LA GOLETA
La mañana la hemos dedicado a recorrer detenidamente Bodrum (turismo salvaje). Nada destacable que salga de lo normal en un lugar de monocultivo como es el turismo. Un centro comercial o zoco, como queráis llamarlo. Todo dedicado a las imitaciones buenas, menos buenas llegadas de China, Japón o Suiza. Desde relojes de marcas conocidas a un máximo de 160 € (es curioso como mantienen el peso del original) Hay quien afirma que son las propias marcas las que incentivan un determinado consumo de estas imitaciones. Messi, Cristiano y otros como Salah del Liverpool aparecen en las camisetas de cada una de las marcas habituales (ni fijarse). La otra industria de la copia son los zapatos…miles y miles de zapatillas, chanclas o de vestir a un módico precio. Lo que no te garantizan es que no te hagan ampollas o rozaduras. Como era casi por la mañana se podía pasear con un calor sofocante pero con las calles para ti. Un kebapp original donde se asaba la carne entremezclada con patatas y verduras.
Las fiestas nacionales de Turquía coincidiendo con el final del Ramadán aportaban bullicio. En el hotel que nos cambiaron (por aquello de cobrara algo más) la clientela era toda autóctona de vacaciones esta semana.
Comida a orillas del Egeo en un lugar desde donde se divisaba el castillo de Bodrum en restauración (de la Edad Media) y una playa donde la ley de costas brilla por su ausencia…los bares y restaurantes estaban al borde del agua (no es una metáfora) Ensaladas a base de todo condimentado con yogurt y otra vez calamares y es que aquí los hacen de vicio. En estas nos reclaman para la goleta…equipaje, saludos de rigor al capitán y al cocinero (sobretodo a éste) los mismos de la otra vez. Una vez pagado el viaje y acomodados en los camarotes (por cierto a mi me ha tocado el de proa, espacioso y envidia de los demás) nos hemos puesto en marcha. Paso por la aduana griega y hacia Kos, una ciudad pequeña (poco atractiva en si misma) donde otra vez pasamos aduana y donde pernoctaremos. Día de vagancia extrema, aunque la mañana ha sido agotadora por el calor y las tiendas de no me compres.
La cena, lo esperado…unas ensaladas, berenjenas al horno, buena verdura, pulpo y lubina en escabeche…ah, y calamares a la andaluza. Para rematar lubina a la papillot (aplausos generalizados al cocinero) Todo regado con un Pouilly Fumé del Loira, un sauvignon blanc de Sudáfrica y un Saint Emilion Gran Cru del 2013 (el precio denotaba que no era lo que denotaba la etiqueta) correcto sin más (para cenar) porque el postre era un dulce típico de la cultura musulmana con helado de nata para contrastar. Sobremesa con ron Zacapa 23 y a dormir que mañana nos espera una larga jornada con baño incluido (vamos los y las más valientes del grupo)