MOLT HONORABLE SENYOR “PUIGDEMONT”-“RAJOY”

Las voces de aquellos que entienden de esto empiezan a pedir a gritos que para salir del atolladero en el que están Catalunya y España solo queda la puerta de las elecciones anticipadas. Las convoque esta semana el Molt Honorable senyor Puigdemont o las convoque a la mayor brevedad posible el Molt Honorable señor Rajoy cuando se haga cargo del título “Molt Honorable” vía artículo 155 de la Constitución.

Los “guardianes de las esencias” de los unos y de los otros caminan hacia ese “final cantado” por vías diferentes. Aunque mucho me temo que solo desde la razón se puede impedir el choque.

Cada día que pasa aumenta el desasosiego entre los ciudadanos…los que se manifiestan legítimamente en defensa de sus sentimientos y pidiendo la libertad de los Jordi´s. Como los que no se manifiestan y asisten atónitos como crece la escalada de intolerancia en las cuitas domésticas y en las pláticas entre “amigos” sobre este tema. Necesitamos unas buenas dosis de afecto para no caer en la vehemencia exagerada que nos puede conducir a la inamistad eterna con quien hasta hace unos días era nuestro amigo del alma. Hay posiciones muy encontradas en la ciudadanía (los políticos ya están fuera de juego) y la fractura social hoy es una auténtica realidad (aunque desde los medios afines a cualquiera de los dos regímenes traten de disimularlo). Solo el recuerdo a una vieja convivencia (Catalunya siempre lo demostró)  mantiene unas ciertas dosis de educación. Pero señores Puigdemont y Rajoy la paciencia mezclada con la educación a la que nos referimos no es eterna y hoy 22 de octubre empiezan a ponerle fecha de caducidad. Esta en sus manos darnos ese plazo de tranquilidad que precisamos en ambos lados de la frontera que hoy existe.

La situación en la que estamos nos debe permitir reflexionar sobre que han hecho mal los responsables políticos durante estos últimos 40 años de democracia para que estemos lamentando la voluntad de ruptura de una parte sustancial del pueblo de Catalunya. Ojalá este conflicto de pie a poner en marcha los mecanismos necesarios para reconocer la realidad de una España plurinacional con los mismos derechos y deberes…no será fácil conjugar “los mismo derechos y deberes” pero solo así podremos vertebral un proyecto en común.

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