LA HORA DE LOS ESTRATEGAS
Los escarceos políticos de los últimos minutos entre las fuerzas políticas mayoritarias y esa “bisagra” llamada Ciudadanos son un terreno abonado para el cortoplacismo del parqué mediático. Donde se juega el futuro es en esa Comisión para definir el coste y quién paga la “nueva normalidad”. Hablar aquí de errores del Partido Popular a la hora de creer que el gobierno “progresista” podía estar en peligro es un ayer que nada tiene que ver con un mañana más próximo en acercamientos de posturas. ¿Por qué cambia Arrimadas? Además lo solemniza con su presencia. ¿Quién o qué la hace situarse al lado del PSOE? La respuesta a esta cuestión es la clave de ese futuro.
El Gobierno mantendrá su solidez pese las discrepancias ideológicas (error de cálculo del señor Casado) Los dos partidos están más que dispuestos a renunciar a principios básicos (o líneas rojas) para llegar a un acuerdo de provecho que les permita visualizar el apretón de manos del eslogan de esta pandemia “Unidos venceremos al virus”. A partir de ahí se plantean lo que ha venido a llamarse “alianzas colaterales”. Porque se trata de conjugar, sin equivocarse en la declinación, de una salida social (nadie se queda en el camino) con una reforma del modelo económico, sin renunciar a la mayor que es el capitalismo a la europea.
Da qué pensar la actuación de Arrimadas. Yo creo que va más allá de recuperar el centro político, como dijo en su día Fernando Ónega. Hay un intento de mantener viva la comunicación con las fuerzas económicas (que quieren seguir meciendo la cuna) y que éstas no se queden al albur de las decisiones más radicales de Casado.
La situación económica a corto y medio plazo será tan dura que exigirá sacrificios importantes de una sociedad que había superado la crisis de la burbuja inmobiliaria renunciando a un 30% de su poder adquisitivo (recuerdo que el mil eurista de entonces es el 700 euros de ayer) Incluso el modelo de relación trabajador-empresario había cambiado respecto a los métodos tradicionales de las poderosas centrales sindicales. Los agentes sociales acuerdan las macro-políticas laborales. Pero luego es la “espada corta “ la que resuelve el conflicto “patrón-obrero” dentro de un “marco” pero con mucho flecos.
Cuando se pone en peligro la esencia del sistema. Se dan las condiciones que animan a esa posibilidad (solo hay que leer a economistas y filósofos en los últimos dos meses) El “poder del dinero” se pone en marcha para conseguir mediante cesiones calculadas mantener la “esencia”. Y ese viraje de Ciudadanos y la postura coherente de un PNV en sus mejores momentos, con un futuro electoral despejado de una derecha españolista en el País Vasco que se ha rendido a su pragmatismo frente a la cuota soberanista son dos elementos que condicionan el futuro de esa comisión.
Papel de centro para Ciudadanos (será un instrumento, no una solución final) como punto de convergencia entre las medidas (poco maximalistas, me temo, de un gobierno de izquierdas) y las propuestas de una derecha económica (nada radicales) Mientras la otra parte (no Grouxo, aquí no) la división político-territorial tiene como referencia al PNV dispuesto a completar la foto de la salida pactada de la crisis económica. ¿Se imaginan a la burguesía catalana (la tradicional, la que salvó en diciembre de 2017 el señor Puigdemont desde Waterloo) y la propia Esquerra Republicana del señor Junqueras alineándose frente a un PNV que explota sus réditos? Yo no.
Salvados los muebles de la parte económica de la “pandemia” todo volverá a su sitio…La derecha (incluidos muchos votantes de VOX) presentará (no me pregunten el tíquet) su alternativa con el apoyo del “poder del dinero” frente a una izquierda muy desgastada por esa salida de la crisis (siempre quedarán algunos en el camino y eso se paga). Del resultado ni idea. Solo sé que siempre quedará el PNV, o Deusto, llámenle como guste.