantas del escaramujo (los que todos conocemos como tapaculos) utilizado en cosmética para arrugas y demás.
A primeras horas de la mañana (ya se veía) por algún que otro prado y fotos a un estanque que despedía algo de niebla por el contraste térmico (idílico) Mas tarde Renedo de Valtúejar y su muralla medieval (todo un descubrimiento) y la tan temida carretera, con caída peligrosa del “franchutis” (el doctor le ha curado las huellas dejadas por las zarzas) 4 kms hasta el Santuario de la virgen de la Velilla (un edificio monumental cerrado a cal y canto). A partir de ahí por una pista aceptable una subida de 3,5 kms y de un desnivel de 300 metros hasta alcanzar los 1323 sobre el nivel del mar. Dura donde las haya y mira que las hay y también las habrá.
Llegados a la cima de esta montaña, un leve descenso y otra subida (más corta pero menos benévola) cuando llevas ya esos 16 kms de etapa resulta especialmente difícil de asimilar. Desde ahí los mil y uno caminos para llegar a Cistierna. Sendas, senderos con cierta comodidad, bajadas comprometidas y una serie de dificultades añadidas que han hecho de esta etapa la más complicada de las 14. La montaña tiene estas cosas. Su belleza contrasta a veces con la dificultad añadida de caminar por ella.
Ya en Cistierna pernoctar y comer primero en el Hotel El Cruce…correcto. Seguimos inmersos en esta zona minera (bueno lo fue) y mañana a Boñar.
