CRÓNICAS MARCIANAS 2

LA ENCRUCIJADA

Los nervios en el mundo económico crecen con las horas que van pasando desde el 28-A. Mientras de forma pública piden a Rivera que entre en un “posible” gobierno con el PSOE para garantizar la seguridad de sus economías y de las inversiones previsibles en una administración escorada al centro-derecha. Detrás van estudiando las consecuencias económicas de un futuro pacto de colaboración PSOE-Podemos.

No podemos aventurar qué es descartable y qué es previsible, suceda tras el 26-M. Leyendo el análisis de Carles Castro en La Vanguardia sobre la procedencia de los votos de cada uno de los actores de esta “comedia”, PSOE-Cs-Podemos. Se impone un periodo de reflexión sobre las consecuencias políticas y electorales de cualquiera de los dos pactos. Para el PSOE el pacto con Cs supondría la pérdida de la importante parte de voto útil que ha cosechado entre simpatizantes de Podemos, que buscaban con su voto un gobierno fuerte de la mano de Sánchez con el apoyo de Iglesias. No entenderían otra cosa.

Los votantes de Cs que se han pasado una campaña oyendo lo de “Sánchez no” difícilmente aceptarán (solo en caso de crisis económica similar a la del 2007) un apoyo explicito al PSOE o entrar en su gobierno. Este pacto solo es posible sin la figura de Rivera. Para los unionistas (ideólogos de Ciudadanos, léase Arcadi Espada) el acuerdo se enmarcaría en un “todos contra los indepedentistas” y por esa vía lo entenderían (leer el artículo de Arcadi en EL Mundo) El futuro PP (Casado ya está amortizado) está al acecho de recuperar los votos que se fugaron por esa vía.

Hay que perderse entre globos sonda de los diferentes sectores sociales, incluidos los partidos políticos,  para intentar descubrir que la única vía posible (porque así lo han decidido los españoles que han votado en claves clarísimas) es un gobierno en solitario del PSOE que aplique una política de equilibrios entre las exigencias de la “clase económicamente decisiva” (si ustedes quieren entender el Ibex-35 y otros más en el exterior) y el apoyo condicional de Podemos y los aláteres (PNV y Coalición Canaria especialmente) con intereses diferentes, pero complementarios. ¿Será Sánchez un buen equilibrista o tendrá que rendirse a uno u otros? No podemos saberlo hoy.

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