SEGUNDA ETAPA

Castilblanco-Ruta de los Pueblos Blancos (Sierra de Cádiz)-Ronda (Málaga)

Esta segunda etapa nos llevará hasta Ronda, en la Sierra que lleva el nombre de la ciudad malagueña, sin duda uno de los grandes atractivos turísticos de toda Andalucía. Pero para llegar a ella atravesaremos la Sierra de Cádiz por la Ruta de los Pueblos Blancos. Arcos de la Frontera, El Bosque, Grazalema y Zahara de la Sierra son uno de sus exponentes máximos. Hay más, pero en esta ocasión solo llegaremos hasta estos.

La salida de Castilblanco tempranito el recorrido es largo y el día corto, especialmente si es invierno. 189 kilómetros hasta Ronda son muchos y hay que ponerse al tajo. Desde Castilblanco pasaremos por Sevilla y desde allí por la N-IV o la autopista hasta Las Cabezas de San Juan, cerquita de Utrera. Buscamos la carretera que nos lleva a Bornos y desde allí hasta Arcos de la Frontera. Por Villamartín y El Bosque hasta Grazalema. Uno pude elegir visitar primero Zahara de la Sierra y Algodonales o cortar hasta Ronda y volver a Zahara. Las dos opciones son válidas.

LA RUTA DE LOS PUEBLOS BLANCOS

SIERRA DE CÁDIZ

La franja forestal que se extiende desde el estrecho de Gibraltar hasta el embalse de Zahara, por un espacio de más de 220.000 ha, alberga una enorme riqueza natural. Alcalá de los Gazules es la población más meridional de las que componen esta ruta a caballo, y desde ella se pasa por las inmediaciones de la famosa sierra del Aljibe (1.092 metros), que durante muchos años fue refugio de bandoleros. Es tierra de rapaces, entre las que cabe destacar la presencia de las dos mayores águilas de la fauna ibérica, el águila real (Aquila chrysaetos) y el águila imperial (Aquila heliaca). También los buitres y el águila culebrera (Circaetus gallicus) se dejan ver por esta zona, unos en busca de carroñas y otra a la captura de reptiles. En el punto de contacto entre los dos parques naturales aparece Ubrique, bajo los cerros del Atochar (1.149m) y del Algarrobal (979m). La población, famosa por sus excelentes trabajos de marroquinería, muchos de ellos dedicados a los aparejos caballares, posee también un importante legado histórico y monumental. En la zona conocida como el salto de la Mora están las ruinas de la ciudad de Ocurrís, de origen ibero y fenicio. Al norte de Ubrique queda El Bosque, en cuyo río de igual nombre abunda la trucha. Cerca de esta población se encuentra el aula de naturaleza Higuerón de Tavizna, que permite una mejor comprensión de las características de la comarca Desde la sierra de Albarracin, localizada al sureste de la población, se pueden realizar vuelos en parapente y ala delta. En torno a Grazalema, en clara dirección este desde El Bosque se halla la población que da nombre al parque natural, Grazalema.

El municipio de la comarca de la Sierra de Cádiz que tal vez mejor ha sabido sacar partido de las posibilidades que para el desarrollo turístico le brindan su privilegiada situación geográfica y su condición de pueblo blanco es Grazalema. Es el exponente de una forma arquitectónica tradicional vinculada a un paraje singular que registra el mayor índice pluviométrico de España.
Ha sido el espejo en el que las restantes poblaciones de la comarca -los distintos núcleos de la Ruta de los Pueblos Blancos- se han mirado en su aspiración de abrirse un sitio como foco de atracción turística. El nombre de Grazalema es ya una suerte de marca turística consolidada. Una política de promoción, inversiones en infraestructura y equipamientos turísticos y el respeto que ha imperado en el casco urbano a un estilo arquitectónico tradicional y armónico perfectamente integrado en el paisaje serrano han sido tres claves de su vigente atractivo.
Paralelamente al desarrollo de la infraestructura hotelera, han ido creciendo los servicios turísticos tanto en Grazalema como en su pedanía -Benamahoma-. Además aquí es posible comer bien en cualquiera de sus restaurantes. La obra del gastrónomo grazalemeño Dionisio Pérez, que desde hace unos años se ha empezado a recuperar, habla de la riqueza del municipio también en el campo culinario. Los platos más típicos son el amarguillo o la sopa, a lo que hay que añadir una gran variedad de carnes, la seta, el espárrago triguero, chacinas, queso de cabra y oveja y una original repostería.
Lo que un día fue cabeza de partido judicial es hoy un plácido rincón idóneo para el descanso. De su anterior pujanza económica se recuerda la fabricación artesanal de las célebres mantas, actividad que hoy tiene su recuperada continuación con la fábrica de mantas y su museo.Situada en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema -con su microclima especial que ha permitido el desarrollo de una especia vegetal sin parangón, el pinsapo.

Si uno tiene tiempo, y hay que tenerlo, se acerca a Villaluenga y compra queso de cabra y oveja payoya, un manjar que fuera de la zona es difícil de encontrar.

Grazalema La sierra
Benamahoma La raza payoya

-que queso-

El terreno adehesado, por el que resulta tan sencillo y grato cabalgar, se va cubriendo paulatinamente en la sierra del Pinar y en la de las Cumbres, zona en la que se abre el más importante pinsapar de cuantos existen en la Península Ibérica. Junto a los pinsapos (Abies alba) se pueden ver algunos ejemplares de arce (Acer granatense), así como del arbusto Daphne laureola que, según la leyenda, permanece unido por siempre al arce por una trágica historia de amor. Los alrededores de Grazalema son muy atractivos tanto desde el punto de vista botánico como faunístico. Además del pinsapo, que ya de por sí posee el suficiente interés, aparecen aquí la Viola demetria y el codeso (Adenocarpus decorticans), este último en la sierra del Endrinal, al sur. Entre los animales cabe destacar la presencia del ciervo (Cervus elaphus) y la cabra montes (Capra hispánica), especies a las que resulta más fácil acercarse a lomos de un caballo que a pie. En el extremo norte del parque está Zahara de la Sierra, junto al embalse de Zahara. En él se remansan las aguas del río Guadalete, nacido en el Peñón Grande, muy cerca de Grazalema. En las inmediaciones de la población está la zona conocida como Garganta Verde, un enclave de espectaculares paisajes dominados por la verticalidad de la roca. Sus cielos se adornan a menudo con la majestuosa silueta del buitre leonado (Gyps fulvus), que posee en este parque una de las más nutridas colonias europeas. Fuera ya de los límites protegidos se encuentra la población de Algodonales, bajo la sierra de Líjar, cuyas escarpadas cumbres calizas propician la realización de deportes como la escalada, el parapente o el ala delta. A 20 Km. de Grazalema, a 17 Km. de Zahara y a 15 Km. de Algodonales se encuentra El Gastor. Dentro de la Sierra de Cádiz, El Gastor es conocido como “Balcón de los Pueblos Blancos”, debido a su blancura y a que desde su punto más alto (1.060 metros) se pueden disfrutar unas maravillosas vistas de los municipios colindantes. Son de interés turístico las construcciones dolménicas de la Tumba de la Giganta, en el Lagarín. La comarca de los pueblos blancos gaditanos es también muy rica en ganaderías caballares. Alcalá de los Gazules, Vejer de la Frontera y Arcos de la Frontera son localidades en la que tienen casa hierros de reconocido prestigio en la cría de caballos y a cuyas instalaciones se pueden realizar visitas concertadas.

Iglesia de Arcos de a Frontera Calle de Arcos
Para un ciempiés Zahara de la Sierra , o la magia

SERRANÍA DE RONDA

La Serranía de Ronda está estratégicamente situada en el centro de Andalucía, al sur de la Península Ibérica. Su territorio se extiende a lo largo y ancho de 1.536 km2 y comprende más de veinte pueblos blancos de cal, tan solo  manchados por los rojos, verdes y amarillos de sus flores.

Tres valles marcan geográfica y socialmente el territorio; el valle del Guadalteba que se abre al norte, el valle del Guadiaro al sudoeste y el valle del Genal al sudeste. En el centro, la meseta de Ronda juega un papel fundamental como nexo de unión de los tres valles.

Visitar la Serranía es una sugestiva invitación a reencuentros con el pasado. Castillos, atalayas, palacios, baños árabes, teatros romanos e incluso cuevas primitivas y abrigos de bandoleros se muestran a los ojos del visitante para sumergirle en un viaje en el tiempo con la imaginación como única compañera.

Ronda con sus 481km2 es, con mucho, el municipio más extenso de la Serranía. Se extiende por la meseta central en una amplia franja que atraviesa la Serranía de este a oeste llegando hasta el límite norte de la Comarca, junto al vecino municipio de Cuevas del Becerro.

Ronda está habitada por 34.834 personas de las cuales la mayor parte viven en la ciudad de Ronda, núcleo principal, y el resto repartidos entre los núcleos de Serrato y la Cimada al norte, y Montecorto y los Villalones al oeste.

El Tajo de Ronda El Puente de Ronda
La plaza de toros La muralla

Lo que ha maravillado de Ronda a todo el mundo es, sin lugar a dudas, la espectacular garganta excavada durante siglos por el río Guadalevín, declarada monumento natural, y por su extraordinario centro histórico, auténtico lucimiento artístico de los siglos XIII a XIX, en un entorno natural de incomparable belleza.

Los lugares y monumentos a visitar tanto en la ciudad como en su término son tan relevantes como innumerables; desde los desafiantes muros del teatro y ciudad romana de Acinipo hasta la más moderna Plaza de Toros (s.XVIII) pasando por los baños árabes mejor conservados de España (s.XIII) y un sinfín de palacios, iglesias, ermitas, conventos y murallas sin olvidarse de sus populares puentes, testigos de excepción de la evolución urbana de Ronda.

Viaje largo, pero lleno de emociones visuales este que nos ha llevado hasta la misma Ronda. El alto en el camino, ese que repara los males del hambre, puede hacerse en Grazalema, en el Restaurante Las Piedras, uno más de la excelente oferta gastronómica de la zona. Allí la Sopa de Tomate, la de Grazalema o la de Picadillo. Los tres platos excelentes primeros.  Luego degustaremos el cordero (payoyo) o la caza si es la época. Un estofado de venado podría ser una buena opción, sin dejar de lado un buen filete de ciervo a la brasa. Vino a elegir, yo tiraría por lo clásico, Rioja o Ribera del Duero. El de la casa solo si es con gaseosa. Postre, vamos por los quesos de cabra u oveja payoya, es lo que toca. Ah, si le ofrecen membrillo tómelo, es excelente, añádale algo de queso y el placer se sublima. Todo por unos 25 euros, inaudito verdad. Cosas del querer……