Compostela, pese a Fisterra o Muxía sigue siendo el final social de cualquiera de los Caminos. Ayer en Muxía celebramos ese km 0 de A Costa da Morte, pero esta mañana, temprano, vía transporte mecanizado nos hemos vuelto al origen de todos los orígenes. Una vez aquí y después de dejar las mochilas de San Martín Pinario camino de la calle Carretas a certificar con la Compostela que salimos de Luarca y llegamos hasta aquí (con vuelta a la Costa, sí, pero aquí) Compostela en el tubo y a pasear, visita en la alameda a nuestra chicas favoritas (Coralia y Maruxa, las Marías) comprar lotería frente a la farmacia Gómez Ulla, recorrido por la plaza Toural a la Rua Nova, café en el Paradiso (algún churro se ha escapado) de nuevo un sombrero del Camino (¿y van?, se preguntarán. No lo sé) Hasta que dieron las once y cuarenta para ponernos en la cola de la Catedral, a la hora del ángelus (después del anuncio a Maria) misa del peregrino oficiada por sacerdotes de algunos países con peregrinos entre los asistentes. Sorpresa el botafume está expuesto, lo que indica que antes de la bendición final volará por la nave trasversal de la catedral en homenaje al apóstol. Lleno hasta la bandera de peregrinos llegados de todos los caminos posibles (a mi lado una señora alemana, de Leipzig que venía desde Oporto) en definitiva una torre de babel donde la fisonomía oriental era predominante. En eso los surcoreanos han hecho del Camino una “obligación”, casi como la Meca para los musulmanes… La verdad es que creyente o no la misa del peregrino se convierte en un ritual que hay que cumplir con todo el respeto que merece la ocasión. Lo del botafumeiro es un añadido que llena de satisfacción al peregrino. Final de la misa con la bendición al peregrino y camino del mercado de abastos…la intención es preguntar ¿dónde comemos hoy? Porque un lunes y sin pesca por mala mar lo tenemos difícil para cumplir la tradición de “mariscada” en la vinoteca de este mercado. Pero dios aprieta, pero no ahoga y nada más llegar Vicente (que de esto entiende) ve unas navajas (dice que están vivas) y unos percebes, no como los de a Pobra do Caramiñal, pero que se dejan comer. Improvisamos unos queixos de Arzúa, un jamón ibérico (no estaba mal) una bandeja de Airas Moniz, Savel y Terra y una cecina de vaca gallega y tradición cumplida, buenos vinos, albariño, ribeiro de Valdeorras (Telmo rodriguez) y Ribeira Sacra, un pan de categoría y comida hecha…faltaron, pues imagínense…los productos los ponen ustedes.
Siesta (poca) y a la barbería Touriño a cumplir con el ritual del afeitado (la señora pregunta por el franchutis…) ya con la cara lavaa a la Tita, una 1906 de barril. Como si vinieras de Mallorca con el imserso (ensaimadas para la familia) aquí se estila un marrón glacé de castañas gallegas. La suerte no nos ha acompañado en nuestro intento de picar algo, por lo de no irse a dormir en frío…Con el Gato Negro y la orella cerrados hemos buscado un clásico…Casa Camilo (renovado a la brasileña) no es lo que era…abstenerse de intentarlo por favor…un detalle como orujo blanco sirven Ruavieja. Está todo dicho…menos mal que mañana para quitarnos este pesar un chocolate con churros en Paradiso…colorín, colorado hasta aquí hemos llegado con nuestros relatos de medianoche. Hasta la próxima…