NO ES UNA CASUALIDAD

Creer que VOX es fruto de los últimos meses y que su irrupción en el Parlamento andaluz con más del 10% de los votos aviva el peligro de una extrema derecha incipiente en España es engañarse y desconocer la sociología electoral en España. Carles Castro analista de La Vanguardia hace muchos, pero que muchos años, describió esta posibilidad que permanecía larvada dentro de la derecha homologable.

Si recuerdan, VOX aparece con Ortega Lara en su dirección hace dos legislaturas, por aquel entonces su referencia era Aleix Vidal Quadras, en su día presidente del PP de Catalunya. Los resultados hicieron que nos olvidáramos de su existencia mediática, pero no de su potencialidad.

Qué ha ocurrido en la política española desde entonces. Aparición de Podemos como nucleador de una izquierda radical. Caída estrepitosa del PSOE en las elecciones del 2011que dejó el centro político en manos del PP de Mariano Rajoy. Vox no tenía sentido ante la mayoría absoluta del PP, sus potenciales electores ya estaban cómodos con una derecha en el poder.

Después empiezan los episodios Gürtel en el Partido Popular, los casos Pujol en Catalunya, los ERE en Andalucía y un clima de corrupción generalizada en un país en crisis. Aparece Ciudadanos como oferta de centro político pidiendo responsabilidades penales y políticas en el trasmundo de las corruptelas. La oligarquía económica que mantiene su voluntad controladora de los gobiernos al uso (no solo aquí, sino en todo el mundo. La pasta es la pasta) ve peligrar el sistema debido a que los partidos del centro a la derecha tienen cuentas pendientes con la justicia y abren sus puertas a nuevas formaciones presuntamente inmaculadas (todavía no tienen los Boletines Oficiales en sus manos)…léase en este caso Ciudadanos.

Acabada la primera legislatura de Rajoy, las elecciones configuran un panorama político al que calificamos como “el fin del bipartidismo”. Incluso hay un intento de gobierno de centro izquierda con PSOE y Ciudadanos que firman un acuerdo de máximos (combate contra la corrupción, quién nos lo iba a decir). El fracaso de este intento nos lleva a unas nuevas elecciones donde Rajoy resiste el envite, pese a que su partido está inmerso en un clima de corrupción que tarde o temprano le pasará factura. El PSOE se desmorona y Ciudadanos y Podemos mantienen su cuota como representantes de una nueva política alejada del clasicismo imperante en nuestra democracia. VOX sigue siendo testimonial de un electorado que sigue inmerso en las filas del Partido Popular (el poder convence).

En un clima insostenible de paseos por las diferentes salas de los juzgados de los políticos que han ocupado responsabilidades de gobierno… Seguimos con la Gürtel, los papeles de Bárcenas, los ERE de Andalucía, los casos del 3% en Catalunya. Incluso ingresan en prisión algunos dirigentes políticos (no los vamos a enumerar aquí).

Mientras la situación en Catalunya, con un independentismo sociológico in crescendo desde aquel 11 de septiembre de 2012 que no triunfa el 9-N, pero que está ahí, se agrava en el momento en que la CUP se carga a Artúr Más y obliga a Puigdemont a cumplir los plazos para la proclamación de la República Catalana. Esa radicalización de la sociedad catalana entre independentistas y unionistas (nunca hubiéramos creído que una manifestación de unionistas con España llegara a las cifras de participación como la que hubo) y la posición (meliflua a juicio de algunos, Aznar entre ellos) del Gobierno Rajoy frente a una realidad en la calle, claro las responsabilidades de gobierno impiden aplicar la demagogia que utilizaron los otros, como Ciudadanos.

Las elecciones en Catalunya después de la Declaración Unilateral de Independencia, la detención e ingreso en prisión de los líderes independentistas, menos los que se fueron a otros países, marcaron un antes y un después de las fuerzas políticas en la derecha unionista. Ciudadanos con ese lenguaje radical gana las elecciones del 21-D en Catalunya y el PP se hunde estrepitosamente, fruto de una falta de liderazgo en Catalunya y la desconfianza del sector duro en su firmeza frente a la batalla por la Unidad de España.

Ante esta debilidad manifiesta del PP de Rajoy y la sentencia de la Gürtel donde se condena al propio Partido como partícipe necesario de la trama de corrupción (Aquí la oligarquía económica “la mano que mece la cuna” ya había abandonado a su suerte al Partido Popular) Esa oligarquía apuesta por esas fuerzas “inmaculadas” para mantener el sistema y su poder. El PSOE consciente de su debilidad decide un órdago a la grande a petición de Podemos y como posible salida a la crisis “catalana”. Sánchez presenta una moción de censura a la que se abonan los partidos independentistas y partidarios de “sin Rajoy mejor”. El PP pierde el poder y deja huérfanos a un núcleo de sus votantes que tenían serias dudas sobre el compromiso con la derecha tradicional (yo prefiero llamarlos ultra conservadores) del propio Partido Popular. El señor Aznar, que sigue en la pomada, invita a una recomposición del espacio de derechas en este país con proclamas extra radicales en cuestiones capitales en el momento político (aquí la caverna mediática tiene también su ”mérito” en el batiburrillo de ese clima de “anti catalán” que se respira en España. Lo digo porque lo he comprobado en las propias carnes) como es el futuro de las relaciones España-Catalunya.

La victoria de Pablo Casado (sector FAES dentro de la anterior dirección del PP y representante de los jóvenes cachorros del partido, guardianes de las esencias) frente a los tecnócratas provenientes del Gobierno de Sáenz de Santamaría es un intento de recuperar ese núcleo duro de la derecha que se ha quedado huérfano de poder. Ya es tarde (aunque hay que decir que el trabajo de Casado ha permitido mantener las esperanzas electorales en Andalucía y evitar males mayores)

Quién se queda ese electorado que no se fía de Ciudadanos pese a sus proclamas unionistas y mano dura contra los independentistas. Es lo que se pregunta “la mano que mece la cuna”. Algo hay que hacer se piensa en círculos garantes del sistema político y la mejor solución es recoger en una misma organización ese espectro social de “cabreados”, “ley y orden con mano dura”, “España de los españoles”, etc. Aparece de la nada el señor Abascal, ex dirigente (en menor medida, si se quiere, del Partido Popular) Por qué el señor Abascal? A mi juicio porque representa la huida electoral de muchos votantes del PP y eso le da un plus de confianza en esa parte del electorado que no está dispuesta a renegar de su pasado, pero que necesita nuevos horizontes que casen con su ideología.

¿Alguien duda de que detrás del poder comunicativo de los actos de VOX (Vista Alegre y otros) o de la campaña electoral en Andalucía no hay un sector económico importante? Yo no.

Este es el panorama interno. Pero VOX se ha convertido en la bandera del movimiento de extrema derecha europeo que viene obteniendo resultados similares o mayores en elecciones democráticas en toda Europa…Primero fue Le Pen y su consolidación en Francia como referente de una derecha a la que el Gaullismo no acaba de convencerle después de Chirac. Y uno tras otro los movimientos similares han ido llegando a los Parlamentos de naciones donde la democracia y la libertad son sinónimo de progreso en las libertades individuales y colectivas. Es más, ahora gobiernan en coalición en Italia y Austria y no digamos en algunos países provenientes de la órbita exsoviética. Aquí el tema de la inmigración de zonas en conflicto o deprimidas económicamente es el caballo de batalla en el que basan su expansión electoral aunado a un escepticismo sobre la idoneidad de la UE. Sus posiciones políticas obedecen a un nacionalismo excluyente y endogámico frente a postulados de integración de las formaciones políticas clásicas basadas en la socialdemocracia o en la democracia cristiana.

Con ese panorama interno y externo, VOX era un paso necesario para conformar una derecha donde se integren (por separado) todos los votantes del PP del 2000 y 2011, más aquellos desencantados de una socialdemocracia (léase PSOE) que no ha sabido dar respuesta a algunos de los problemas acuciantes de esta España. Donde Catalunya necesita un nuevo encaje y los políticos tienen que hacer un esfuerzo suplementario para recuperar una credibilidad que con sus actos han perdido.

Comments are closed.