SANGA-BANDIAGARA

La mañana es estimulante en este país donde la luz va configurando los colores de la ciudad, de la vegetación y de la multiplicidad de indumentarias que por aquí se gastan. A la salida del “hotel”, le llamaremos así, empieza el festival de ofertas de artesanía, antiguedades y otros utensilios. Ya lo saben en Mali todo vale para conseguir unos dólares necesarios para el sustento de muchos de sus ciudadanos.

Temprano empezamos un recorrido por Sanga que pretende ofrecernos una visión global de la ciudad, de la forma de vida de sus ciudadanos (costumbres, religión, ritos) y de las diferentes jerarquías que por aquí tienen. Visita obligada la plaza principal, donde se ubica la Casa Palabra o recinto donde se reúnen los hombres para comentar la jugada. Mientras las mujeres se apremian a poner en marcha toda su capacidad de trabajo para ir al mercado, cuidar de los hijos y por qué no también del hombre de la casa (que a veces es compartido con otras tres mujeres).

Callejeamos por las diferentes aldeas hasta llegar a la casa del Hogón, lider espiritual u hombre más viejo de las aldeas que es convertido en “jefe” hasta su muerte. Nos recibe con la solemnidad que su autoridad moral le confiere. Dicen que una serpiente le lava cada noche su cuerpo y purifica su alma. Mientras su esposa preocupada por la salud va más allá de las costumbres seculares y nos pide iboprufeno por si acaso (todo un detalle). Seguimos hasta una planicie donde un personaje nos cuenta la leyenda de las adivinanzas. Un rito donde algunos aldeanos buscan una salida a la infertilidad en la pareja para preservar la estirpe de su casa. Dicen las malas lenguas que por la noche la zorra recorre el lugar y coloca las piezas del puzle en su sitio según la sabiduría popular.

En las fotos el Gran Hogón y el rito, con personaje, de la zorra adivinadora.


Desde ese punto llegamos aun tunel en la roca que comunica, dicen las dos aldeas que forman Sanga y que están bajo el dominio moral de ese Gra Hogón. Allí uno puede encontrar toda clase de artesanía y vendedores con muchas ganas de vender. Hay que verlo. Seguimos nuestro peregrinar hasta otra aldea donde nos topamos con la casa de Miquel Barceló donde, según nos cuenta el guía, reside unas semanas al año. De su estancia da buena cuenta su obra pictórica dedicada a Mali, sus gentes y sus costumbres.

Dejamos Sanga con el deseo íntimo de que el crecimiento turístico que se avecina tenga un cierto control para no acabar degradando este maravilloso paisaje. Para ir a Bandiagara, capital del País Dogón hay que desandar lo andado y disfrutar de lo ayer vimos a la venida.

Bandiagara es una ciudad convencional con su mercado generalizado y demás cosas. Calles donde conviven personas, animales de tracción, no de tanta tracción, vehículos todo envuelto en polvo. No obstante nos topamos con unos adolescentes que acababan de participar en la ceremonia de la circuncisión de ahí sus túnicas azules. Una muestra de esta Bandiagara de fin de año puede ser suficiente. Si ustedes van hay anécdotas que vale la pena observar.La casa de un rico es de parecida construcción a la de otro no tan rico. En el interior sigue existiendo los mismos elementos (cocina en el patio), los animales comparten recinto con los dueños, etc. Deténganse a observar.

Solo nos queda celebrar la entrada de este 2010 y volver al corazón de la Falla de Bandiagara pero más al sur a las aldeas de Téli y Endé. Pasen página les sorprenderá.