EL NORTE

Es sencillamente una belleza diferente. Allí tenemos dos provincias Salta y Jujuy que se acercan a la ideosincrasia andina influencia clarísima del país vecino, Bolivía. Incluso la fisonomía de sus ciudadanos se asemeja a esa raza indígena andina, columna vertebral de esa zona latinoamericana.

Desde Buenos Aires es conveniente trasladarse en avión hasta Salta, para ascender hasta las Quebrada de Humahuaca en la frontera con Bolivía vía terrestre en un paisaje que subyuga porque entre montañas y ríos vas observando una característica que creías situada en otro lugar de Latioamerica, pero mucho más al norte. Me refiero a los cactus que son el símbolo de Méxixo. Pues pueden comprobar, si hacen este recorrido, que a derecha e izquierda hay miles y miles de estas plantas que aquí tienen sabor andino.

Salta es un ciudad con representación colonial. Su distribución, su arquitectura y seguramente su concepto urbanístico responde a la etapa colonial de la zona andina. Fundada en 1582.

Como buena ciudad colonial destacan sus edificios dedicados al culto católico o conventos de órdenes llegadas de España.


Catedral
San Francisco Clarisas

Los siglos y sus avances han hecho que Salta de un paso decisivo y hoy es una ciudad que cuida su pasado pero mira su futuro. Dos ejemplos de recuerdos y tradición. La tumba del libertador Guedes y un traje salteño  que denota la importancia de la mujer en el mantenimiento del equilibrio social.

Ya que estamos en Salta en la calle más concurrida que va desde la Plaza de Armas hacia la casa de Guedes, quizás a unos 200 metros de la plaza existe una bodega con una excelente pátina de lo que debió ser en la ciudad el final del siglo XIX y los principios del siglo XX. Vale la pena detenerse y probar algunas de sus ofertas, sin esperar más…

Dejamos Salta y nos dirigimos hacia la Quebrada de Humahuaca donde nos esperan los cactus y especialmente los miles de colores de la tierra que por la vía de los periodos geológicos van conformando un paisaje especial. La carretera acorde con la fisonomía del paisaje sigue el curso de un río. Pueblos, alguna que otra ciudad, como Jujuy la capital de la provincia y así hasta un desvío que indica la ciudad de Pumamarca, donde está el cerro de los siete colores y los famosos colorados. Los veremos al atardecer y al día siguiente por la mañana, por aquello de la luz solar. Antes de llegar unos detalles de la Quebrada y la curiosidad de los cementerios en esta zona de Argentina.


Antes de llegar al final de la primera etapa en Tilcara, la ciudad más antigua de la Quebrada,  cerca de Humahuaca nos desviamos para llegar a Pumamarca donde los siete colores están omnipresentes. La ciudad, pequeña con calles de polvo de tierra nos sorprende por su belleza, por su mercado, por sus gentes. Veámoslo

A la mañana siguiente de vuelta de Humahuaca, ya les contaré, regresamos a Pumamarca por lo del “Cerro de los Siete colores” y fuimos sorprendidos por la belleza de una zona colindante con el pueblo que se conoce como Los Colorados por el color de su tierra.

Hacemos ese flahs back de tarde anoche y llegamos a Tylcara para pernoctar. Una localidad al uso, con buenos hoteles boutique. Y un restaurante de comida autóctona donde hay música en directo. Realmente interesante. En Tylcara se mezcla el escaso turismo a la zona y residentes con pocas posibilidades, pero está nutrida de tiendas de artesanía y productos agroalimentarios del lugar. Un sitio interesante para quedarse antes de seguir a Humuahuaca.

Y así hicimos. Por la mañana seguimos ruta hasta esa ciudad, capital de ese norte andino de Argentina, fundada a finales del siglo XVI. Allí nos esperaba el bueno de San Francisco Solano y su aparición ante los fieles (Una imagen mecánica). Eran las doce de la mañana. Nosotros no llegamos hasta la Salinas Grandes, pero les recomiendo el viaje. Solo son 70 kilómetros desde Pumamarca.

Ahora hay que deshacer parte del camino y regresar por la ruta 40 hacia Cafayate. Página siguiente que nos llevará hasta Rosario pasando por Cafayate, Quilmes, Mendoza y sus vinos.