Dejamos Mopti y tras un cambio de ruta convenida con la agencia (ya hablaremos de ella más adelante) nos dirigimos a Sanga la población más celebre del País Dogón. Antes nos pararemos en Songo y más tarde cruzaremos Bandiagara a la que volveremos para pasar el Fin de Año, pero que en este día la dejaremos a un lado para dirigirnos hasta Sanga y la Falla de Bandiagara y conocer dos culturas los telen y los dogón, estos últimos heredaron los territorios que los otros dejaron. El camino tiene común denominador con el que hemos venido haciendo hasta ahora. Casas de adobe y paja con excrementos de vaca. Tiendas rudimentarias a cada paso de aldea y mujeres cargadas hasta los límites camino de este o aquel mercado donde vender lo poco o mucho recolectado o confeccionado por ellas. Hombres alrededor de una tienda y niños siguiendo a los turistas o jugando con cualquier elemento que pueda servir de distracción. Cuando no hay ciudad extensiones de terreno seco donde comen vacas y cabras y en las pequeñas humedades de las últimas lluvias algunos jóvenes fabricando ladrillos. Imágenes que se repiten a lo largo de esta carretera que une una parte y otra del país.
Una carretera de hace siglos, pero de una belleza paisajística extraordinaria nos lleva hasta la primera aldea realmente dogón. Te sorprende, porque aquí todo es sorpresa a los ojos de un europeo, ña cantidfad de tierras de cultivo que hay en los mérgenes de la carretera y a orillas de riachuelos. Preguntamos y nos dijeron que el producto básico de cultivo eran las cebollas. La inmensa mayoría para la exportación y que constituye junto a la ganadería uno de los sectores en desarrollo en la regió. Hay que añadir, claro está, el turismo. Con estas llegamos a Songo donde un grupo de niños se dedica al “asalto” pacífico de los vehículos con turistas que arriban. Junto a ellos un buen número de hombres jóvenes y mayores están a la espectativa. Al fonfo junto a un habitáculo con tintes de ser club social, un viejo futbolín sirve de entretenimiento.
El guía nos lleva a un recorrido por las angostas calles de la aldea donde destacan algunas construcciones con pieles y fetiches de animales en las fachadas, son de cazadores dice el guía. Las demás son como en otros lugares de Mali, mucha tienda dedicada al turismo y otras convertidas en talleres de confección donde se elaboran piezas típicas para vestir o adornar. Una muestra es el mejor indicativo
Dejamos atrás el pueblo y por un camino angosto ascendemos hasta lo que se conoce como “gruta” que no es otra cosas que el escenario donde cada tres años se celebra la Ceremonia de la Circuncisión a los adolescentes de entre 10 y 12 años. Allí un centenar de jóvenes velarán durante más de tres semanas para ser iniciados en su camino de convertirse en hombres. Dibujos e instrumentos musicales y restos de sangre son los iconos de esta ceremonia. Desde esta Gruta puede admirarse el valle de Songo.
Dejamos Songo y por la misma carretera, bueno camino lleno de dificultades, el 4 x 4 se encamina hacia el final de esta Jornada. Antes atravesamos Bandiagara, la capital, a priori una ciudad convencional en Mali. Mañana la recorreremos de forma extensa. Seguimos bajo el denominador común de un camino no exento de dificultades pero de una belleza extraordinaria con elemnetos comunes, ganadería, agricultura y mujeres caminando con fardos o barreños en la cabeza y bebés a sus espaldas. Llegamos a Sanga donde te sorprende una “dehesa” no la Girona, sino de Baobas y un hotel yo diría que comunitario donde nos alojamos la inmesa mayoría de los turistas que aquí pernoctan. El guía vive en esta ciudad y la primera propuesta es descender hasta Ireli en el fondo de la Falla de Bandiaraga eje vertebral del País Dogón. Nos explica la cultura dogón y sus antecesores en el territorio los Tellen (pigmeos rojos) que vivían en las montañas en cuevas para protegerse de los animales salvajes. Los Tellen eran cazadores y los dogón agricultores. Una diferencia cultural importante que marca el desarrollo de este territorio en Mali.
Vamos a observar la Falla y los habitáculos Tellen. Hoy convertidos en cementerios de los dogón.
Las siguientes fotos son tres detalles de los habitáculos de los Tellen en la Falla de Bandiagara.
Seguimos en nuestro descenso hacia Ireli tomando toda clase de precauciones dado que el camino es de mucha dificultad y el grupo no está para muchas alegrías. Mientras nosotros vamos casi arrastras para no caer en muchas fases del descenso nos adelantan un grupo de mujeres calzadas con simples chanclas, que soportan el peso de lo comprado en el mercado y al cuidado de algún bebé que otro. Mientras las vemos pasar como si fueran Fórmulas 1 y nosotros poco más que animales de tiro llegamos a un observatorio donde se descubre toda la belleza de un pueblo dogón en la Falla de Bandiagara. Ireli.
Después de dos horas largas de caminata a través de un mundo “nuevo” para nosotros regresamos a Sanga por una carretera donde se confunden el sol y la luna en el mismo plano. Ya estamos en el País Dogón.