DÍA CUARTO de Bolea a Riglos

Lugar de Origen: Bolea (Huesca-Aragón-España)
Lugar de Destino: Barcelona (Catalunya-España)
Visitaremos: Loarre-Murillo de Gállego-Agüero y Riglos
LOARRE

Dejamos Bolea camino de Loarre, un kilómetro y medio antes de llegar al núcleo urbano, a la derecha está el desvío hacia el Castillo de Loarre. Un camino asfaltado de unos cuatro kilómetros nos dejará en un aparcamiento a apenas 200 metros de la entrada.
Situado a media ladera de la Sierra de su mismo nombre, estratégicamente colocado desde sus 1071 m. para controlar las vías de acceso de la Sotonera hacia el norte, nos aguarda Loarre.
Está documentado que muy cerca, por Sarsamarcuello pasaba la calzada romana desde Caesaraugusta a la Galia, atravesando el Pirineo por el Puerto del Palo, en Hecho (La red viaria romana en Aragón. M.A. Magallón Botaya.Edit.: DGA.1987)

Su posición le servía como base para controlar y hostigar a los musulmanes de Bolea y Ayerbe; a la par que permitía un amplio control visual de gran parte de la Sotonera.
Forma parte de la línea defensiva de castillos y torres de la extremadura cristiana: Luna, Sibirana, Biel, Sta Mª de Liso, Agüero, Marcuello, Santolaria… eran junto con Loarre posiciones estratégicas en esta línea de defensa y expansión del reino.
Su fundación, como bastión contra el islam se remonta a los primeros albores del S. XI en que se nombra como uno de los castillos fortificados por Sancho el Mayor, quien conquistó esta sierra entre 1016 y 1033; fecha en que figura como tenente del castillo Lope Sánchez.
Ramiro I, entre 1057 y 1058 intentó -sin conseguirlo- tomar desde Loarre y Marcuello las plazas de Puibolea y Bolea, de dominio musulmán
Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I, potenció de forma notable el castro roquedo, añadiendo -entre otras edificaciones- la impresionante fábrica, que no es sino la magnífica iglesia dedicada a San Pedro.
El 17 de febrero de 1068 estaba el Rey en Aragüés, peregrinando hacia Roma por el puerto del Palo, paso que gustaba de usar, (hasta que los cluniacenses lo condenaron al olvido potenciando el paso de Somport). Atraviesa el puerto del Palo y penetra en tierras de Bearn y Bigorra, la tierra de su madre Ermesinda.
Entre Jaca y Roma hay 1.614 Km., y el ritmo diario de viaje en la época era de 50-60 Km/día. A 55 Km/día tardaría 30 días.
En Roma se halla con la Corte del Papa Alejandro II (1061-1073) y pone su persona y su reino en manos de Dios y San Pedro, prometiendo el pago de 500 mancusos de moneda jaquesa, anuales.
El Rey se aseguraba la protección de la Santa Sede contra pueblos enemigos (castellanos, navarros, urgelitanos..) hecho que lo convierte en un monarca de prestigio.
El entonces Papa, Alejandro II emitió tres bulas para construir otros tantos monasterios pontificios exentos. Todas ellas llegan de Roma en Octubre de 1071 y muestran el agradecimiento del Papa, (que cuando muera, el 21-4-1073, dejará pendiente una Cruzada contra los musulmanes aragoneses capitaneada por Eblo II de Roucy, cuñado del rey Sancho).

Dichas bulas fueron:

1-Privilegio papal a San Juan de la Peña o bula Apostolice sedis, fechada en Letrán el 18 de Octubre de 1071. En ella se insinúa la teoría formulada después con furia por Gregorio VII de los derechos de propiedad de la Iglesia Romana sobre España.

2-Bula enviada a San Victorián: Quaniam curam.

3-Bula al prepósito Simeón , de San Pedro de Loarre: Quamquam sedes

La muralla que circunda el castillo se despliega en arco a lo largo de unos 200 m. Consta de once torreones; semicilíndricos excepto uno que es cuadrado. Carecen de pared de cierre hacia el interior del recinto.
Su perfil, es más elevados que el del muro propiamente dicho.
El muro es de un considerable espesor, rondando el metro y medio. Este hecho permitió construir en su cara interna un estrecho y bien conservado camino de ronda.
Su cronología se data -en principio- hacia final del S XIII; aun cuando hay tramos que pueden ser más antiguos
La puerta oriental, por la que se accede actualmente al recinto amurallado, está flanqueada por dos de los torreones descritos, aportándole un aspecto imponente.

La cripta reproduce en planta la forma del ábside de la Iglesia superior, bajo el cual se sitúa.
Su entrada se sitúa a mitad de la escalera de acceso, bajo la nave de la iglesia de San Pedro, a derecha.
Consta de un ábside cilíndrico, cerrado con bóveda de cuarto de esfera, prolongado insensiblemente a poniente por un corto tramo de medio cañón, al igual que ocurre en la cabecera del templo superior.

La Iglesia de San Pedro, erigida por mandato de Sancho Ramírez, se interpone en el acceso al recinto del castillo lombardo, adaptándose a la perfección al escarpado y desigual terreno en que asienta.
Su fachada sur y el tambor absidal, forman parte eficaz de la defensa del enclave militar. La magnífica escalera, bajo la nave de la iglesia, es en si misma una notable obra de arquitectura y diseño.
La categoría de la iglesia, y su calidad de construcción hubieran debido cuajar en una edificación de planta basilical de tres naves; pero la orografía les obligó a construir solamente una.
A pesar de ello, sus constructores no renunciaron a elevar una soberbia cúpula en la zona del hipotético
El interior de la iglesia está estructurado en tres secciones: la cabecera, el seudo-crucero con su bóveda, y la nave; corta, cubierta por medio cañón y cuyo cierre posterior es la pared oblicua del recinto fortificado antiguo. En ella, aflora en su base sur la roca, y sobre ella, la esquina norte de la iglesia lombarda de Sta Mª de Valverde.
Es un caso excepcional la existencia de bóveda de media esfera en un templo de una sola nave. Por su destacado lugar en las edificaciones del nuevo reino, el monarca debió de desear una construcción realmente destacado, con planta de cruz.
La orografía del emplazamiento del castillo lombardo de Sancho el Mayor, no lo permitía; pero aun así, sus audaces constructores no renunciaron a elevar una magistral bóveda sobre los cuatro arcos torales del “seudocrucero”
El templo se levantó en torno a cuatro pilares de sección cruciforme; más o menos evidente; que a nivel de la imposta se despliegan en sendos fajones y formeros para sustento de la bóveda.
Los fajones son dobles, apeando el más externo en gruesas semicolumnas adosadas.
Los formeros, más estrechos, apean en columnas cilíndricas apuestas a los muros. Fajones y formeros exteriores, se decoran en su borde libre con grueso bocel. Ello, junto con el adorno de los mismos de ajedrezado jaqués que converge en la esquina libre del núcleo de cada pilar cruciforme, dan un aspecto magnífico a la bóveda cuando se contempla desde su vertical.
La primitiva capilla del castillo lombardo de Sancho el Mayor, puesta bajo la advocación de Nª Sª de Valverde, conformaba el ángulo sureste del primitivo recinto,  siendo su muro sur continuación en vertical del muro de cierre del perímetro defensivo.
A partir del centro de su ábside, se articuló el muro sur de la Iglesia jaquesa de San Pedro
La fábrica de la iglesia es de una sola y estrecha nave de 11 x 3 m, realizada a base de sillarejo siguiendo técnicas lombardas, con la puerta a los pies del muro norte, de arco de medio punto. Es dovelada y con dobladura por encima del mismo.
En la ampliación del conjunto llevada a cabo por Sancho Ramírez, se le ganó bastante espacio al recinto primitivo, edificando pabellones extramuros del recinto antiguo, y quedando la torre exenta -del homenaje- dentro del nuevo perímetro.







La torre norte, es esta, sin duda, una de las torres militares mejor conservadas del S XI. Con sus 22 metros de altura destaca de manera clara sobre el resto de las estructuras del actual conjunto religioso-militar.
Su perfil cuando en solitario defendía el acceso al castro roquedo, debió de ser espectacular y disuasorio para los enemigos.
La construcción de la iglesia de San Pedro y las estructuras que la circundan, la dejó intramuros del nuevo recinto, perdiendo su funcionalidad de albarrana y dando sensación del torre del homenaje; como edificación más importante dentro del recinto fortificado.
La torre tiene unas dimensiones interiores de 10 x 5 m; siendo su planta un rectángulo muy alargado.
Su volumen se organizó en cinco plantas, con habitáculos muy estrechos y eminentemente defensivos, lo que refuerza la idea de torre albarrana; y no del homenaje, o de residencia del señor del castillo.
Se conservan bien sus saeteras, aspilleradas al exterior y de amplio derrame al interior, para permitir amplio ángulo de cobertura al arquero.
La puerta de acceso se abre a nivel de la tercera planta en su lienzo norte . Su morfología, como el resto de las del castillo antiguo, es lombarda, a base de arco de medio punto, con dobladura exterior del mismo. Al interior, dintel monolítico que sustenta arco de descarga peraltado.

Dependencias. En la zona norte del castillo se edificaron una serie de dependencias, en relación con la comunidad religiosa que aquí asentó: y que probablemente constituyesen los dormitorios.
Los elementos estructurales que subsisten, permiten aventurar que dichos pabellones se conformaban en tres niveles, separados por pisos de madera apoyados en salientes y sustentados por arcos de medio punto
En el lado oeste del acceso a la planta primera de estos pabellones y en un sillar situado en la cuarta hilada central entre ambas puertas; hay una curiosa inscripción: SANCIVS.
Es posible que sea una marca de cantero;
El cierre sur de estos pabellones, sobresale ligeramente, formando un alto testero, que al exterior da la falsa sensación de torreón, lo que no se manifiesta en planta.
A través de las puertas oeste del nivel bajo, se accede a un circuito en torno a la torre del homenaje, con salas y pasos apoyados en la base de la misma, y que despistan fácilmente al no avisado; perdiendo orientación espacial con facilidad.
A ello contribuye la existencia actual de dos niveles por la construcción de una terraza triangular, sobre la mazmorra

MURILLO DE GALLEGO

Dejamos Loarre y volvemos a la A-132 en Ayerbe, dirección norte hasta Murillo de Gállego y allí encontramos la iglesia dedicada a San Salvador.
Allí donde el río de las Galias se hace manso; en el punto en que abandona el monte para salir al llano, tras abrir un portillo en él; compitiendo los ábsides de su iglesia en verticalidad con los mallos, se situó el territorio en el que reinó la segunda esposa de Pedro I de Aragón.
La reina Berta fue soberana del Reino de los Mallos, durante el periodo de 1104 a 1112. Pedro I le concedió la propiedad de Murillo, Riglos, Agüero y Marcuello, como dote.
Contó con tenentes propios. Durante la tenencia de Fortún López se acometió la obra de la iglesia de San Salvador. A finales del XI se había concluido su parte fundamental. Se consagró en 1110.
La iglesia se diseñó con planta basilical de tres naves, asentada sobre sólida cripta, que le permite salvar el desnivel del terreno. La verticalidad y esbeltez de sus ábsides la relaciona con San Pedro de Loarre; o San Esteban de Sos del Rey Católico.
Cabecera y arranque de las naves son de su época original; mientras que el resto es más tardío.



Una depurada técnica de cantería en el labrado y asiento de los sillares que la componen, se traduce en la pureza de líneas de su cabecera.
Sobre un basamento macizo de una veintena de hiladas; las más inferiores en talud, se construyeron las criptas. Delimita el nivel de criptas-basamento una imposta a modo de bocel sobresaliente en el ábside sur, y finamente realizado en el central. El ábside norte está oculto por construcciones posteriores.
El nivel aproximado de final de criptas y comienzo de naves, lo marca al exterior la transformación en columnas adosadas de las pilastras-contrafuerte; dobles en el ábside central -en número de dos- y simple en el lateral.

AGÜERO

A dos kilómetros aproximadamente de Murillo, un desvío a la derecha nos dirige a Agüero, unos 5 kilómetros de recorrido. En el kilómetro 3 de esa carretera ya se divisa la impresionante figura de la iglesia de Santiago de Agüero, una de las sorpresas de este viaje.
La iglesia se proyectó en el S XII según un ambicioso plan, con planta de cruz latina, tres ábsides en la cabecera; crucero, probablemente cubierto por cimborio y nave continuando el ábside mayor.
Por motivos hasta ahora desconocidos, quedó inconclusa. Se cerró precipitadamente, mediante un muro a ras de la parte occidental de los brazos del crucero, ocluyendo lo que debería de haber sido arco de comunicación del transepto con la nave; quedando la parte occidental del capitel en que debería haber descansado el fajón del primer tramo de la nave, visible al exterior.
Elemento clave en el templo es su portada, que se abrió en lo que debería de haber sido el hastial sur del crucero. Es el estilo típico de portada del Maestro de Agüero; con el vano “útil” antropomorfo; configurado por las jambas, el tímpano y los modillones que lo sustentan.
La portada es de arco de medio punto, compuesta por cuatro arquivoltas abocinadas; las dos exteriores de arista viva y las interiores con perfil de bocel, apeando a través de ocho magníficos capiteles con sus correspondientes columnas y basas sobre doble hilada de sillares.
Por fuera de la arquivolta externa, moldura doble de bocel; y cubriendo el conjunto un tejaroz sobresaliente sustentado por 6 ménsulas historiadas.
A la derecha de la portada un extraño arco de medio punto; que apea en el ultimo capitel -doble- por un lado y en las hiladas de la base mediante larga columna con capitel geométrico.
Todo ello, descentrado y enmarcado por dos gruesas columnas-contrafuerte adosadas al templo.
El tímpano dedicado a la Epifania es uno de los pocos que se pueden apreciar en el románico.
La cabecera del templo la componen tres ábsides de tambor; ultra semicircular y más alto el central. La construcción de los mismos se comenzó por el del lado sur; perfecto; continuando con el central, en el que ya se nota del friso hacia arriba el cambio de ritmo y calidad de la construcción; con sillares peor trabajados, y con “prisa por acabar”. Por último el norte, que solo recibe como adorno una columna contrafuerte.
Los ábsides laterales poseen dos ventanas cada uno, aspilleradas al exterior y de derrama interna. El central posee seis alargados vanos de doble derrama, agrupados por parejas en cada uno de los tres lienzos formados por los dos grupos de columnas-contrafuerte; las cuales apean en sendos plintos, a nivel de los cuales corre imposta por toda la cabecera.
Las marcas de cantero abundan en toda la cabecera; siendo la “llave” frecuente en el ábside central.
Al interior, el templo presenta un espacio alargado en dirección norte sur, que debió de haber sido transepto del proyectado templo (ver planta), y al cual se abren por el este los espacios absidiales.
Está compartimentado en tres zonas, por sendos arcos apuntados, que debieron de haber sido formeros del sustento de la cúpula.







Bajando de la iglesia de Santiago se aprecia un paisaje extraordinario, ya que los Mallos aparecen como guardianes de Agüero en una imagen que sorprende al visitante.
Pero Agüero esconde otro monumento románico en su casco urbano, la iglesia de San Salvador.
La iglesia parroquial de San Salvador, en casco urbano, es de nave única, originaria del XII; pero profundas modificaciones posteriores has transformado su fisonomía hasta su actual estado; habiendo de estar muy atento para reconocer la estructura original; de la que quedan parte de los muros laterales con sus capiteles, algo del ábside; la escalera de acceso a la torre y la suntuosa portada a los pies del muro norte.
A los pies del muro norte, se abre la portada del templo original; datable a finales del XII o a principios del XII; y al igual que sucede en la vecina ermita de Santiago; es lo más espectacular del templo.
Enmarcadas por un guardapolvo decorado con ajedrezado jaqués, cuatro arquivoltas, de róleos, palmetas, bocel y celdillas, enmarcan un precioso tímpano en el que hay un Pantocrátor en alargada e inconclusa mandorla, flanquado por los tetramorfos con sus respectivos nombres.

RIGLOS
Dejamos Agüero y regresamos a la A-132. Poco después, apenas dos kilómetros un desvío a la izquierda nos lleva a Riglos. Pero antes observaremos desde cualquier punto de la carretera la imagen impresionante de sus Mallos. Sólo por esa imagen vale la pena el viaje.
Ya en el pueblo está la iglesia dedicada a San Martín, último punto de este viaje al románico del Alto Aragón.



En la zona más inferir del caserío, y del mismo color rojizo que los mallos, destacando de entre las viviendas encaladas, destaca la iglesia románica dedicada a San Martín; capilla que fue del desaparecido monasterio de la misma advocación. Datable en el XII.
Es un templo de nave única, canónicamente orientado, acabado en ábside de tambor centrado por ventanal aspillerado;  que a causa de la colmatación del terreno por la presión humana, ha quedado casi a ras de suelo. Y de Riglos directos a Barcelona. Queda para otro fin de semana algunas iglesias de la zona de Zaragoza.