KIRUNA 5

Son las siete y veinte de un 22 de noviembre, miércoles para más señas. Esta crónica que debería haberse escrito a la hora de la Cenicienta de ayer, no fue posible por motivos ajenos a este escribidor…Una sucesión de acontecimientos (llamémosles domésticos, porque no pasaron de eso. No magnifiquemos unas salchichas) unos huevos revueltos con panceta (bacon a la inglesa) acompañados de sobras de estos días. Una conversación sobre lo divino y lo humano (nadie dijo nada de Pedro Sánchez o de “me gusta la fruta”) nos llevaron a una despedida con cierta prisa y con una sensación de sueño que impedía pensar con claridad los sucesos del 21 de noviembre entre las siete y las diez y media de la tarde noche…todo lo demás es anecdótico. “No te enrolles y a lo serio”

Decíamos en la crónica de ayer que las sensaciones son indescriptibles. Las 500 noches de Sabina, los Caminos de Serrat, las Champions del Barça (las del Madrid son más baratas y ya son costumbre) el quiebro de Messi a Boateng, una media de Curro Romero. Desde anoche, las Auroras Boreales de Abisko (Laponia sueca. Las otras las desconozco) entran con letras mayúsculas en ese catálogo de “indescriptibles” No se puede poner letra a letra, palabra a palabra la emoción de Luis, las lágrimas de Lola, la retrasmisión en directo a Girona de Miquel y Cristina, el “gatillo fácil” del IPhone de Esteban, bajo la supervisión “autorizada” de Elvira, la frustración del “no puedo hacer fotos” de Rosa (había perdido un cristal de las gafas, en el traslado de las “salchichas” al lago) Mientras una sucesión de figuras en verde deambulaban por un cielo estrellado, con media luna haciendo de foco (no de atención) serpientes, dragones, guiños de brujas. Esa sensación de que algo iba a pasar en cualquier momento, que veríamos la traslación de alguno de nosotros o la asunción de María en aquel momento. Al verde le añadían los comentarios, el lila, ahora el púrpura. ¿Has visto el rojo? Mientras Marc (emocionado, aunque lo niegue) iba describiendo los datos científicos que justificaban el desfile de monstruos amenazadores que nos trasladaban a los libros de Harry Potter. Bien es verdad que sabemos (le hemos leído en Internet, bueno nos ha ilustrado Miquel) que desde mediados del XVIII se viene estudiando y justificando científicamente este fenómeno de las auroras boreales. Luego ya se han descifrado los misterios y aquí nos tienen a su caza soportando temperaturas de -29 grados (imagínense que se meten ustedes en su congelador y cierran el frigorífico por fuera) Yo pensaba en los vikingos o los samis por estos lares allá por los siglos de los siglos viendo el invierno (sin contaminación lumínica, encima) todos estos monstruos en verde persiguiéndote allá donde fueres…escondiéndote en las cabañas de piedra, barro y techos de naturaleza muerta (me refiero a las pieles de renos o alces) Poco menos que veían en estos fenómenos la “ira divina” (el dios lo ponen ustedes, que eso yo no me lo sé) Hasta aquí lo que les puedo contar sobre “anoche” y sus consecuencias.

Pero siempre hay un antes, lo de después se queda en el secreto de sumario. Por la mañana (rocío, decía Serrat) a eso de las nueve, lavados (no todos) desayunados, …, … Una caminata (de entretenerse) pasando por un corral de renos (sin renos) hasta un montículo con vistas…allí un tente en pie preparado por Marc (cargaba con la mochila) a base de chocolate (liofilizado, si es que hoy…) sin churros, café que sale de un sobrecito y se le añade agua. Amenizado todo ello con el paisaje del lago, espectacular y unas galletas (más espectaculares, si cabe) En una brillante actuación a -20 (todo hay que decirlo) el agua del termo lanzada al medio ambiente se vaporiza (física cuántica, mismamente. El video lo pueden ver en el reportaje gráfico anexo) A casa, son las doce y como no sabemos estar en casa (perfectamente demostrable) aperitivo en el bareto (de arriba) esperando la hora de la “barbacoa” de despedida al grupo…Y nos dieron la una, las dos y las tres (cantaba Sabina) pero sin madrugada, sin luna (en ese momento) con dos botellas de chardonnay (de origen desconocido) unas cervezas (por cierto hasta aquí llega Estrella Galicia de 3,5 grados. Lo que influye la temperatura) y unas patatas de laboratorio para aplacar el hambre del “tras chocolate con galletas”. Caras de enfado en el grupo (cuantas “cornáas, traducidas al mal humor, da el hambre, declaró en su día Manuel Benítez) En eso que llega el anuncio de que la ciencia ha hecho su trabajo “la actividad” (nombre conocido en eso de hay auroras o no) está al máximo…os recojo, barbacoa y noche de “verde satén”. Pues a prepararse para una jornada histórica en nuestras vidas.

La verdad es que no comenzó con buen pie…Una cabaña preparada con cocina de leña (en los confines de la tierra) allá que vamos con lo necesario (incluido el trípode y la cámara por si hay milagro) Todo amenizado con caída de doña Lola, expresiones (poco ortodoxas) de don Luis, mientras Lola se descojonaba de la risa y de la imposibilidad de ponerse en pie por la propia flojera del momento. Fuego (menos mal, porque fuera estábamos a -29 y se helaban las pestañas del carnet de identidad) y una sucesión de salchichas a modo de “perrito caliente” todo acompañado de un Pinot noir de la Borgoña, como no podía ser menos dada la clase del personal. Al siguiente aviso de “la ciencia”…allí ya vimos un avance (sin sustancia) todos a la furgo y cargados de emoción a nuestros puestos de abismantes. Lo demás ya os lo he contado.

Hoy de avión, de contarnos la experiencia y un adiós con “hasta luego” incluidos. La verdad es que este grupo ha tenido una convivencia tolerable en el sentido bíblico, que cuenta la experiencia, que no es poco. Risas, más risas y otras lindeces jalonan esta estancia…Feliz regreso a sus labores habituales…este cuento se ha acabado.