ESTILO FLORENTINO
Lo fácil esta semana es hablar del nuevo Consejo de Ministros que debuta esta misma mañana. Aunque de eso estamos ya un poco saturados entre tertulias, dimes y diretes entre políticos y demás.
Hoy toca hablar de Marcelino Iglesias, de su trayectoria hasta hoy y su futuro en la política estatal.
Alguien con más información que yo, seguro, dio por finalizada la etapa de este Presidente de Aragón el día que anunció que no volvería a concurrir a unas elecciones en esta tierra. Seguramente esa apreciación era cierta ese día, pero en política como ya se sabe un año son mil días y cada día es capaz de sorprender al anterior y superarlo incluso, Es lo que ha sucedido con este aragonés de la franja, alcalde en su día de Bonansa y con una trayectoria de trabajo bien hecho difícil de superar en este mundillo de ir i venir que es la política.
Sin prisas pero sin pausas fue adquiriendo importancia en el partido socialista y como gestor en aquellos puestos de responsabilidad que le tocó lidiar. Por ejemplo el del Presidente de la Diputación de Huesca hasta su elección como Presidente de Aragón logrando un pacto estable con el PAR durante tres legislaturas, que se dice pronto. Ahora que se iba sin ruido, unos creíamos que a la placidez del descanso como expresidente. Ahora por las circunstancias de una convulsión en las encuestas tiene que asumir un cargo que le sitúa en el centro de las miradas de los demás como secretario de organización del PSOE. Me alegro por lo que de dignificación significa para la política de este país, pero permítame que lo sienta por usted, ya que la cosa no está para fuegos artificiales dentro del socialismo español y le toca bailar con la más fea.
Con usted, don Marcelino, creo que la lucha política del día a día entre grandes y pequeñitos puede recuperar un cierto estilo florentino basado en la sutilidad del buen esgrimista y abandonar el lenguaje barriobajero y el estilo pandillero que se había adueñado de esta sector en los últimos tiempos.
Aquellos que nos consideramos herederos de una transición política liderada por los Suárez, Felipe, Guerra, Carrillo, Roca, el propio Fraga, Pujol, etc. volver a ver en el “frente de batalla democrática” a Rubalcaba, Jáuregui, usted o Javier Arenas nos reconforta y nos hace pensar que a lo mejor no está todo perdido y recuperamos el gusto por el sentido de Estado que tanto echamos de menos.