Las previsiones de mal tiempo han condicionado El recorrido de hoy.
A pocos kms de Monticchiello está un pueblo de similares características. Calles empedradas. Casas reformadas conservando la esencia medieval. La cisterna en el centro del pueblo. La iglesia del siglo XII reformada en el XV y después en el XVIII. El palacio de los caciques, etc.
Este pueblo se llama Montefollonico. Además de su núcleo histórico. Hay que detenerse en cada km de la Ascensión desde la carretera que nos une con Montepulciano. Allí podremos observar la quinta esencia de la Toscana. Pequeñas colinas con casa del siglo (no se) pero antiguas. Las viñas alrededor y como no olivos y cereales… Aquí hoy se mezclaba la imagen de las ovejas (pécoras) pastando en la hierba, alguna recién cortada. Una imagen que va cambiando del verde al amarillo.
Visto el pueblo en la bajada sorprende el Sky line de Montepulciano. Otro motivo para parar.
Desde allí ponemos rumbo a Monte San Savino donde entramos al recinto amurallado por una de sus puertas. Asciendes a la plaza y ojo nos sorprende el final del mercado del miércoles. Compras unas frutas y empiezas a notar la monumentalidad de esta localidad. La iglesia. El Palacio correspondiente. Aquí hay otro el del Monte que sirve de sede administrativa. Hay que entrar porque la vista y especialmente de las torres de la ciudad es la mejor.
Luego la plaza con su cisterna, claro. Es una ciudad de servicios por las tiendas que vemos. Poco turísticas y más dedicadas a ciudadanos de los alrededores y propios.
Comida en Delize de Aldo. Dedicado a los embutidos, quesos, vitellas y especialmente a la Porchetta, que según describen es la mejor de la zona. Pues venga. Un antipasti de la zona. El proschiutto es lo que es . Pero el resto difiere de nuestros embutidos y por eso atrae. Para plato principal una Porchetta, claro y una vitella al tartufo. Muy buena. Vino de la casa (muy decente) en un lugar acogedor. Una bodega del subsuelo convertida en Restaurante.
Al salir ha empezado la lluvia incesante y a veces fuerte que nos ha obligado a cambiar el programa del dÍa. Primero hemos llegado por una carretera muy difícil pero que ha valido la pena hasta Cennina, ese típico pueblo de la Toscana que ves desde la carretera y no te resistes a visitar. Vale la pena, son cuatro casas, una pequeña iglesia y las ruinas de un recinto amurallado que habría sido bastión allá por los siglos XII y XIII.
De ahí a casa a ver llover….