¿ELECCIONES EN NOVIEMBRE?
No existen las casualidades en política. Por mucho que traten de hacer creer a la ciudadanía que las circunstancias se alinean de una manera que obligan a decisiones contradictorias con pocas horas de diferencia.
El miércoles negro de Sánchez en el Congreso donde pactó a cuatro bandas, aunque alguna se dejó en el tintero (léase ERC) le permitió salvar la prórroga del Estado de Alarma, pero un pacto con Bildu sobre la derogación “íntegra” de la reforma laboral del PP, disparó todas las alarmas del ala “europeista” del Gobierno con Calviño al frente. Ahora firmo “progresista” y a las diez de la noche ya vuelvo a la socialdemocracia con tutela. Las aguas parecían volver al cauce normal de un gobierno de tensión. Pero las alarmas habían sonado también en los despachos de los agentes económicos de este país. La CEOE, la PYME y los autónomos no se podían creer lo que anunciaban los medios de comunicación con la firma estampada de los “tres de San Jerónimo”. Cuando Europa habla de emprender nuevas reformas estructurales para poder cumplir con los requisitos de las ayudas para afrontar la pandemia; el señor Sánchez se aventura a una salida populista del actual sistema laboral del país. Las consecuencias no tardaron en llegar…los empresarios suspenden su presencia en las mesas de negociación con el Gobierno para nuevos pactos en la salida de la crisis. El PNV no sale de su asombro, porque de aliado aventajado (consigue lo que quiere) ve como su enemigo electoral, especialmente el sindicato ELA-STV, consigue de un plumazo cerrar las estructuras económicas del centro-derecha en Euskadi. Jueves y viernes son días de rifi-rafe político entre unos y otros. Sánchez se apresura a rebajar tensiones con la oligarquía económica, disfrazando su “error”, en “la culpa es de Casado que me obliga a caer en manos de Bildu”…Ya nadie se lo cree, fuera de su propio entorno…cada vez son más los medios donde se habla de la perdida de credibilidad del presidente.
Pero “la casualidad” que no es casual llega el sábado. Sánchez anuncia que a partir del 1 de julio podrán llegar a España los extranjeros sin cuarentena y envía un mensaje de optimismo al sector turístico que había entrado en depresión incurable. “vengan, pasen y disfruten de nuestras playas” Eso si guardando la distancia de seguridad y con la mascarilla…¿alguien se cree que no habrá una relajación de las normas?. Los medios de comunicación cercanos al “régimen” abren sus portadas con esta “buena nueva”. Los otros también, pero se preguntan dónde se quedaron los mensajes de prudencia de Sánchez, Illa y Simón. Ya hemos pasado un domingo tranquilo, más pendientes de Barcelona y Madrid que pasan a fase 1 que a las consecuencias políticas de tanto bandazo ideológico… Pero llega el lunes y los barones socialistas del rural…Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón a los que se les une un viejo miembro de la nomenclatura y con predicamento en las bases, el alcalde de Vigo, Abel Caballero abogan por un pacto estable con Ciudadanos de Arrimadas, que da un paso adelante para salvar los muebles. Lo de Otegui levanta sarpullidos en el la españolidad de muchos socialistas. El país necesita riesgos calculados y no aventuras en el alambre para cruzar el Amazonas (piensan los económicamente fuertes) y han tocado arrebato a la parte “conservadora” del PSOE para que volvamos al cauce del capitalismo a la europea, aunque sea con concesiones a Podemos (que está dispuesto a resistir en los despachos y los coches oficiales) El 15 M se quedó en un movimiento de referencia en la Wikipedia…ahora toca realismo.
Sánchez ha dejado muchos girones en este envite…ha perdido la mayoría de la investidura (ERC no se fía). El PNV reclamará el oro de Ali Babá para recuperar la confianza. Ciudadanos pedirá más presencia mediática para ahuyentar fantasmas del pasado. Nos queda Podemos…¿cuánto tiempo tardará en darse cuenta de la deriva ideológica de un pacto PSOE-Podemos-Ciudadanos y PNV?
Con este panorama…justificando la ruptura del pacto con Bildu por presiones de Europa. Centrados en la apertura del país al turismo, venga de donde venga, con mucha vista gorda en lo de la seguridad sanitaria. Así llegaremos al 12 de julio, elecciones en Euskadi y Galicia. Su resultado será capital para el escenario político del otoño caliente. Una consolidación del PNV (la tiene en sus manos, pese al pacto de Sánchez con Bildu) como fuerza hegemónica en el centro derecha vasco (casi desaparecidos PP y Ciudadanos) y una mayoría de Feijoo en Galicia, darían al traste con el escenario que a día de hoy contempla el señor Iglesias para mantener una cierta coherencia ideológica con quienes le dieron su confianza para pactar con Sánchez. Nadie es adivino en política. Alguien dijo “un año en política son mil días”. Con ese escenario, a mi juicio, estamos más cerca de unas elecciones generales a finales de noviembre del 2020, que de agotar la legislatura. Abril del 21 (año Santo) no será un camino de rosas…y uno se pregunta ¿quién quiere gestionarlo?