El 28 de abril nos toca decidir como queremos ser gobernados la próxima legislatura. Y lo haremos desde la más absoluta orfandad de liderazgo político en este país. El fin del bipartidismo dominante durante tres décadas y media de nuestra democracia (algunos creímos que era saludable la entrada de partidos bisagras en la izquierda y en la derecha) no ha supuesto un incremento de la confianza del ciudadano en la política y en sus políticos. Si no todo lo contrario. Hoy más que nunca hay una crisis de líderes en los partidos con opción de gobernar. La derecha ha decidido por la vía de la radicalización de sus discursos (especialmente en el tema Catalunya) abandonar posiciones de centro y busca desesperadamente el voto ultra conservador que antes vivía plácidamente en el Partido Popular. Nadie les ha dicho que el adversario no es VOX, que tendrá, si o si, el voto de aquellos nostálgicos de una política trasnochada (pero que existen). El señor Casado (me recuerda más a la época de Hernández Mancha, que a la de Manuel Fraga) debería saber (lo dicen los manuales electorales de este país) que su adversario real es el PSOE en su disputa por el voto del centro político. Deje que Rivera se pelee con Abascal con Catalunya en el fondo. Su guerra es decirle a los españoles que Catalunya es un problema a resolver, pero que hay otros muchos que merecen su atención…venda el progreso económico de los gobiernos Rajoy (será difícil después de la escabechina interna a los amigos de Rajoy) Esa y no otra es la fórmula para poder gobernar después del 28 de abril. Pero no, va y comete el error de que su lista por Barcelona la encabece una señora de Madrid, que de la Ciudad Condal sabe que tiene mar y un monumento a Colón como base de la hispanidad de la ciudad (el mensaje no puede ser más erróneo) Eso solo se entiende en clave de voy a conquistar el voto residual de aquellos que siguen pensando en una España más uniforme que unida. Los de la manifestación de la “bandera roja y gualda” ya votaron mayoritariamente en su día a Ciudadanos hasta convertirlos en la primera fuerza de Catalunya (los de la independencia que se lo hagan mirar) En ese terreno la señora Alvarez de Toledo tiene poco a rascar. Mientras que los que todavía están en la orilla del centro y creen en una España unida, aunque con las diferencias entre pueblos que viven y piensan de forma distinta, votarán al PSC por que usted, señor Casado los ha dejado huérfanos. Ciudadanos, que en su día intentó conquistar ese centro político, en su afán de monopolizar el sentimiento antisoberanista dentro de Catalunya y anticatalán fuera de sus fronteras (los de “a por ellos” jaleados por los medios de comunicación centralizadores) Se ha quedado en una sorprendente estrechez de miras y disputa al señor Casado y al señor Abascal la parte alícuota de los ocho millones de votos que la derecha tiene asegurados. Triste ¿verdad?
En la izquierda el panorama va aclarándose gracias a la ceguera de la derecha. El señor Sánchez será, sin duda, el gran vencedor de unas elecciones que ya perdió anteriormente, pero que los demás le están sirviendo en bandeja. Un líder que llega a la Moncloa bajo la promesa de hacer posible lo imposible…y como decía el gran torero Rafael Guerra: “lo que no pue ser, no pue ser y además es imposible” y así ha sido. Llegó subido en el tren de la magia, al grito de “fuera Rajoy” (los de la independencia se creyeron lo de Alicia en el país de las maravillas) y cuando los conejos de la chistera no eran de verdad el tren descarriló y vuelta a empezar. La realidad siempre termina imponiéndose sobre los soñadores. Ocho meses de Moncloa, intensos si, pero basados en “su realidad” que estaba lejos de la realidad del día a día político donde se jugaban postulados sociales de izquierda (léase Podemos) con el ser o no ser de los políticos presos por aquello que fue y dejó de ser a los 20 segundos de vida. De momento un coitus iterruptus demasiado caro. Un Pedro Sánchez que caminaba bajo el aura del diálogo y que se quedó en ese “diálogo sin más”. Sabiendo que la única respuesta era “diálogo sobre qué”. Las cruda aritmética parlamentaria acaba imponiéndose a una chistera vacía de propuestas políticas y el rechazo a los presupuestos del 19 nos aboca a la consulta electoral del 28 de Abril. Las encuestas vaticinan que la lucha por el centro político (si, el que gana elecciones) se decanta por el PSOE ante una derecha más interesada en librar batallas estériles que en solucionar los problemas de base de los ciudadanos de cualquier rincón de España, incluida la isla de El Hierro. Con este panorama donde todo se circunscribe a trazar un cordón sanitario contra VOX buscando el voto del miedo, mientras se gobierna a base de decretos ley con nocturnidad y alevosía (lo que no deja de ser una dictadura encubierta). Me da mi que la próxima legislatura será corta (una vez más la aritmética parlamentaria impondrá su realidad) y dará paso a una segunda fase de política en serio. Los partidos (sean cinco, seis o mil) con vocación y posibilidades reales de conformar gobiernos deberán recuperar el norte (más posibilista que ideológico) y olvidar los cantos de sirena para centrarse en estrechar la distancia entre política y sociedad. Para ello deberemos encontrar líderes que sean capaces de transmitir credibilidad a sus propuestas. Haberlos, haylos. Pero no están de moda. Ya verán como el “apostol” en su año santo del 21 es capaz hasta de hacer “milagros”.