ETAPA 5 DE MATANZAS

Sábado 13 de enero de 2018, Baena provincia de Córdoba…los consabidos churros que ya se han convertido en icono de este Camino junto al Machaquito seco (de Rute, claro) y a caminar hasta Castro Del Río…en cualquier conurbación un día tranquilo, sin colegios, sin atascos, sin aglomeraciones, algunos atrevidos corriendo en los circuitos al uso (bidegorris en el Camino del Norte). Aquí en estas fechas el sábado es igual al domingo o a cualquier día laborable…los tiempos en el campo no los marca el calendario laboral oficial…sino que los marca la madurez del fruto, la climatología y otros menesteres muy alejados de lo convencional. A las ocho de la mañana un grupo de mujeres desayunaba preparándose para una jornada entre olivos al sonido de las varas mecanizadas. En las esquinas jornaleros esperando a los 4×4 que los lleven hasta el tajo…en el campo los plásticos extendidos bajo los olivos para no perder ni una aceituna si es posible. A lo largo de esta etapa de algo más de 21 kms y medio la misma rutina que ayer…Recolecta de la aceituna, vehículos arriba y abajo hacia la almazara. Ruido de molinos de aceite. Como ha cambiado este oficio…solo algo permanece inalterable con respecto a aquella foto que veíamos ayer…el frío de la mañana que se mete en los huesos de cuantos siguen en “la aceituna”…

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El paisaje bello pero monótono…olivos y detrás más olivos y en el más allá, también olivos. Describirlo una y otra vez es perder el tiempo. Pues que os quede claro, entre Baena y Castro Del Río solo eso olivos.

Al llegar a Castro Del Río la vista se va hacia lo alto…otro Castillo y es que cada pueblo tuvo uno en su lucha por la reconquista de la dominación árabe (duró más de 7 siglos, casi nada)…A poco del camino hacia la Hostería del Carmen en la calle Martos, una puerta abierta y unas mujeres que aprovechando el sábado (no estaban en el olivar) lavan unas tripas para utilizar en la matanzas del cerdo…”por la tarde venimos”. Y fuimos…allí estaba el animal de cuerpo presente…espinazo para salar…carne a la espera de servir de relleno de l salchichón y del chorizo…calderas con la sangre para hacer la morcilla con arroz y cebollla (todo previsto para un domingo de fiesta y buen potaje).

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Nosotros hasta la Hospería, un viejo convento de los Carmelitas descalzos, vacío desde la desamortización de Mendizabal…siglo XIX. Restaurado con dinero público y dedicado a Hospedería, recomendable. Comida a base de bacalao (especialidad de la casa) y a la siesta.

Por la tarde visita turística a La Villa o centro histórico de esta bella localidad…la iglesia de la Asunción, restaurada respetando lo que fue y lo que quiso ser. Calles empedradas, casas de enjundia…todo con un cuidado exquisito (contrasta con otros lugares por los que hemos pasado). El Castillo, algunas plazas, sus iglesias y en especial la de la Asunción, donde había misa y eso en un sábado para André es sagrado…sellado de credenciales y a André lo invitan a leer el salmo de la misa…pues nos quedamos. Si Paris valía una misa…un salmo leído por un francés en plena campiña cordobesa tenía su qué.

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Después del “ite missa est” a las tapas donde una amable señora nos había recomendado…”A ca David” o lo que es lo mismo Cervecería Las Plaza…y ahí dimos rienda a nuestra imaginación gastronómica siguiendo los platillos que ofrecía el dueño del local. Una excelente recomendación…el local, minúsculo, se iba llenando a medida que pasaban los minutos…notabas las miradas inquisidoras de “estos cuándo se van”…Aunque todo hay que decirlo en este Castro a orillas Del Río la amabilidad de sus gentes es extrema…a uno le pide el cuerpo pasar aquí algún día más (comer mañana en la matanza…seguir esta noche en la taberna). Una cosa si nos ha sorprendido en esta ciudad o al menos de las gentes que habían en la citada taberna…la altura (la belleza ya se les supone) de las mujeres… En fin nunca etapa para repetir…