CRÓNICAS MARCIANAS 46

PRESIDENTE, PRESIDENTE Y PRESIDENTE

Tres veces presidente, no porque puedan tacharme de lisonjero, ni siquiera de paniaguado (aunque cobro mi pensión correspondiente) Sino porque son los tres errores que usted (sus consejeros, su gobierno, sus expertos y nosotros mismos) ha cometido desde la aparición de esta crisis allá por la China desconocida. De su preocupación, de su dedicación, de su trabajo incesante en la lucha contra el coronavirus español, no creo que dude cualquier persona de bien (al menos yo ni lo pongo en cuestión) los otros (con nombre, apellidos y cargos) que sigan en sus trece, que nunca serán catorce, se lo aseguro.

Dicho esto y que cumplo a rajatabla las indicaciones que nos ha trasmitido por activa y por pasiva (eso si desde Formentera, que es mucho menos duro que en pisos de 60 metros cuadrados de media y con el horizonte del bloque de al lado) No como todos aquellos que a la primera de cambio cogieron el coche y se lanzaron a buscar otros horizontes sin pensar en las consecuencias. En esto como dijo el comisario mayor de la Policía Nacional, tolerancia 0.

Pero vamos a lo que a los tres errores (a mi juicio unipersonal) ha cometido en estos dos meses reales desde que oímos hablar (en serio) del coronavirus. Por orden de gravedad como consecuencia a la población…para mi el primero es la falta de previsión de la magnitud de la crisis. Tanto sanitaria, como económica. La primera la estamos padeciendo ahora (vea en Facebook o por washapp) los testimonios de quienes luchan a diario con la enfermedad desde las trincheras reales (hospitales, casas de ancianos, transportes, fuerzas y cuerpos de seguridad, etc) esos a los que aplaudimos todas las tardes a las ocho. La falta de materiales imprescindibles para hacer frente a la atención de los que se mueren, de los graves, de los menos graves, de los hospitalizados, de los positivos, de los contagiados, de los sospechosos, de los trabajadores en situación de riesgo y otro largo etc. Es de primero de básica en un gobierno que se precie. El dr. Simón (que tranquilidad transmite, pero ya se está quedando sin credibilidad) apela una comparecencia y otra, a “los próximos días” para que lleguen los materiales. Estamos (dicen los expertos) solo al 10% de los ingresados en la UCI cuando lleguemos a la “tan ansiada curva” Ya me contará usted…En la económica, ni usted, que tiene información y consejeros de master en Harvard, ni yo sabemos como vamos a salir de esta. De momento dándole a la maquinita (menos mal que hay máquina) Es un consuelo a corto plazo.

El segundo error es el político…Su debilidad parlamentaria le ha llevado al miedo escénico con Podemos. Me explicaré…algún día nos desvelará el secreto que todos conocemos. El por qué autorizó y alentó, con la información que tenía, la manifestación del 8-M (fue hasta su esposa). No me tilde de machista ahora…el compromiso con la igualdad de género hace mucho tiempo que lo firmé. Usted también lo firmó y lo cumple como el que más (ni lo dudo) Pero quiero que explique a los ciudadanos ¿cuál era el precio que tenía que pagar a Irene Montero por la suspensión de la mani? Dejémoslo ahí…de aquellas, vienen estas…estará usted de acuerdo, o no?

Por último el tercer error (con menor consecuencia sobre los efectos de los otros dos) es la autocomplacencia a la que le lleva la ”soledad del poder” y el “síndrome de la Moncloa” (la han padecido todos los presidentes) creer que su esfuerzo (titánico, sin duda) y sus recetas son infalibles para solventar la crisis. Ni una pizca de autocrítica (algún error habrá cometido, digo yo) en lo que llevamos de coronavirus (más de dos meses) y eso no es bueno. Ninguno de nosotros (y menos los que solo recibimos los imputs de lo que nos dicen o leemos) tenemos la verdad, ni las soluciones. Pero cada día tenemos más miedo a lo de hoy y a lo de mañana. Yo miro hacia usted y de verdad que le creo a pies juntillas, mientras me lo cuenta…pero luego el miedo (y las conversaciones con algunos de los de las “trincheras”) me lleva a las dudas razonables y hoy he querido trasmitírselas, presidente.

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