CUESTIÓN DE OFICIO
Triste imagen la de un Barça hundido en sus propias miserias. Triste también la de un presidente, Laporta, que en esta temporada ha demostrado su mediocridad profesional y que entona un “mea culpa” tímido, justificativo, de cara a la galería. Más dispuesto a despertar un “pobrecito, tan bueno él” que a tomar cartas en el asunto, deshacerse de sus compromisos, leáse “Cruyff y compañía” y afrontar las realidades que cada día le demanda el socio y los simpatizantes. Póngase al lado de éstos, abandone las lisonjas y las actitudes de “gobernador civil de la provincia” y reclame el consejo de los que saben de futbol y aman el Barça por encima de negocios. Yo estoy entre los que aman el Barça y no sabemos de futbol.
Los muchos instalados en esa escala de valores podemos decir que lo ocurrido es simplemente “Cuestión de Oficio”. El Madrid, mal que nos pese, la tiene y de ahí que no sea una casualidad las nueve Copas de Europa que contienen sus vitrinas. La Liga la ha perdido el señor Laporta, el señor Reijard, el señor Beguiristain y especialmente el señor Cruyff. Pongánle el orden que quieran, pero ellos y no otros son los responsables. No vale aquello de “nosotros no marcamos goles”. Si los marcan o con su actitud pasiva, más pendiente del mercadeo que del valor real de lo que significa ser del Barça, logran que los jugadores mantengan actitudes de cierto pasotismo que se concretan en goles como los del Betis o el de Tamudo en el tiempo de descuento. De nada sirve apelar a una “falta de concentración” para justificar esos resultados. Hay algo más detrás de la distracción de uno u otro jugador.
No se preocupen, seguiremos pagando los más de 700 euros de nuestra localidad, seguiremos apoyando el Barça, seguiremos sintiendo los colores, porque afortunadamente este club es tan grande que después de ustedes vendrán otros y el Barça perdurará en el tiempo. Eo sí, seguiremos sin tener el oficio que tienen otros. Es fruto de una ideosincrasia que los que como ustedes han dirigido este club no han sabido transmitirlo. Cómo nos duele que no sientan los colores del Barça.