CENTRALIDAD
Los expertos tienen dos máximas electorales. 1.-Las elecciones no las gana la oposición, si no que las pierde el gobierno. 2.-Las elecciones las gana el centro político. Esta última habría que matizarla. Porque el centro “per se” nunca gana unas elecciones. A mi modo de entender, el centro decide quien las gana.
España, queramos o no es un país ideológicamente bipolarizado entre un centro izquierda (el PSOE, desde que Felipe renuncia al marxismo y se ampara bajo la tutela de la socialdemocracia) y un centro derecha (su clase dirigente) donde se incluye un PP, es más posibilista que ideológica (las bases son derecha y derecha más conservadora) Es cierto que hoy hay que añadir los movimientos de izquierda radicalizada frente a los postulados económicos del sistema capitalista en el primer mundo (pero que al final caen en el sistema en cuanto tocan poder) Añadamos los nacionalismos y regionalismos surgidos de la actual distribución territorial y tendremos el arco parlamentario actual (en el fondo esos partidos locales están encuadrados en cualquiera de las ideologías clásicas)
Este exordio viene a cuento con lo que ha sucedido en la moción de censura de Abascal contra Casado (si han leído bien) Sánchez fue un mero instrumento para colocar un caballo de Troya en el electorado del Partido Popular y seguramente acabar con Casado (cosa que tienen en mente muchos otros) Visto lo visto en el Congreso he notado que la oligarquía económica (influyente en los diferentes medios de comunicación) y el sector centrista del PP (que “habelo, hailo”) ha aplaudido el giro discursal de Pablo Casado, renunciando a una batalla ideológica con Abascal y situándose en la centralidad política (creo que por propia supervivencia) Cabe preguntarse (como Fernando Ónega) hasta cuándo.
Hoy, 24 de octubre de 2020, los medios afines al proyecto de centro derecha son hagiográficos hacia la figura de Casado. Da la sensación de estar ante el pasodoble “Marcial eres el más grande” del maestro Martín Domingo compuesto sobre la figura de Marcial Lalanda, torero de Vaciamadrid. Incluso se han permitido filtrar que el tan “laureado” discurso fue fruto de una reflexión personal fuera de la influencia de allegados (salvo su esposa) asesores o la FAES de Aznar…casi como la faena de Lalanda a siete toros en la Monumental de Barcelona allá por agosto de 1929 (memorable)
El centro derecha necesita una rápida reconstrucción después de tantos bandazos de la actual dirección del Partido Popular. Independientemente de situarse en las coordenadas de Keynes o la Escuela de Chicago en términos económicos. La derecha necesita un lenguaje moderado en términos de convivencia que la vuelva a conectar con la mayoría de los ciudadanos que han apoyado la centralidad a lo largo de estos cuarenta y pico años de democracia. La convivencia (pese a que haya existido en las bases) entre Cayetana y algunos barones regionales como Feijoo o el propio Juanma Moreno, es muy complicada a la hora de instrumentalizar un discurso coherente. La salida de Álvarez de Toledo del círculo Casado y la recuperación de una persona moderada como Ana Pastor fueron en su día una declaración de intenciones que se complementa con este discurso de la centralidad.
La ruptura del equilibrio entre sanidad y economía (el artículo de Castells, ministro de Podem, en La Vanguardia es revelador) necesita recomponer una relación entre las fuerzas mayoritarias de la Cortes para afrontar desde una centralidad efectiva, las medidas económicas y sociales, que este país necesita para mitigar los efectos sanitarios y económicos de la pandemia. Un invierno duro para las clases más desfavorecidas, unido a una crisis sanitaria como la que se prevé hacen imprescindibles debates más sosegados entre nuestra clase política. Un país debe enviar mensajes de seguridad jurídica y económica para emprender la recuperación. La centralidad, unida al posibilismo real, puede ser una de las vacunas antes de la vacuna.