ETAPA 17 OVIEDO-GRADO

MIRANDO A LA MONTAÑA

Antes del relato de lo que ha sido el día. Damos la bienvenida a las dos nuevas incorporaciones a este Camino, en este caso ha completar el Primitivo desde Oviedo. Natasha y Michel afrontan su primer Camino con una ilusión y a la vez inquietud que nos da una frescura a quienes ya llevamos unos kms en las piernas desde que salimos de Málaga.

No voy a dejar de lado la larga, larguísima travesía de ayer desde Plasencia hasta Oviedo en un autobús de ALSA. Más de siete horas recorriendo media España…desde las dehesas hasta los Picos de Europa pasando por la meseta y cruzando ríos, como el Duero por Zamora. La verdad es que desconocía una autovía que desde León te lleva por toda la montaña hasta Mieres en Asturias y cruza la parte de los Picos de Europa que denominan Las Tres Provincias, porque ahí están los límites de Palencia (Guardo queda al otro lado de alguna de esas montañas) León y la llegada a Asturias. Impresionante tanta belleza junta. Oviedo, como siempre. Una ciudad viva a pesar de ser domingo por la noche, con ese punto clasista que le otorga ser la capital de Asturias (o  de la España de don Pelayo. Como dicen aquí “lo demás es territorio conquistado”)

A lo serio, Etapa de 24 kms y medio desde las afueras de Oviedo (aquí hemos obviado unos 2,5 kms por la ciudad. Por lo aburrido que es pasar por ella sin mirar) Enseguida (vamos después de pasar un parque) entramos en materia de Camino…primero llueve, luego llegas a la primera aldea y también son las primeras vacas las que te saludan, extrañadas de que a esa hora cinco “fantasmas” (cubiertos para la lluvia) alteren su plácida y monótona vida. A todo ello vamos subiendo lo suyo. Y es que hoy tocaba esa etapa de sube y baja (todo con ganas) que acaba cansando las piernas algo más que otros días. Con Michel y Natasha en la lejanía (el peso y la altura influyen decisivamente) vamos cubriendo kms entre caminos, corredorias asfaltadas y aldeas que se van sucediendo. Casas de colores, especialmente azul eléctrico, terracota, incluso rojo (aquí en Asturias se da mucho este tipo de colorear la casa, dicen que traído de la emigración a Latinoamérica, será) No me pregunten cuándo, pero hay un momento en que dejas a un lado ese deambular entre prados, más vacas, alguna oveja muy lanuda, algunas con crías y empiezas a notar que estás inmerso en la pura esencia del Camino de Santiago…de pronto te das cuenta que vas por una corredoria donde las botas se mojan del agua que corre a causa de la lluvia. Transitas por el barro (barrois en francés del Camino) André protesta por el tiempo. Los helechos, unos en marrón y otros en verde intenso cubren los lados (nunca entenderé como unos están muertos y otros más que vivos conviviendo en el mismo espacio) El musgo (que verde más bonito) cubre las piedras y cuando dejas el barro caminas sobre una alfombra de hojas de carballo en ese marrón-ocre intenso. Miras al frente y los árboles y arbustos grandes forman un arco casi triunfal. Empiezas a pasar por zonas donde hay que hacer más de un equilibrio para no caer o para sortear una balsa. Al salir de una aldea y sin querer, pero sin poder evitarlo pasas por encima de la “mierda” de vaca (es normal)…Este y no otro (aunque con sol mejor) es el Camino de Santiago que has idealizado al plantearte vencer el desafío de llegar a Compostela. En cualquiera de los Caminos tarde o temprano llega. Ya estamos en Grado o Grau (a orillas del río Nalón) en un hotel correcto y donde lo mejor es la comida. Hecha por la abuela y todo de “cosecha” propia…Que gratificante encontrar este tipo de establecimientos familiares donde la comunicación es fácil. También forma parte de esa esencia. Dicen que Alfonso II fue el primero de los reyes en visitar (por lo de no perdérselo, que para eso era rey) la tumba del apóstol…de ahí que este Camino por las montañas de Asturias y una buena parte de las de Lugo se llame el Primitivo…