ETAPA 9 TOREADOR

TOREADOR…

Si, son los compases de la ópera Carmen de Bizet (en francés) Viene al caso porque la mañana empezaba con cierto peligro. Me explicaré; al punto de comenzar la caminata que nos debía llevar hasta Aguilar de Campoo, ya en Palencia (abandonamos con muchas ganas Cantabria, no por falta de belleza y de sus gentes, sino por la poca dedicación a este Camino. En algún episodio, vergonzante) Justo al abandonar La Quintana por una senda que atravesaba una finca ganadera, después de fotografiar el desayuno de un. ternero de las ubres de su madre. Otro ternero (este ya maduro en kilos) ha salido despavorido hacia el campo donde estaba la punta del ganado y no se ha llevado por delante a Gis y especialmente a André (el franchutis) de puro milagro. Hay que saber que todavía era noche, aunque no cerrada, pero con escasa visibilidad. Miedo en uno (André) y susto en el que suscribe que se veía en el hospital cuidando de su amigo. Ahora no podrá decir que no ha toreado en su vida…afición tiene.

La segunda anécdota de este día de caminar sin parar (la visita a Aguilar era más que obligada) ha sido la aparición estelar de un zorro (no se si zorra) atravesando la senda y buscando el refugio del escaso bosque que tiene esta etapa.

A nivel de paisaje hay que decir que hemos dejado atrás el bosque tupido (aunque hoy hemos paseado junto a unos chopos) y nos adentramos en esa meseta castellana, con alguna “tachuela” en el recorrido. Final, por el momento, del verde de los prados, las vacas, los caballos. Recuperamos algunas ovejas y a nivel de colores, los ocres de después de la recolecta del cereal; los diferentes marrones según sea cultivo, barbecho u olvido (que haberlo, haïlo)

Y después de pasar los pueblos del mapa de la etapa llegamos a Aguilar de Campoo. Los amigos de “alta velocidad” han cumplido con el recorrido previsto hasta Corvio, pasando por la orilla del embalse de Campoo.

Centrándonos en Aguilar, la primera vista para el peregrino es el Castillo y en la falda de la montaña la iglesia de Santa Cecilia. Datada en el siglo XII y ampliada en el XIII. Luego la colegiata de San Miguel, las clarisas (también del XIII) aquí he comprado unos dulces para el desayuno, y el Monasterio de Santa María la Real son de obligado cumplimiento. Hace 21 años que pasé en las mismas fechas del Pilar por estas tierras siguiendo la ruta del románico que aquí presenta monumentos de un valor insuperable…Moarve, Santa Maria de Mave, la otra Santa Cecilia y un largo etc que bien merece un viaje específico.

Pernoctamos en el Hotel Valentín…buena calidad-precio. Con un restaurante de buen producto, elaboración y servicio (muy recomendable). Su plato de garbanzos a la castellana de lo mejor del Camino (no les contaré la composición por no dar datos a mi dietista, pero pueden imaginárselo) Mañana a remar de nuevo con la vista puesta en Cervera de Pisuerga…Castilla en la más pura de sus esencias. Austera, sobria pero generosa.