CRÓNICAS MARCIANAS 67

NECESITAMOS EL INDULTO

La palabra indulto tiene dos significados, negativo y positivo, según quién o sobre quién se pronuncie. Ahora estamos inmersos en el siguiente paso político del presidente Sánchez, que no es otro, que cumplir su compromiso con ERC de otorgar el indulto a los condenados por el procés. Los rumores en una España de rumores han originado la “gran tormenta” que se preveía menos cruenta con una pandemia en letargo a la espera de la vacunación generalizada, con cifras asumibles en la recuperación económica y una temporada turística navegando a todo trapo, incluso sin los ingleses. El escenario, con un Pere Aragonés, que será conocido por el pragmático, al frente de las diferentes catalunyas que conviven en Catalunya. Proponiendo una velocidad lenta pero segura en lo de la independencia. Sacando “tajada” en cada votación en el Congreso, para el bien de las arcas de la Generalitat (cuánto nos recuerda a un Pujol en plan bisagra con Felipe o Aznar) Todo encajaba en el puzzle de Iván Redondo para cumplir lo que parecía incumpible a priori. Pero en esas que llega Ayuso y arrasa a una izquierda adormecida en sus coches oficiales y despierta a la otra España, la que se apropia de los fetiches de la izquierda tradicional, gritando a pie de Génova 13 “libertad” o “no pasarán” (si la Pasionaria levantara la cabeza)
Si en Catalunya conviven varias catalunyas. En esta España del Covid 19 también coexisten varias españas. Y todas necesitan el indulto. Si, ese indulto que ha levantado las iras de una de las catalunyas y una de las españas. Que nos devuelve a una época de confrontación política trasladada a la sociedad y que llevó, como el procés a una fractura social tan estéril como innecesaria. La recuperación económica tras el tsunami coronavirus necesita un cierto relajo emocional en los ciudadanos para asumir sacrificios que hagan posible la recuperación económica que nos permita ir construyendo una sociedad más igualitaria en todos los sentidos. No hay más solución que evitar la convulsión política y eso pasa por asumir que el 27 de octubre de 2017 (día de la DUI) no fue precisamente un día para celebrar por las consecuencias que ha tenido en una Catalunya de catalunyas. Y asumir también que el proceso judicial del procés (las condenas) debe tener como final un indulto político que contribuya a esa relajación emocional necesaria para la convivencia de las catalunyas en las españas.
Volver a la Plaza de Colón, con una de las españas en pie de guerra, con millones de firmas en contra del indulto (que inmenso error fueron las firmas contra el Estatut del PP de Rajoy) supone un retroceso insufrible si queremos mantener la dinámica de la recuperación en al amplio sentido del término. Dejemos a los nostálgicos con su nostalgia. Dejemos a la catalunya de Puigdemont en la Waterloo de TV3. Miremos al futuro sin las máscaras de la confrontación permanente. Toca ser posibilistas en todas sus acepciones y terminar con las líneas rojas o la máxima de “toda revolución necesita sangre”. Catalunya deberá caminar hacia la independencia desde la necesidad social de la independencia y hoy no existe sin dejar excluidos en el camino (más de la mitad de la sociedad) Para ello es imprescindible un indulto político que permita una circulación emocional fluida entre algunos y otros (no estarán todos, pero son los menos) Sin ese paso seguiremos enquistados en posturas maximalistas que nos han traído hasta aquí…Como dice Évole, el indulto salva la legislatura, pero a lo mejor pierde las elecciones…por qué no hablamos de vacaciones, de salud, de viajes, de reencuentros con aquello que un día nos hizo hasta felices. Dejemos el indulto en lo que es un indulto, como ha habido otros…

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