LA HISTORIA ES MACHACONA
Releer a Juliana, releer a Lola García y releer a Fernando Ónega desde el “pacto del error” del miércoles es un ejercicio necesario para retrotraerte a una parte de nuestra historia reciente. Todos los presidentes desde Aznar hasta hoy (quizás Rajoy no tuvo la oportunidad) han caído en el error de creer en su verdad como “verdad absoluta” para resolver grandes crisis sin dar posibilidades a “otras verdades” Esa falta de generosidad o mejor dicho de visión política les llevó (Aznar y Zapatero) a un sonado fracaso electoral de sus partidos. A Sánchez no le ha llegado todavía el examen de las urnas (apenas lleva algo más de cien días) pero todo se andará si persiste en el error propio o copiar del de los demás.
Las grandes crisis exigen un sacrificio del conjunto de la sociedad. Ya sea político, económico o sanitario-económico como el de hoy. De ahí la necesaria corresponsabilidad del conjunto de fuerzas políticas que nos representan. Aislarse en “yo soy la verdad y la vida” como en cualquier religión monoteísta es un error político y un acto de soberbia que impide actuaciones consensuadas y de Estado.
Hoy en política (con mayúsculas) no existen actos de fe, ni siquiera apoyos gratuitos sin nada que discutir. Lo estamos viendo a diario en esta coyuntura de crisis sanitaria…es un episodio más de los “unos contra los otros” Triste, pero cierto. Lo fácil hubiera sido convocar a un gabinete de crisis donde estuvieran los diferentes líderes de formaciones políticas del espectro parlamentario. Seguro que en ese foro se impone el sentido común y los criterios profesionales por encima de los interese partidistas. Pero cuando no hay voluntad de consensuar, sino de adhesión inquebrantable apelando a un falso “sentido estado” se cae en la autocracia (por ser piadoso) De ahí a pactar “mi verdad” con Bildu hay un corto trecho, como se ha visto. Y pactar con la derecha (léase Ciudadanos) el trecho es aún más corto. Luego vienen las lágrimas, las incoherencias, Europa pide explicaciones, la oligarquía que dice ¿dónde vas triste de ti? Y suma y sigue. Pero Iván Redondo. El gurú, además de poner paz entre Calviño e Iglesias (no tardarán de nuevo los rifirrafes) traduce el error en culpar a los demás…”el no de Casado, su falta de visión de Estado, nos lleva a los brazos de Bildu y otros” repiten machaconamente la señora Montero y el propio Sánchez. ¿No les recuerda aquello de “la pérfida Albión” o la “conspiración judío-masónica” como la madre de todos los males?
Entiendo que no hay empatía entre Sánchez y Casado. Que hay una escasez de liderazgo en todas y cada una de las fuerzas políticas (perdón quiero dejar de lado al PNV) pero eso no es óbice para ignorarse unos a otros, cuando se trata de “todos” nosotros, pobres pecadores que pagaremos la factura de otro “miércoles negro”