REVOLUCIONARIOS

REVOLUCIONARIOS

Día de relax en todos los sentidos de la palabra relax. Qué no es otra cosa que hacer aquello que te viene en gana (el sumum del bien vivir) Después del desayuno (como el de ayer, igual de rico y abundante) Navegar por unas aguas mansas hasta una isla, creo (estoy seguro) que se llama Kylos (para esos los míos después de tanta comida buena y bebida acorde, sin pasarse). Fondeamos en una bahía con playa de ripios y empieza el dulce y mojado esparcimiento. Unos al agua, otros con la auxiliar a pie de playa, la otra y la otra también como si fueran recién salidas de club náutico, con su padel surf hasta la playa (sesión de ida y vuelta). Hasta tal punto puso Lola el entusiasmo con la tabla que se pasó de frenada y con el susto en el cuerpo tuvo que ser rescatada por el Capitán en una tocata y fuga de Lola (o lo que hay que hacer para que te rescate el capitán) Con estas llega la hora de comer y como si el agua diera ganas de comer, todos a la desesperada (la mala cara que se nos pone si uno llega tarde) a por los platillos de nuestro Estrella michelin privado. Mientras saboreamos un tzatziki extraordinario, llega de pronto una Musaka de primerísima categoría (insisto en el tratamiento culinario de la berenjena en este barco)…Gran Coronas reserva del 2013 para regar este plato y a la siesta. Empieza un largo recorrido hasta la isla Symi donde (dicen pernoctamos dos noches). Y ahora viene lo bueno…tras la siesta al sol que más calienta ha comenzado la sesión de riveival (nostalgia en castellano) Y es que queramos o no los que vamos en este viaje tenemos ya una cierta edad que nos permite conectar con un pasado donde éramos menos burgueses, quizás hasta algo revolucionarios (juventud, dulce juventud) y nos “ponían” las letras de Paco Ibañez en el Olimpia o la dimensión reivindicativa de Atahualpa Yupanki, la melancolía de Jorge Cafrune y es que se empieza por Sabina y Serrat y se acaba recordando que “un día fuí…” Todo desde un barco a once nudos en el Penopoleso Sur… Mientras, una atrevidas se internan en la cocina del barco a preparar una tortilla de patatas (con cebolla, claro) El calor de los fogones y el ímpetu “revolucionario” siguiendo a Paco Ibañez hace que algunos (no todos) se bañen en medio de este Egeo con 690 metros de profundidad (se lo explicarán a sus nietos, porque los hijos están a lo suyo) Ducha y travesía hasta una bahía en la isla de Symi donde está el Monasterio ortodoxo de Panormitis (casi nos comen las avispas, lo pudimos superar) A misa de siete, novedad para nosotros. Me perdonarán pero aquí se quedó la revolución por hoy. No descarto que alguna vez volvamos a sentirnos jóvenes  y tengamos espíritu revolucionario, pero la tentación de volver a la normalidad de esta Goleta convertida en restaurante michelín nos tira demasiado. Y llegada la hora, empieza la cena…primero la tortilla de las chicas (excelente) dadas las circunstancias (las patatas no eran kanavek y se nota) Pero no desentonó a los platillos de nuestro cocinero. Unos ajos tiernos de máxima audiencia, champiñones a la crema (han pedido la receta) y un etcétera hasta seis platos. Rosado de provenze para amenizar. Y el fin de fiesta con nuestros artistas preferidos…Lola la de Luis y Pippo Camuglia…Miquel de DJ…copla, tanguillo y un Il mondo que hizo que los monjes del monasterio aplaudieran mientras cerraban los cánticos de maitines…con la torre iluminada, proyectándose sobre la bahía, se veían algunas sombras pidiendo un bis de nuestros artistas…un éxito. Dejemos la revolución para los jóvenes que nosotros ya estamos para excursión en bus.