LA LUZ DE LAS ENCUESTAS

El 15 M, aquel movimiento que sorprendió a propios y extraños, que luego se fue apagando, pero que mantuvo ciertos rescoldos. Es hoy un fuego de grandes dimensiones basado en el descontento de unos ciudadanos cabreados y el el final de un sistema político surgido de una transición de la dictadura a la democracia sin rupturas, pero con algunos asuntos pendientes para los libros de historia contemporánea. También en un “café para todos” de aquellos socialistas de Suresnnes y algunos políticos de la escuela franquista que dijeron aquello “mejor una españa roja que rota”. Ahora se ha comprobado que estaban equivocados. La luz que aparentemente encendió Tarradellas, cuando dijo que en la España moderna solo cabían tres nacionalidades, las históricas. Algunos listos se encargaron de apagar dándole categoría de “nacionalidad” a quienes eran por voluntad propia regiones de España.

Movimientos de este tipo, que se antoja en las encuestas como mayoritario, surgen por el descrédito de quienes tiene la obligación de generar crédito y se han olvidado de sus obligaciones más inmediatas. Políticos de poca monta que el sistema ha encumbrado y que sin saber que la política es un servicio a los ciudadanos se han servido de ella para enriquecerse sin trabajar y medrar sin escrúpulos para quedarse con nuestros impuestos.

Otra cosa amigos, es leerse el programa económico de estos movimientos surgidos desde el cabreo, con propuestas anticabreo, pero que sólo llevan a la ruina de una país, que después de la desilusión se torna en más cabreo y a lo mejor este de diferente calibre. Hablar de sueldo universal, de no pagar la deuda, de jubilación a los 60 años, de semana de 35 horas, de nacionalizar algunos sectores productivos, vamos una pasada por lo bolchevique (filosofía). Puede resultar atractivo a corto plazo, pero un peligro a medio y corto en una España integrada en un sistema económico, seguramente erróneo, pero que debe realizar su catarsis desde dentro y no por la vía de experimentos, por muy legítimos, pero demasiado  arriesgados. Alguien habló de un pacto a la alemana en el futuro. Tomen nota.

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