10 de febrero de 2024

EL TACONEO DEL FLAMENCO

Decíamos ayer cuando nos comunicábamos desde Laponia en 2023 y ya estamos de nuevo en marcha. En esta ocasión la mañana empezaba temprana en el aeropuerto de Barcelona con una imagen de ocho septuagenarios (de amistades inquebrantables) como si de un viaje del IMSERSO se tratara, camino de una Sevilla conocida, pero todavía por descubrir. Frugal colación (apenas un café con leche y croissant. No todos. Yo esperaba un Enrique Tomás en toda regla y vi alguno/a con un bocata de self servis) Avión, con miedo al viento, pero que se quedó en eso (miedo) Vuelo plácido hasta el Aeropuerto de San Pablo. Recogidas las maletas de las colonias y demás embellecedores químicos a por la “furgo” donde refugiarse la tropa…Allá que vamos hasta la frontera del barrio de Santa Cruz con los jardines Murillo…Hotel Las Casas de la Judería al ladito de Santa María la Blanca…calles sinuosas que nos impiden llegar a nuestro gusto. Parada en Menéndez Pelayo, parquin al completo y expedición (como por el desierto entre carteles de “churros con chocolate”) hasta el hotel, carnés de todos menos uno (yo me quedé en la furgo) A eso de las doce bien tocadas (el ángel ya estaba de cañas después de anunciar a María) Carretera y manta hasta El Rocío…a comer que llegamos tarde, en Casa de Manuela (uno de esos garitos del paseo a la “ermita de la Blanca Paloma” Algunos con más prisa que otros, por lo del hambre de un café con leche y un croissant a eso de las ocho y ya eran la una y media) Jamón (no valía la pena) gambas de Huelva, ensaladilla, atún en escabeche y otras tapitas sacia doras del ansia…Cruz Campo ( que aquí hasta está buena, fuera de aquí prefiero la gallega) una, dos y tres (verán ustedes las idas y venidas al “urinario”) Nos da para una visita a la virgen y ponerle unas velas por “este, ese y aquel” que a esta edad uno tiene más de un deudo allá de donde nadie vuelve…

A la carrera hasta el 4×4 con casi treinta en su panza y a recorrer la parte Norte de Doñana. Maldita sea, el guía de la excursión contrató el itinerario equivocado. En vez de Matalascañas nos fuimos a las marismas (lección de flora y fauna, por este orden de Elena) avistamiento de pájaros en la lontananza. A la excursión la salvó Elena y sus chascarrillos de Bormujos, los ciervos (una manada a 500 metros) Un flamenco en pleno taconeo,  y el final…donde fuimos testigos presenciales y aventajados de la peregrinación de la hermandad de Bormujos a la Blanca Paloma celebrando el 75 aniversario. Comida en el campo, guitarras en la mano, salves rocieras por doquier. A esas horas con el sol escondiéndose, los carromatos (adaptados para el Camino, su mesa, su nevera, su…en este capítulo, sus cervezas, sus cubatas, sus gintonic y un largo etc de gentes contentas vestidas de campo, botas, chaleco y gorrilla incluida) Caballistas (en neutro, no se enfade doña Irene   que ya no tiene ministerio) por doquier, arena y barro de las lluvias de ayer y cientos o miles (vaya usted a saber) de romeros bautizándose en el Puente del Ajolí antes de entrar en la “aldea”. El Sin Pecado redentor guardando tante fe y tanta fiesta…antes las carretas en fila a paso de los bueyes…para los neófitos en este del Camino toda una sorpresa que nos quitó el mal sabor de boca del recorrido Norte de Doñana…para los de allí una experiencia más de su fe rociera…Dicen que la alegría dura hasta la hora del recogimiento frente a la virgen…pero eso será mañana.

Regreso a Sevilla. A descubrir (han leído bien) el hotel que lo componen 27 casas de este barrio de Santa Cruz rehabilitadas al uso y que las une un túnel (que listos eran aquellos) donde uno ve vestigios romanos, fuentes con mosaicos (de los que se imaginan) y un laberinto por si había que salir rápido (vamos sin que te viera quien no convenía, “piensen lo que quieran” acertarán) Tras los “pipís” de rigor y dejar las cosas recogidas fuera de la maleta a las Teresas, taberna típica de este barrio donde el jamón es del bueno y el queso de lo mejor. Otra cerveza para calmar la sed y nos llegamos hasta Álvaro Peregil (contracción de Pérez Gil, de nombre Pepe que nos dejó su personalidad desde aquel añorado “Quita pesares” en los Rialto. Iremos a rendir homenaje en su estatua) Una pringá para cuatro valientes (nada que ver con la Bodeguita Romero de mañana noche) unas alcachofas con jamón (pasables, dicen) y un plato de potaje de espinacas con garbanzos (a esas horas y en Sevilla todo vale) con añoranza de aquel bar “el costalero” en la calle Torneo previa a la Expo de 92. Unos gintonics en la terraza del M a la luz de la Giralda con andamio y hasta aquí…a dormir…mañana más y mejor.