CAPÍTULO UNO

Empezaba esta nueva aventura del Camino de Santiago. Esta vez por la vía del Norte y hasta el final de los “tiempos”, Muxía. Con un “mal tiempo”. Las circunstancias (aquí no se describen) han hecho que de los previstos dos se han dado de baja (justificadas) y seamos dos los que empezaremos en el capítulo 3 a caminar desde Luarca hasta Navia y después 19 días más (sin quinientas noches) hasta esa Costa de la Morte. Pero el primer encuentro del grupo era este domingo 1 de octubre para esperar (en vano) a los demás. Como previa al esfuerzo que supone nuestra “peregrinación” a Santiago, hemos considerado oportuno reponer fuerzas en Casa Gerardo, de Prendes, aprovechando que llegábamos desde Formentera al aeropuerto de Asturias. Trazando una línea de a palmo en el mapa de Google…un a la derecha y luego a la izquierda según como se mire.

Con puntualidad británica (cosa extraña en Vueling) a eso de la una menos diez aterrizábamos en Santiago del Monte y en un golpe de taxi con vistas al verde de Asturias llegábamos a Casa Gerardo, donde dicen que la fabada se convierte en magia. Y de verás que lo es. Marcos Morán, digno hijo de don Pedro (hay que fijarse que este dandi de la cocina lleva la chaquetilla de chef con gemelos, soberbio) Marcos Morán digo, nos toma nota, después de echar un vistazo a la carta, por aquello de disimular…Como entrantes unos bocartes rellenos de anchoa, un espectáculo de sabor; un tomate Carreño con sal y aceite, tan simple como sublime y unas croquetas de compango (demasiadas en la ración) de excelente textura y sabor.

Luego fabada…nada que decir…sabíamos a lo que veníamos y ha resultado mejor de lo que esperábamos (decía la madre de una amiga) la faba inconmensurable. El lacón (para mí la gran sorpresa) sabor y especialmente el punto de cocción permite tomarlo sin las consabidas estrías que se te quedan entre los dientes (me gustaría conocer el secreto de ese punto) 2 platos claro…Para final una crema de arroz con leche a la asturiana…con azúcar quemada recubriéndola…todo bañado con un Recaredo y un Añejón del 18 que cuadraba con todo lo acontecido. Saludos y felicitaciones a los chef y vuelta al mapa de Google para coger el camino hasta Luarca.

Acomodación en el hotel Villa de Luarca…compartir alojamiento (individual que ya no está el cuerpo y el alma para “malas” compañías) con 14 suecos que hacen el Camino en bicicleta.

Paseo por el lugar, fotos con la reproducción de don Severo Ochoa, hijo de esta villa y visita al puerto con consumición refrescante (interpreten ustedes) Sin cena (no cabe ni un gramo más de sólido) a escribir esta crónica. Mañana día dedicado a la preparación mental para el comienzo de nuestras andaduras. Eso si el descanso del guerrero merece una recompensa en La Farola…pero eso os lo cuento mañana a esta misma hora o algo más tarde…