CRÓNICAS MARCIANAS 49

ESPAÑA HUÉRFANA

Hoy 17 día de confinamiento por el miserable “coronavirus” cuando el “parte médico” es tan esperanzador (la tendencia) como desesperanzador (las cifras) Esta España se ha quedado medio huérfana de una de sus caras visibles de esta pandemia…si una (la triste, grave, de “hago lo que puedo” aunque “no sepa que hacer”) es la del presidente Pedro Sánchez. La otra, la amable en la desgracia común. La que inspira esa tranquilidad “soñada” es Fernando Simón, doctor epidemiólogo de gran prestigio, pero con la imagen del “vecino de al lado” Hoy, nos dicen, que el doctor Simón ha dado positivo por la agresión del “miserable” Desde nuestro confinamiento nos hemos sentido huérfanos a la hora de ver la tele y notar en nuestros corazones su ausencia (no digo que la señora que lo sustituye lo haga mal, lo hace diferente) Los que somos adictos a sus confesiones íntimas sobre nuestro futuro, estamos desorientados. No sabemos a quién mirar, a quién oír. Ni qué creer. El doctor Simón tiene el don (yo diría el duende) de convertir el horror de las cifras en la esperanza de la tendencia (que solo él sabe comunicar) No pregunto si es verdad o me está enredando para superar el miedo…ya no tengo el miedo que debería tener ante tanto horror…porque Fernando (permítame doctor familiarizar la relación) me lo explica sin triunfalismos (a los que son tan adictos los políticos) sin “que bien lo estamos haciendo” Hasta ese latiguillo de “en los próximos días” dicho por él,  refiriéndose a la llegada de los materiales sanitarios, dulcifica el inmenso error cometido por los gestores políticos de esta crisis. Se avecinan días muy duros,  principalmente, para los contagiados. Pero también para una sociedad que teme por su salud física y su salud económica porque nadie sabe (ni el señor Sánchez) qué va a pasar en un pasado mañana incierto. Los palos de ciego a la que nos han acostumbrado desde Moncloa, son menos palos y menos ciegos si nos lo cuenta del doctor Simón. Hasta el “miserable coronavirus” debía tener excepciones en su maldad.

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