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Dejamos Bolea
camino de Loarre, un kilómetro y medio antes de llegar al núcleo
urbano, a la derecha está el desvío hacia el Castillo de
Loarre. Un camino asfaltado de unos cuatro kilómetros nos dejará
en un aparcamiento a apenas 200 metros de la entrada.
Situado a media
ladera de la Sierra de su mismo nombre, estratégicamente colocado
desde sus 1071 m. para controlar las vías de acceso de la Sotonera
hacia el norte, nos aguarda Loarre.
Está documentado
que muy cerca, por Sarsamarcuello pasaba la calzada romana desde Caesaraugusta
a la Galia, atravesando el Pirineo por el Puerto del Palo, en Hecho (La
red viaria romana en Aragón. M.A. Magallón Botaya.Edit.:
DGA.1987)
Su posición
le servía como base para controlar y hostigar a los musulmanes de
Bolea y Ayerbe; a la par que permitía un amplio control visual de
gran parte de la Sotonera.
Forma parte de
la línea defensiva de castillos y torres de la extremadura cristiana:
Luna, Sibirana, Biel, Sta Mª de Liso, Agüero, Marcuello, Santolaria...
eran junto con Loarre posiciones estratégicas en esta línea
de defensa y expansión del reino.
Su fundación,
como bastión contra el islam se remonta a los primeros albores del
S. XI en que se nombra como uno de los castillos fortificados por Sancho
el Mayor, quien conquistó esta sierra entre 1016 y 1033; fecha en
que figura como tenente del castillo Lope Sánchez.
Ramiro I, entre
1057 y 1058 intentó -sin conseguirlo- tomar desde Loarre y Marcuello
las plazas de Puibolea y Bolea, de dominio musulmán
Sancho Ramírez,
hijo de Ramiro I, potenció de forma notable el castro roquedo, añadiendo
-entre otras edificaciones- la impresionante fábrica, que no es
sino la magnífica iglesia dedicada a San Pedro.
El 17 de febrero
de 1068 estaba el Rey en Aragüés, peregrinando hacia
Roma por el puerto del Palo, paso que gustaba de usar, (hasta que los cluniacenses
lo condenaron al olvido potenciando el paso de Somport). Atraviesa el puerto
del Palo y penetra en tierras de Bearn y Bigorra, la tierra de su madre
Ermesinda.
Entre Jaca y
Roma hay 1.614 Km., y el ritmo diario de viaje en la época era de
50-60 Km/día. A 55 Km/día tardaría 30 días.
En Roma se halla
con la Corte del Papa Alejandro II (1061-1073) y pone su persona y su reino
en manos de Dios y San Pedro, prometiendo el pago de 500 mancusos de moneda
jaquesa, anuales.
El Rey se aseguraba
la protección de la Santa Sede contra pueblos enemigos (castellanos,
navarros, urgelitanos..) hecho que lo convierte en un monarca de prestigio.
El entonces Papa,
Alejandro II emitió tres bulas para construir otros tantos monasterios
pontificios exentos. Todas ellas llegan de Roma en Octubre de 1071 y muestran
el agradecimiento del Papa, (que cuando muera, el 21-4-1073, dejará
pendiente una Cruzada contra los musulmanes aragoneses capitaneada por
Eblo II de Roucy, cuñado del rey Sancho).
Dichas bulas fueron:
1-Privilegio papal a San Juan de la Peña o bula Apostolice sedis, fechada en Letrán el 18 de Octubre de 1071. En ella se insinúa la teoría formulada después con furia por Gregorio VII de los derechos de propiedad de la Iglesia Romana sobre España.
2-Bula enviada a San Victorián: Quaniam curam.
3-Bula al prepósito Simeón , de San Pedro de Loarre: Quamquam sedes
La muralla
que circunda el castillo se despliega en arco a lo largo de unos 200 m.
Consta de once torreones; semicilíndricos excepto uno que es cuadrado.
Carecen de pared de cierre hacia el interior del recinto.
Su perfil, es
más elevados que el del muro propiamente dicho.
El muro es de
un considerable espesor, rondando el metro y medio. Este hecho permitió
construir en su cara interna un estrecho y bien conservado camino de ronda.
Su cronología
se data -en principio- hacia final del S XIII; aun cuando hay tramos que
pueden ser más antiguos
La puerta oriental,
por la que se accede actualmente al recinto amurallado, está flanqueada
por dos de los torreones descritos, aportándole un aspecto imponente.
La cripta
reproduce en planta la forma del ábside de la Iglesia superior,
bajo el cual se sitúa.
Su entrada se
sitúa a mitad de la escalera de acceso, bajo la nave de la iglesia
de San Pedro, a derecha.
Consta de un
ábside cilíndrico, cerrado con bóveda de cuarto de
esfera, prolongado insensiblemente a poniente por un corto tramo de medio
cañón, al igual que ocurre en la cabecera del templo superior.
La Iglesia
de San Pedro, erigida por mandato de Sancho Ramírez, se
interpone en el acceso al recinto del castillo lombardo, adaptándose a
la perfección al escarpado y desigual terreno en que asienta.
Su fachada sur
y el tambor absidal, forman parte eficaz de la defensa del enclave militar.
La magnífica escalera, bajo la nave de la iglesia, es en si misma
una notable obra de arquitectura y diseño.
La categoría
de la iglesia, y su calidad de construcción hubieran debido cuajar
en una edificación de planta basilical de tres naves; pero la orografía
les obligó a construir solamente una.
A pesar de ello,
sus constructores no renunciaron a elevar una soberbia cúpula en
la zona del hipotético
El interior de
la iglesia está estructurado en tres secciones: la cabecera, el
seudo-crucero con su bóveda, y la nave; corta, cubierta por medio
cañón y cuyo cierre posterior es la pared oblicua
del recinto fortificado antiguo. En ella, aflora en su base sur la roca,
y sobre ella, la esquina norte de la iglesia lombarda de Sta Mª de
Valverde.
Es un caso excepcional
la existencia de bóveda de media esfera en un templo de una sola
nave. Por su destacado lugar en las edificaciones del nuevo reino, el monarca
debió de desear una construcción realmente destacado, con
planta de cruz.
La orografía
del emplazamiento del castillo lombardo de Sancho el Mayor, no lo permitía;
pero aun así, sus audaces constructores no renunciaron a elevar
una magistral bóveda sobre los cuatro arcos torales del "seudocrucero"
El templo se
levantó en torno a cuatro pilares de sección cruciforme;
más o menos evidente; que a nivel de la imposta se despliegan en
sendos fajones y formeros para sustento de la bóveda.
Los fajones son
dobles, apeando el más externo en gruesas semicolumnas adosadas.
Los formeros,
más estrechos, apean en columnas cilíndricas apuestas a los
muros. Fajones y formeros exteriores, se decoran en su borde libre con
grueso bocel. Ello, junto con el adorno de los mismos de ajedrezado jaqués
que converge en la esquina libre del núcleo de cada pilar cruciforme, dan
un aspecto magnífico a la bóveda cuando se contempla desde
su vertical.
La primitiva
capilla del castillo lombardo de Sancho el Mayor, puesta bajo la advocación
de Nª Sª de Valverde, conformaba el ángulo sureste del
primitivo recinto, siendo su muro sur continuación en vertical
del muro de cierre del perímetro defensivo.
A partir del
centro de su ábside, se articuló el muro sur de la Iglesia
jaquesa de San Pedro
La fábrica
de la iglesia es de una sola y estrecha nave de 11 x 3 m, realizada a base
de sillarejo siguiendo técnicas lombardas, con la puerta a los pies
del muro norte, de arco de medio punto. Es dovelada y con dobladura por
encima del mismo.
En la ampliación
del conjunto llevada a cabo por Sancho Ramírez, se le ganó
bastante espacio al recinto primitivo, edificando pabellones extramuros
del recinto antiguo, y quedando la torre exenta -del homenaje- dentro del
nuevo perímetro.
La torre
norte, es esta, sin duda, una de las torres militares mejor conservadas
del S XI. Con sus 22 metros de altura destaca de manera clara sobre el
resto de las estructuras del actual conjunto religioso-militar.
Su perfil cuando
en solitario defendía el acceso al castro roquedo, debió
de ser espectacular y disuasorio para los enemigos.
La construcción
de la iglesia de San Pedro y las estructuras que la circundan, la dejó
intramuros del nuevo recinto, perdiendo su funcionalidad de albarrana y
dando sensación del torre del homenaje; como edificación
más importante dentro del recinto fortificado.
La torre tiene
unas dimensiones interiores de 10 x 5 m; siendo su planta un rectángulo
muy alargado.
Su volumen se
organizó en cinco plantas, con habitáculos muy estrechos
y eminentemente defensivos, lo que refuerza la idea de torre albarrana;
y no del homenaje, o de residencia del señor del castillo.
Se conservan
bien sus saeteras, aspilleradas al exterior y de amplio derrame al interior,
para permitir amplio ángulo de cobertura al arquero.
La puerta de
acceso se abre a nivel de la tercera planta en su lienzo norte . Su morfología,
como el resto de las del castillo antiguo, es lombarda, a base de arco
de medio punto, con dobladura exterior del mismo. Al interior, dintel monolítico
que sustenta arco de descarga peraltado.
Dependencias.
En la zona norte del castillo se edificaron una serie de dependencias,
en relación con la comunidad religiosa que aquí asentó:
y que probablemente constituyesen los dormitorios.
Los elementos
estructurales que subsisten, permiten aventurar que dichos pabellones se
conformaban en tres niveles, separados por pisos de madera apoyados en
salientes y sustentados por arcos de medio punto
En el lado oeste
del acceso a la planta primera de estos pabellones y en un sillar situado
en la cuarta hilada central entre ambas puertas; hay una curiosa inscripción:
SANCIVS.
Es posible que
sea una marca de cantero;
El cierre sur
de estos pabellones, sobresale ligeramente, formando un alto testero, que
al exterior da la falsa sensación de torreón, lo que no se
manifiesta en planta.
A través
de las puertas oeste del nivel bajo, se accede a un circuito en torno a
la torre del homenaje, con salas y pasos apoyados en la base de la misma,
y que despistan fácilmente al no avisado; perdiendo orientación
espacial con facilidad.
A ello contribuye
la existencia actual de dos niveles por la construcción de una terraza
triangular, sobre la mazmorra
San Salvador de Murillo |
Portada y torre |
Una depurada técnica de cantería
en el labrado y asiento de los sillares que la componen, se traduce en
la pureza de líneas de su cabecera.
Sobre un basamento macizo de una veintena
de hiladas; las más inferiores en talud, se construyeron las criptas.
Delimita el nivel de criptas-basamento una imposta a modo de bocel sobresaliente
en el ábside sur, y finamente realizado en el central. El ábside
norte está oculto por construcciones posteriores.
El nivel aproximado de final de criptas
y comienzo de naves, lo marca al exterior la transformación en columnas
adosadas de las pilastras-contrafuerte; dobles en el ábside central
-en número de dos- y simple en el lateral.
AGÜERO
A dos kilómetros
aproximadamente de Murillo, un desvío a la derecha nos dirige a
Agüero, unos 5 kilómetros de recorrido. En el kilómetro
3 de esa carretera ya se divisa la impresionante figura de la iglesia de
Santiago de Agüero, una de las sorpresas de este viaje.
La iglesia se
proyectó en el S XII según un ambicioso plan, con planta
de cruz latina, tres ábsides en la cabecera; crucero, probablemente
cubierto por cimborio y nave continuando el ábside mayor.
Por motivos hasta
ahora desconocidos, quedó inconclusa. Se cerró precipitadamente,
mediante un muro a ras de la parte occidental de los brazos del
crucero, ocluyendo lo que debería de haber sido arco de comunicación
del transepto con la nave; quedando la parte occidental del capitel en
que debería haber descansado el fajón del primer tramo de
la nave, visible al exterior.
Elemento clave
en el templo es su portada, que se abrió en lo que debería
de haber sido el hastial sur del crucero. Es el estilo típico de
portada del Maestro de Agüero; con el vano "útil" antropomorfo;
configurado por las jambas, el tímpano y los modillones que lo sustentan.
La portada es
de arco de medio punto, compuesta por cuatro arquivoltas abocinadas; las
dos exteriores de arista viva y las interiores con perfil de bocel, apeando
a través de ocho magníficos capiteles con sus correspondientes
columnas y basas sobre doble hilada de sillares.
Por fuera de
la arquivolta externa, moldura doble de bocel; y cubriendo el conjunto
un tejaroz sobresaliente sustentado por 6 ménsulas historiadas.
A la derecha
de la portada un extraño arco de medio punto; que apea en el ultimo
capitel -doble- por un lado y en las hiladas de la base mediante larga
columna con capitel geométrico.
Todo ello, descentrado
y enmarcado por dos gruesas columnas-contrafuerte adosadas al templo.
El tímpano
dedicado a la Epifania es uno de los pocos que se pueden apreciar en el
románico.
La cabecera del
templo la componen tres ábsides de tambor; ultra semicircular y más
alto el central. La construcción de los mismos se comenzó
por el del lado sur; perfecto; continuando con el central, en el que ya
se nota del friso hacia arriba el cambio de ritmo y calidad de la construcción;
con sillares peor trabajados, y con "prisa por acabar". Por último
el norte, que solo recibe como adorno una columna contrafuerte.
Los ábsides
laterales poseen dos ventanas cada uno, aspilleradas al exterior y de derrama
interna. El central posee seis alargados vanos de doble derrama, agrupados
por parejas en cada uno de los tres lienzos formados por los dos grupos
de columnas-contrafuerte; las cuales apean en sendos plintos, a nivel de
los cuales corre imposta por toda la cabecera.
Las marcas de
cantero abundan en toda la cabecera; siendo la "llave" frecuente en el
ábside central.
Al interior,
el templo presenta un espacio alargado en dirección norte sur, que
debió de haber sido transepto del proyectado templo (ver planta),
y al cual se abren por el este los espacios absidiales.
Está compartimentado
en tres zonas, por sendos arcos apuntados, que debieron de haber sido formeros
del sustento de la cúpula.
Bajando de la
iglesia de Santiago se aprecia un paisaje extraordinario, ya que los Mallos
aparecen como guardianes de Agüero en una imagen que sorprende al
visitante.
Pero Agüero
esconde otro monumento románico en su casco urbano, la iglesia de
San Salvador.
La iglesia parroquial
de San Salvador, en casco urbano, es de nave única, originaria
del XII; pero profundas modificaciones posteriores has transformado su
fisonomía hasta su actual estado; habiendo de estar muy atento para
reconocer la estructura original; de la que quedan parte de los muros laterales
con sus capiteles, algo del ábside; la escalera de acceso
a la torre y la suntuosa portada a los pies del muro norte.
A los pies del
muro norte, se abre la portada del templo original; datable a finales del
XII o a principios del XII; y al igual que sucede en la vecina ermita de
Santiago; es lo más espectacular del templo.
Enmarcadas por
un guardapolvo decorado con ajedrezado jaqués, cuatro arquivoltas,
de róleos, palmetas, bocel y celdillas, enmarcan un precioso tímpano
en el que hay un Pantocrátor en alargada e inconclusa mandorla,
flanquado por los tetramorfos con sus respectivos nombres.
RIGLOS
En la zona más inferir del caserío,
y del mismo color rojizo que los mallos, destacando de entre las viviendas
encaladas, destaca la iglesia románica dedicada a San Martín;
capilla que fue del desaparecido monasterio de la misma advocación.
Datable en el XII.
Es un templo de nave única,
canónicamente orientado, acabado en ábside de tambor centrado
por ventanal aspillerado; que a causa de la colmatación del
terreno por la presión humana, ha quedado casi a ras de suelo.
Y de Riglos directos a Barcelona. Queda
para otro fin de semana algunas iglesias de la zona de Zaragoza.