Desayuno a marchas forzadas (ya eran las ocho y nos esperaba el transporte a Hermidón) Hoy empezamos más tarde de lo habitual, también la etapa hasta regresar vía “andando” hasta Quiroga era más corta. Pero a la postre no menos difícil. Entraría en la calificación de “rompepiernas” (si todo junto) Para “desayunar” una cuesta exigente, corta, pero con su enjundia. Todo o casi todo por asfalto. Las primeras vistas son el río Sil, la N-120 y la vía del tren desde las alturas. Y es que desde Hermidón hasta Bendilló el camino transcurre por esas alturas. En un momento de este recorrido hay que tomar la decisión de seguir por el itinerario oficial o mantenerse en el asfalto. La decisión se basa en la comodidad (lo dio ahora, a toro pasado) porque las dificultades, subidas y bajadas y distancia hasta regresar al “oficial” son las mismas. Un ascenso final y allí está Bendilló, no sin antes pasar por la ermita de las Farrapas y una almazara que se ha recuperado y continua en uso. A casi un km una fuente de agua fresca que permite rellenar la botella (salvadora en algunos momentos) Luego al iglesia, el cementerio, los olivos que dan este aceite autóctono de O Courel (mucha fama por estos lares) A este paisaje Sil, N-120, tren por esta parte se le unen las huellas de los jabalíes en los camino y en los propios huertos (tiene que haber mucho animal, por los destrozos que ocasionan) Bendilló me da que es parroquia con aldeas asociadas, pero no deja de estar vacío. De allí parte una de esas bajadas de “injusticia divina” a las que nos tiene acostumbrados este Camino de Invierno. 700 metros de andar con mucha precaución, mirando donde pones los pies (por si acaso) con las uñas de los pies pegadas al límite de las botas, con los palos asegurando la pisada, con el “sanfrenado” en automático. Así hasta llegar a la carretera. Allí de nuevo decisión que tomar. O el oficial o el alternativo que te lleva hasta Soldón a orillas del Sil. Un pueblo, sin casi nadie, pero con algunas construcciones respetando el pasado, como A casa do forno y otras junto a muchas abandonadas o en “se vende”. Nois espera Novais y su “Castelo”. Antes de llegar a Quiroga (destino final) el Camino nos obsequia con otra de esas bajadas (relatada anteriormente) y una subida con más injusticia por ser en el km 13 de esta etapa con las piernas castigadas y el humor de perros de los peregrinos. A la vista Quiroga, pero la sensación de lejanía, de que nunca se llega es algo inherente a cualquiera de los Caminos. Miras al cielo por si amenaza lluvia. Por fin el bar donde comes y hoy sorpresa preparada por Vicente, que ya llevaba un buen rato, aseadito y dispuesto al aperitivo. No como nosotros los “torpes” que llegábamos sudados (de la subida exigente) y cansados. Para comer unos boletus a la plancha que con suerte y si quedan repetimos mientras el futbol de España. Bien regados después de hidratarse convenientemente…En la siesta (obligada) un aguacero nos anuncia que mañana la etapa puede trascurrís bajo una molesta lluvia. Eso mañana…día en que se incorporan los dos peregrinos que faltan…A eso de las siete y media es buena hora para cerrar esta crónica…