Me van a seguir perdonando, pero desde hace unos días no puedo abstraerme a la tentación de escribir de futbol, aunque para muchos sea un tema menor y como dijo alguien por entonces “el opio del pueblo”, creo que fue de la religión, pero nos sirve para la ocasión. La semana pasada nos centramos en lo que de negocio tiene esto del futbol y lo triste que era que don Florentino después de invertir 800 millones de los de ahora no tuviese en su casa ningún título de los de verdad. Hasta yo me pongo triste…
Cómo no podía ser menos. Un hombre acostumbrado a triunfar en aquello que se le pone por delante, don Florentino debió pegar un puñetazo en la mesa de los de la Federación, don Villar y don Sánchez Arminio y amenazar con romper la baraja de este negocio si no se cambiaba la cosa. Les acusó, vía “caverna mediática” de ser los culpables de tamaña afrenta al club más importante de la historia futbolística y de estar a favor de estos catalanes, que no se han gastado ni un duro y además juegan de cine y nos meten seis en nuestra casa.
Don Villar y don Sánchez Arminio, acostumbrados a las “cinco estrellas” y otros placeres de la vida de directivo de este deporte debieron pensar que tenía razón don Florentino y que había que equilibrar la diferencia, incluso procurar que este Real Madrid fuera por fin campeón de algo con fuste. Pongamos la Liga española, por aquello que es la más importante del mundo y si puede ser que batan todos los récords, incluso los de penaltis no pitados si fuera preciso. Hasta don Villar ofreció el de salto con pértiga…
A la limón don Villar y don Sánchez Arminio se pusieron a trabajar en el tema y de ahí se desprenden hechos como los que venimos denunciando desde otra prensa, no de la que está al servicio de…
Episodios como las declaraciones de don Sánchez Arminio pidiendo que “flagelen en plaza pública” a Piqué por poner en duda la “honorabilidad” de González Carballo. Mientras callaba sospechosamente cuando don Mourinho esperaba a un trencilla, paisano de don Sánchez Armino, en un parking con nocturnidad y alevosía para recriminarle su actuación. O cuando Casillas espeta en la cara del mismo arbitro aquello de “ahora te irás a celebrarlo con ellos” y don Sánchez Arminio tampoco echa las patas al aire y disculpa la pequeña veleidad de nuestro Gran Capitán.
Creo que voy a dejar de estar triste porque don Florentino ya tiene lo que quería y sus brazos ejecutores seguirán instalados en las “cinco estrellas”. Menos mal…